La escritora Karla Suárez da una vuelta de tuerca a su literatura con 'Objetos perdidos'

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La habanera ha dado un golpe de tuerca a su trabajo, al contar una historia de un humanismo casi doloroso

La escritora Karla Suárez recrea la vida de Giselle, una mujer que se juega la vida por su pasión
La escritora Karla Suárez recrea la vida de Giselle, una mujer que se juega la vida por su pasión / EFE
EFE

19 de octubre 2025 - 13:50

Ciudad de México/Después de cuatro novelas en las que retrató la realidad de Cuba desde diferentes ángulos, con su nueva obra, Objetos perdidos, la escritora habanera Karla Suárez ha dado un golpe de tuerca a su literatura, al contar una historia de un humanismo casi doloroso.

"Llamé Sinfonía habanera al compendio de mis cuatro libros anteriores; con este comienzo una Sinfonía de las artes. Empecé con la danza, le seguirá la música y luego veremos", aseguró este domingo a EFE la autora, residente en Lisboa.

Suárez (La Habana, 1969) era una lámpara en matemáticas en sus tiempos de estudiante, pero dio un giro a su vida al estudiar guitarra clásica, lo cual le sirvió muchos años después al apostar a la escritura.

"La música la llevo dentro. Para mí es importante saber primero qué música escuchan mis personajes. El sonido es prioridad porque la vida suena. Cada uno de mis libros tiene su banda sonora y éste no es la excepción", cuenta la narradora.

"La música la llevo dentro. Para mí es importante saber primero qué música escuchan mis personajes"

En 1994 publicó su primer cuento y, a partir de ahí, comenzó a crecer hasta convertirse en una de las voces más punzantes de la literatura cubana con la tetralogía formada por Silencios (1999), La viajera (2005), La Habana año cero (2011) y El hijo del héroe (2017).

En el año 2007 fue seleccionada por el Hay Festival entre los 39 escritores jóvenes más representativos de América Latina.

Sobre su último trabajo, Objetos perdidos recrea la vida de Giselle, una mujer que se juega la vida por su pasión: el baile. Emigra de un pueblo del centro de Cuba a la capital de la provincia; de ahí se va a La Habana y luego a París, de donde se mueve a España.

Tras una discusión con su novio y el robo de su bolso, con objetos de gran valor sentimental, la joven se pierde en Barcelona, donde tiene un amigo, pero no sabe su dirección. Apuesta a encontrarlo y vaga tres días alrededor de la Iglesia de La Sagrada familia y en ese tiempo reflexiona sobre su vida.

"Giselle se cuestiona si fue bueno dejar todo por su pasión y si valió la pena apostar la vida por algo"

"Estamos acostumbrados a ver la historia de las grandes bailarinas, de los grandes escritores o escritoras, pero queda mucha gente en el camino. Giselle se cuestiona si fue bueno dejar todo por su pasión y si valió la pena apostar la vida por algo, aunque luego no saliera bien", confiesa Karla.

La escritora ha vivido en Roma, París, Lisboa y pasa algo de su tiempo en España. Parte de sus vivencias las experimentó la protagonista de su libro, que es un canto a la libertad de la mujer, al amor y a la amistad.

¿Es madre quien da a luz a una criatura o quien la cría? es una pregunta fundamental en la novela.

"Giselle no quiere ser madre. Tiene una hija a la que le muestra un amor distinto. No es lo mismo pérdida que la renuncia; ella renuncia a cosas porque no quiere; es una posición válida", explica la escritora.

Los personajes de Objetos perdidos no son buenos ni malos. Siguen su camino; algunos jamás crecen, el caso de los padres de la chica; otros lo hacen de manera valiente como Giselle y su novio. El final de libro es de los más contundentes de la obra de Karla Suárez, con encuentros inesperados y una sorpresa tras otra.

El final de libro es de los más contundentes de la obra de Karla Suárez, con encuentros inesperados y una sorpresa tras otra

"Ella dice, soy como soy, al que le guste bien y el que no, da lo mismo. Cambia su actitud al poner las cosas en su lugar. Hace una especie de resumen de noticias de su vida", explica la autora.

Las últimas 50 páginas se leen como si uno viera una película. Es lógico. Mientras escribía, Karla se metió dentro de la historia como si fuera una actriz.

- ¿Cómo logró eso?

- Cuando escribo, represento los movimientos de los personajes; a veces me siento en el piso, hablo en voz alta como hace alguien del libro; me recuesto para imitarlo o me meto debajo de la mesa. Aunque en muchas cosas no tiene que ver conmigo, a veces me sentí Giselle.

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