Jorge Olivera, el poeta que salió de las cenizas

El poeta Jorge Olivera Castillo y el escritor Víctor Manuel Domínguez. (14ymedio)
El poeta Jorge Olivera Castillo y el escritor Víctor Manuel Domínguez. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

27 de enero 2016 - 15:27

La Habana/El poeta Jorge Olivera Castillo jura que su nuevo libro de poesía es "el primer incendio" que provoca. Con el título Quemar las naves y bajo el sello de Neo Club Ediciones (Miami 2015), el volumen se presentó este martes en La Habana, aunque su origen se remonta a seis años atrás.

Los versos brotaron, cuenta Olivera, de aquella difícil decisión que tomó en 2010, cuando no aceptó la salida del país que le proponían por haber sido hecho prisionero durante la Primavera Negra. Con su negativa, el escritor incineró la vida que hubiera tenido en cualquier otro país, prendió fuego al poeta exiliado en quien no quiso convertirse.

La presentación del libro tuvo como escenario la Galería Cristo Salvador, en el capitalino barrio del Vedado, y le correspondió al escritor Víctor Manuel Domínguez decir las palabras durante el lanzamiento de Quemar las naves. El vicepresidente del Club de Escritores Independientes de Cuba (CEIC) recordó que el poemario había sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero en 2014.

"Este libro cierra un ciclo en la obra de Olivera", comentó Domínguez, quien considera que el poeta había estado más "apegado a una poesía discursiva, donde se mezclan las metáforas y los símiles". Sin embargo, el nuevo volumen constituye "una ruptura, porque es más directo, es un libro más conversacional" aunque "mantiene el mismo tono y el mismo estilo". "Realiza un avance en su búsqueda, no solamente temática, sino también formal", apunta.

Olivera despliega un arte desnudo, directo, sin ironías, impactante y estremecedor, donde se mezclan el amor y la dureza de la denuncia

Olivera Castillo despliega un arte desnudo, directo, sin ironías, impactante y estremecedor, donde se mezclan el amor y la dureza de la denuncia, pero sin caer en el panfleto. Poco antes de dar lectura a algunos poemas del libro, el autor confesó su deuda poética, en lo que respecta al estilo coloquial, con autores como Raúl Rivero, Manuel Díaz Martínez, Heberto Padilla y Rafael Alcides, que dejaron una impronta en su forma de decir y de interpretar la realidad.

Sin esconder las emociones que le produce recordar los tiempos de la prisión, el también periodista independiente comentó que "en el fondo de las tragedias humanas siempre hay algo bueno que sacar", en especial "algo que nos va a hacer mejorar nuestro carácter para crecer como seres humanos". En su caso, considera que fueron los "nueve meses aislado en una celda" los que le hicieron refugiarse en la poesía. "De allí salió mi primer libro", recordó.

Esta es la sexta experiencia poética convertida en libro de Jorge Olivera. Le anteceden Confesiones ante el crepúsculo, En cuerpo y alma, Cenizas alumbradas, Sobrevivir en la boca del lobo y Tatuajes en la memoria. También ha incursionado en la narrativa con dos libros de cuentos: Huésped del infierno y Antes que amanezca y otros relatos. Olivera es el presidente del CEIC y es miembro de honor de la sociedad mundial de escritores PEN inglés y de República Checa.

La ocasión fue propicia también para que los organizadores del Club de Escritores Independientes de Cuba relanzaran sus concursos literarios, correspondientes al año 2015, con el Premio de narrativa Reinaldo Arenas y el Premio de poesía Dulce María Loynaz.

Estas convocatorias se realizan en coordinación con Neo Club Ediciones y el proyecto conjunto Vistas-Puente de Letras. En ambos concursos, podrán participar todos los escritores cubanos residentes en el país, aun cuando no tengan vinculación con el CEIC. Cada galardón tiene una dotación de.12.000 CUP. El plazo de admisión para los narradores es hasta el 7 de febrero y para los poetas, el 10 de febrero.

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