Un viaje al emprendimiento en la Feria de Artesanía de La Habana
La Habana/Laborioso como su padre y perfeccionista como su madre, así se define Gustavo Marrero, un tapicero de muebles que se vanagloria de una clientela exigente y fiel. Los primeros cortes y puntadas los dio antes de cumplir los quince años. Hoy rebasa los cincuenta y tiene una idea que lo obsesiona. "Quiero abrir una tienda de muebles finos en La Habana", afirma este emprendedor que busca clientes en la Feria de Artesanía Arte para Mamá, en Pabexpo.
Carpinteros, ceramistas, modistos, joyeros, talabarteros y diseñadores se han dado cita en un evento auspiciado por el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) que ha abierto sus puertas el 7 de mayo y se extenderá hasta el próximo 27 de este mes. Se trata de la undécima edición de esta fiesta comercial, que este año incluye 19 stands institucionales y otros 261 donde exhiben y comercializan sus producciones creadores individuales.
Esta expoventa es apta para todos los gustos, pero va especialmente dirigida a la emergente clase media cubana. Los productores de muebles y artículos de decoración viven un gran auge después de décadas de acoso y limitaciones materiales. La apertura de miles de negocios por todo el país de renta de habitaciones, restaurantes privados y cafeterías han provocado una gran demanda de mobiliario que los productores del patio apenas pueden satisfacer.
No hay muchas opciones para decorar o amueblar una casa. Por un lado, están las tiendas en pesos convertibles, con elevados precios, calidades dudosas y sin garantías que posibiliten la devolución de una cama o un armario que se rompa poco tiempo después de ser adquirido. Por otro, el mercado privado –todavía de pequeñas dimensiones–, con precios más favorables y diseños originales, pero con poco acceso a materias primas.
Algunos tapiceros y carpinteros por cuenta propia ofertan sus servicios a través de catálogos, tienen salones donde exhiben sus trabajos e importan desde el extranjero parte de los materiales que utilizan. Es el caso de Marrero, que hace un par de años logró la nacionalidad española gracias a un abuelo que llegó desde la península "con una mano adelante y la otra atrás".
El público se agolpa alrededor de una cama de madera preciosa que acaba de ser rebajada. Alguien bromea: “Esto es como Ikea, pero en La Habana”
El pasaporte comunitario le permite viajar a Miami cada tres meses para adquirir materia prima. "Traigo desde los hilos hasta muchas telas que aquí no puedo encontrar y también aprovecho y copio de Internet diseños y modelos que me inspiran para mi trabajo", relataba este fin de semana en medio de una sala de Pabexpo.
El público se agolpa alrededor de una cama de madera preciosa que acaba de ser rebajada. Entre risas, alguien bromea: "Esto es como Ikea, pero en La Habana".
La Feria es una oportunidad para el regateo, las relaciones y los contratos. La calidad que han alcanzado algunos productos y la aparición de otros asombra al público. Los muebles de salón reflejan mucho de la propia evolución de la sociedad; ahora quieren cautivar al cliente por su originalidad y comodidad. Las familias necesitan distinguirse con un sofá de diseño exclusivo o unas butacas hechas "a la carta". Atrás han quedado los tiempos en que con un decorado modesto y sencillo se pregonaba la austeridad revolucionaria. Vivimos tiempos de pomposidad.
Lámparas de leds, cojines que cubren un diván, fuentes que llenan las estancias del sonido del agua que cae..., un universo de placeres visuales y táctiles que los creadores privados han querido rescatar. Un canto a la individualidad y al buen gusto que en la Feria de Artesanía Arte para Mamá alcanza su clímax y reafirma la convicción de que, una vez eliminadas las restricciones al emprendimiento, los cubanos harán maravillas.
