La baja paridad

El equilibrio entre los equipos en lo que va de la 58 Serie Nacional se da en una cota de mediocridad que se va tornando estable

El clásico entre Avispas y Leones fue descrito por la prensa como “el partido más emotivo de peor calidad visto hasta ahora en el torneo”. (Granma)
El clásico entre Avispas y Leones fue descrito por la prensa como “el partido más emotivo de peor calidad visto hasta ahora en el torneo”. (Granma)
Ernesto Santana

04 de septiembre 2018 - 13:11

La Habana/Aunque asombre el equilibrio entre los equipos que participan en la 58 Serie Nacional cuando termina la mitad de la etapa clasificatoria, no hay que esperanzarse sobre la salud, tan malograda, de nuestro béisbol, pues esa paridad no se da en lo alto, sino en una cota de mediocridad que se va tornando estable, cada vez más lejos del nivel histórico.

Varios conjuntos se turnan en la punta y merodean alrededor, tornando inútiles las primeras listas de favoritos. Sin grandes héroes ni escuadras de leyenda, en la puja competitiva se dan algunas sorpresas agradables y, aunque la afición pide más espectacularidad, con toda razón, muchos —no muchedumbres— acuden a los estadios, pese a todo.

Buena noticia la inesperada actuación de los Gallos espirituanos y los Indios de Guantánamo, de los que se esperaba poco. Últimamente, además, los Cachorros de Holguín, vapuleados al principio, se han subido a una racha ganadora admirable. De otro lado es funesta la noticia del empantanamiento de los Cocodrilos de Matanzas, algo inesperado y hasta ilógico.

Sin grandes héroes ni escuadras de leyenda, en la puja competitiva se dan algunas sorpresas agradables y, aunque la afición pide más espectacularidad muchos acuden a los estadios, pese a todo

Villa Clara, que no clasificó en la temporada anterior, viene ahora renacido con Eduardo Paret. Otrora deportista estelar, el mentor debuta con una seguridad elogiable e incluso declara que, en su experiencia, parece más difícil jugar que dirigir. Por el momento, terceros en la tabla, han puesto a soñar a su afición.

Los Alazanes de Granma, campeones de las dos últimas Series y que comenzaron mal el año pasado y se clasificaron por el camino de los comodines, tienen una situación mucho más difícil en esta temporada. Ciertamente, faltan algunos de sus mejores peloteros, como el lanzador Lázaro Blanco y el slugger Alfredo Despaigne, pero no son los únicos que iniciaron el torneo sin jugadores que, contratados en ligas extranjeras, aún no pueden incorporarse.

En cuanto a Ios Leones capitalinos, si muchos de sus seguidores creían que el retorno de su Rey obraría el milagro de devolver a Industriales la gloria perdida, entonces pueden mantener su fe, porque los azules, a pesar de su pobre pitcheo y su pésima defensa, llevan un paso ofensivo que los mantiene en segundo lugar. Anglada dice que no es un mago, pero cada día son más quienes no le creen, empezando por sus felinos.

Sus parientes, los Tigres de Ciego de Ávila, dirigidos por Roger Machado y tras la faena decepcionante de la pasada serie, han empezado esta con bastante equilibrio entre pitcheo, defensa y bateo, fruto de un riguroso entrenamiento de meses, todo lo cual los ha llevado a la cima. Por algo son el conjunto más estable del último decenio.

Rey Vicente Anglada describió el clásico entre Avispas y Leones como uno de los peores que ha visto en su vida"

Detrás de avileños, habaneros y villaclareños, muy cerca, vienen los Cazadores de Artemisa, cuya efectividad ya no sorprende, y los Leñadores tuneros que —después de acariciar el trono del año pasado—, vienen en la Serie 58 resueltos a repetir el buen trabajo que les dio la plata en la anterior o, preferiblemente, mejorarlo más aún.

Una muestra caricaturesca del béisbol que padecemos fue, quizás, el clásico entre Avispas y Leones, calificado por la prensa como "el partido más emotivo de peor calidad visto hasta ahora en el torneo", y que, por su parte, Rey Vicente Anglada describió como uno de los peores que ha visto en su vida". En un juego de más de 5 horas, los lanzadores de ambos equipos cayeron en el descontrol, propinando 3 pelotazos y regalando 20 bases por bolas, al tiempo que la defensa cometía 6 errores.

Esa fragilidad en un aspecto tan determinante como el pitcheo no solo provoca que el average colectivo de bateo suba engañosamente a 279, por sobre la media internacional, sino que acostumbra a los bateadores a ese pobre nivel de los lanzamientos y después, en los torneos internacionales, como es lógico, la ofensiva no funciona.

Aunque la ausencia de los atletas contratados fuera del país afecte a muchos equipos, nadie considera inútil esa experiencia. Si sumamos a eso la absurda decisión de comenzar la temporada en agosto, concluimos que arrancar más tarde, como en el resto del Caribe, sería bueno para la Serie, pues se jugaría con menos calor y ya habrían vuelto los contratados.

Aunque la ausencia de los atletas contratados fuera del país afecte a muchos equipos, nadie considera inútil esa experiencia

Hace unos días, durante la VIII Copa Mundial Femenina de Béisbol en Florida, abandonaron el equipo cubano las jugadoras Claudia Jorge Fajardo y Nilsa Rodríguez Treval y, además, el entrenador de pitcheo de la selección, Oliver Tamayo Sarmiento. Esa noticia trajo de nuevo a colación la emigración de deportistas, un tema dentro del fenómeno del éxodo general de cubanos.

"Al béisbol y otros deportes no los está matando la salida de jugadores al exterior. Esa no es la causa, sino la consecuencia. Hay que preguntarse por qué el béisbol dominicano, el boricua y el venezolano, por citar tres ejemplos, siguen fuertes a pesar de que muchos de sus peloteros emigran", escribía un forista anónimo en una página web dedicada a la pelota.

En reciente reunión de Miguel Díaz-Canel con directivos del INDER para evaluar la actuación cubana en los Juegos Centroamericanos, el mandatario indicó: "Hay que prestar atención a lo que están haciendo otras naciones que antes no nos superaban y hoy toman ventaja [y] apoyarse en la ciencia y en los conocimientos académicos como herramientas para capacitar a nuestros entrenadores".

El mandatario pidió también "ser objetivos para estimar, con la mayor precisión posible, qué lugar pudiera obtener la Isla en cada certamen deportivo, a tenor con sus condiciones actuales y con las del contexto mundial". Por su parte, Antonio Becali, presidente del INDER, que falló en su vaticinio científico de Barranquilla, insistió en que hay que "hacer ciencia para buscar objetividad en los pronósticos".

Más allá de todas esas palabras, el panorama sigue igual, y lo cierto es que no hace falta tanta ciencia, sino un mínimo de sentido común para, al menos en el béisbol, cambiar de manera radical el sistema competitivo y de equipos. Si, como dice Díaz-Canel, "hay que prestar atención a lo que están haciendo otras naciones", ¿cuál será entonces el paso siguiente?

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