Idel Torriente, una gloria deportiva sobrevive con 20 dólares y enseñando a niños

Boxeo

“Me han tirado en un rincón”, dice a ‘14ymedio’ que como entrenador no lo invitan a ningún torneo desde que lo orillaron a su retiro en 1992

“No me atienden… me tienen a un lado a esperar que me retire”, dice a ‘14ymedio’ la Gloria Deportiva Idel Torriente.
“No me atienden… me tienen a un lado a esperar que me retire”, dice a ‘14ymedio’ la Gloria Deportiva Idel Torriente. / José Lassa
José Lassa

22 de junio 2025 - 12:42

La Habana/“Olvidado” y “tirado en un rincón”. Así se siente la gloria deportiva del boxeo Idel Torriente Sáez. En un viejo triciclo lleva consigo unos guantes de box, unos cascos (caretas de protección) maltratados y un cúmulo de nostalgia porque, desde su retiro en 1992 y como entrenador, nunca lo han invitado a alguno de los torneos en Playa Girón ni a un Giraldo Córdova Cardín. 

“No me atienden… me tienen a un lado a esperar que me retire”, lamenta la gloria deportiva, que como otras más, sobrevive con 7.690 pesos (20 dólares apróximadamente al cambio informal actual). 

Torriente cuenta con un espacio en el Casino Deportivo, ubicado en el reparto de Antonio Maceo, en el Consejo Armada, en el Cerro, La Habana. En 2022 fue reabierto el gimnasio de boxeo Kid Chocolate y de judo donde colocaron un ring y un costal. Sin embargo, en el sitio hacen falta guantes, shorts, vendas, cascos. “Carecemos de muchas cosas: de los implementos deportivos, de transporte, de alimentación y el boxeo ha bajado”, cuenta a 14ymedio este hombre de 62 años. 

La motivación de Torriente es enseñar a los niños porque no recibe salario por esta actividad. Aunque la labor no le ha sido del todo favorable. “Esta área no es de boxeadores”, dice a este diario. “Desde que comencé he tenido que buscar niños en barrios lejanos”. Debido a los problemas que se viven en la Isla, “los padres evitan que los hijos vengan porque es muy lejos. A pesar de eso, tengo varios niños que están participando actualmente en las competencias”, comenta.

“Me gusta ver a ese niño que enseñé. Ando por la calle y me dicen: ‘Profe, ¿se acuerda?’. Eso me da alegría, me siento contento. Mira qué edad tiene ahora, 38 o 40 años”. 

El boxeo lo es todo en la vida de Torriente, aunque ha sido marginado por las autoridades y no le han dado el lugar que merece a un púgil que en la categoría de 60 kilogramos fue campeón Centroamericano en República Dominicana (1986) y de un torneo Panamericano (1990). Además de conquistar la medalla de oro en una gira realizada por Checoslovaquia, Yugoslavia, Berlín (1986). En 409 peleas oficiales acumuló 380 victorias y 29 derrotas.

El boxeo lo es todo en la vida de Torriente, aunque ha sido marginado por las autoridades y no le han dado el lugar que merece.
El boxeo lo es todo en la vida de Torriente, aunque ha sido marginado por las autoridades y no le han dado el lugar que merece. / José Lassa

Por 11 años el pugilista fue parte del equipo nacional, donde los estelares eran Ángel Herrera, que se retiró en 1984, y después Adolfo Horta. “Fueron momentos tensos y de grandes boxeadores”, reconoce. 

Cuando por fin, en 1992 le tocaba ir a un campeonato mundial, el considerado fundador de la Escuela Cubana de Boxeo, Alcides Sagarra, decidió retirarlo. “Después de tantos años de estar en el equipo nacional, tratando de participar, cuando me tocó ir, no me dejaron”, explica. “Alcides me planteó el retiro. Él llevó de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (Espa) Nacional a Damián Austin y a mí me mandó para la casa”.

Para el boxeador la noticia fue un golpe anímico que lo mandó a la lona. No entendía por qué a sus 28 años lo habían relegado. “Me levantaba todos los días a las 4:00 a.m. y me decía que no era posible que dejara el boxeo”. En el atleta se agolpaban los recuerdos del chico que para evitar el Servicio Militar le dedicó mayor empeño al deporte. “Le puse un buen interés y en el año 82 ya estaba en el equipo nacional”.

Torriente realizó varias giras por Europa con el equipo, “porque no iban ni Ángel Herrera ni Julio González ni Adolfo Horta. Salí unas 53 veces del país, casi siempre a Europa, luego de los torneos Playa Girón. Nos pasábamos casi un mes por allá”. En 1983, peleó con Andrea Otto, un boxeador alemán que ganó cuatro medallas mundiales. “Él venía comenzando su carrera, levantando. Combatió cuatro veces conmigo y le gané dos porque el referee paró la pelea para evitar más castigo y dos por decisión”. 

Después de dos meses de vivir entre añoranzas, los federativos llamaron a Torriente y lo pusieron a trabajar en el combinado deportivo Abel Santamaría como entrenador. Entre sus pupilos estuvo su hijo del mismo nombre que abandonó la Isla en balsa y hoy es entrenador.

“No terminó su carrera aquí en Cuba, porque le cerraron el camino”, detalla Torriente. Su hijo junto con Andry Laffita, Yankiel León, Richard Poll, y Yordanis Despaigne fueron premiados tras participar en un abierto celebrado en China.

“Desde que comencé como entrenador he tenido que buscar niños en barrios lejanos”.
“Desde que comencé como entrenador he tenido que buscar niños en barrios lejanos”. / José Lassa

Los primeros lugares se llevarían 3.000 dólares, los segundos 2.000 dólares y los terceros 1.000 dólares. “El entrenador Roberto Espinosa, fallecido ya, les dijo que, cuando había un premio, tenían que ir a la Ciudad Deportiva, en La Habana, a buscarlo, pero que no se preocupasen, que eso era de ellos”, explica.

“Mi hijo y los demás llegaron a Cuba, vieron al comisionado y, al parecer, no había ningún problema”. Sin embargo, a los 27 días, se les informó a los pugilistas “que había que devolver el dinero. Si no lo hacían, iban a suspender a los atletas”. El problema fue que los competidores gastaron el dinero y nadie lo regresó.

A Laffita y León los expulsaron del boxeo. A Poll y Despaigne los castigaron un año, mientras que al hijo de Torriente le impusieron año y medio. 

Tras el castigo, Alcides Sagarra se acercó a Torriente para advertirle de las intenciones de fuga de su hijo. “Habla con tu hijo, que se te va a ir”, le comentó. El entrenador rechazó la idea. Tiempo después el joven fue a una competencia por equipo a Pinar del Río y ya no regresó. Un amigo del muchacho le dijo que se había ido a EE UU en balsa. “Nunca estuve de acuerdo con que él partiera para allá como lo hizo”.

Cuba tiene 80 medallas en Juegos Olímpicos. Es el segundo país en este rubro, sólo superado por Estados Unidos. Una de sus glorias deportivas, Idel Torriente Sáez, lucha contra “el olvido” forjando en niños a futuros atletas.

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