A ciertos peloteros de la MLB les conviene ser parte del Equipo Cuba en el Clásico Mundial

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No es por sentimientos patrióticos, añoranzas o simpatías políticas, sino porque sirve para su carrera deportiva

Tras la derrota ante Italia, el llamado Team Asere está en el sótano del grupo A, con ‘mínimas’ posibilidades de pasar a la siguiente ronda. (Jit)
Un beisbolista cubano radicado en el extranjero no piensa necesariamente en “hacer guara” con la dictadura a la hora de insertarse en el Equipo Cuba. (Jit)
Andy Lans

10 de mayo 2025 - 13:02

Matanzas/¿Fulano dio el sí? ¿Mengano dijo que no? ¿El otro no se decide? Así marcha el flujo. Con frecuencia circulan varias informaciones sobre la disposición de determinado pelotero de las Grandes Ligas de EE UU (MLB) a formar parte del Equipo Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol. Muchos asocian este deseo a sentimientos patrióticos, añoranzas o simpatías políticas. Sin embargo, existen factores que de seguro son más relevantes para tomar esta decisión. ¿Cuáles? Muy sencillo. La clave está en seguir la ruta de la conveniencia.

Recientemente, trascendieron declaraciones de Andy Pagés al medio especializado Pelota Cubana en USA y al periodista deportivo Francys Romero, en las que manifestaba su anhelo de vestir las cuatro letras (CUBA) en el Clásico de 2026. Según el jardinero de Los Ángeles Dodgers, así complacería una petición de su padre, y su familia podría disfrutar más de su juego. El enjambre de opiniones a favor y en contra de esta postura no se hizo esperar, pero por suerte para algunos y desgracia de otros, existen fuentes muy confiables para analizar la situación contractual de cualquier jugador de la MLB.

El enjambre de opiniones a favor y en contra de esta postura no se hizo esperar

Según el sitio Spotrac.com, especializado en economía del deporte estadounidense, Pagés tiene un contrato de un solo año con los Dodgers, que expira al término de la temporada 2025, y le proporciona un salario anual de 770.000 dólares. Si a ello sumamos que, a pesar de ser una gran promesa, Pagés batea para .255 con 19 jonrones tras 151 partidos en una par de temporadas de las Grandes Ligas, a sus 24 años, se podrá entender que nos referimos a un pelotero próximo a quedarse desempleado, sin una temporada consagratoria en la mejor pelota del mundo que lo respalde en una futura negociación. Por tanto, lo más lógico sería pensar que el jardinero ve la ya mencionada competencia como una posibilidad de exhibir sus habilidades. Su caso no es el único.

Cuando Yoán Moncada y Luis Robert, ex compañeros en los Chicago White Sox, optaron por representar a Cuba de cara al Clásico de 2023, tampoco contaban con números capaces de sustentar sus trayectorias en el Big Show. Ni hablar de los casos de Yoenis Céspedes, ya prácticamente retirado, o del prospecto Lázaro Armenteros, estancado en Ligas Menores. Ellos también vieron el Equipo Cuba como vitrina. Un año después, Moncada volvería a la concentración cubana con motivo del Premier 12. Esta vez, sin equipo. Aunque después, lograría su actual vínculo con los Angels de Los Ángeles. 

Caso controversial fue también el de Harold Vázquez. El joven receptor abandonó el país en busca de una rúbrica profesional, e incluso integró en Florida el equipo independiente de cubanos organizado por la de la Federación Profesional Cubana de Béisbol (Fepcube). No obstante, poco tiempo después, Harold no tuvo inconveniente en unirse a las Avispas de Santiago de Cuba para disputar los playoffs de la Serie Nacional 63. Ante la posibilidad de darse a conocer en el béisbol cubano, a Vázquez no le importó si la Federación en cuestión era “libre” o “esclava”.

Los anteriores ejemplos demuestran que un beisbolista cubano radicado en el extranjero no piensa necesariamente en “hacer guara” con la dictadura a la hora de insertarse en el Equipo Cuba o en la Serie Nacional. Quizá, para sonar más convincentes, no deberían esgrimir argumentos tan poéticos. Ya en estos tiempos, son pocos los que los creen. La mayoría de los atletas ven su regreso como una decisión deportiva, con la que se podría o no estar de acuerdo. ¿No sería más objetivo analizar este fenómeno desde una perspectiva más calculadora y menos política?

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