Cuba busca en Perú la solución al déficit de la papa

La producción del tubérculo en el país sudamericano tiene un fuerte excedente que la embajada cubana en Lima quiere importar

Venta de papa en Santiago de Cuba. (Yosmani Mayeta/14ymedio)
Venta de papa en Santiago de Cuba. (Yosmani Mayeta/14ymedio)
Zunilda Mata

22 de enero 2018 - 14:25

La Habana/Cuba pretende comprar los excedentes de papa peruana siempre y cuando ésta cumpla con los requisitos fitosanitarios para la exportación. El ministro de Agricultura del país sudamericano, José Arista, informó de las gestiones que realiza la embajada cubana en Lima durante una reunión con los productores locales el pasado miércoles y que recogió este domingo el diario La República.

La información ha trascendido en plena "campaña de frío", periodo en que se cosecha la mayor parte de la papa en Cuba y que concluye aproximadamente en marzo. Este año los pronósticos productivos no son optimistas debido a las intensas lluvias de los últimos meses y a los daños causados por el huracán Irma.

En las provincias Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos y Ciego de Ávila, de las más afectadas por el meteoro, el Grupo Empresarial Agrícola (GAG) tenía previsto sembrar durante el mes de octubre 3.214 hectáreas de papa para que en enero y febrero desembarcara el producto en los mercados agropecuarios estatales.

A mediados de diciembre solo se había sembrado el 10% del objetivo, debido a las lluvias y la humedad del terreno que afectaron duramente los momentos previos o iniciales del cultivo

Sin embargo, a mediados de diciembre, solo se había sembrado el 10% del objetivo, según la prensa oficial, debido a las lluvias y la humedad del terreno que afectaron duramente los momentos previos o iniciales del cultivo.

Fabian Lozano, un agricultor de Artemisa, se ha enfrascado desde hace un lustro en la cosecha del tubérculo pero está a punto de rendirse ante las dificultades que entraña su mantenimiento. "Es un cultivo que demanda muchos cuidados", asegura vía telefónica a 14ymedio el campesino. "No es solo cuestión del clima sino que hace falta contar con un paquete tecnológico estable", lamenta.

Un eficiente sistema de riego, la disponibilidad de fertilizantes, los insecticidas suministrados a tiempo son imprescindibles para que este producto, que no es endémico de la Isla, logre salir adelante. El acceso a la semilla, que fundamentalmente se importa desde Holanda y Canadá, también se puede volver un dolor de cabeza.

Una variedad nacional, más resistente a las plagas y conocida como Romano, resulta una opción para aliviar estos exigentes requerimientos, pero su rendimiento deja mucho que desear. "Es una papa más resistente pero a la hora de cosechar o reproducir se pierde mucho", asegura Lozano.

Los especialistas ubican en unos 5.500 a 6.000 quintales por caballería (13,4 ha) la productividad de la variedad Romano cuando las condiciones son ideales, pero el número llega a 6.500 quintales para los especímenes importados, según fuentes del Ministerio de la Agricultura consultadas por este diario.

El municipio artemiseño donde vive Lozano, Alquízar, es uno de los que más papa produce en todo el territorio nacional. De tierras fértiles y llanas, la zona tenía planeadas para esta temporada plantar 250 hectáreas del tubérculo, pero las autoridades no han revelado aún si se logró la meta inicial.

"Nosotros trabajamos con semillas importadas pero perdemos hasta un tercio de ellas por el desvío de recursos", revela el administrador de una Unidad Básica de Producción Cooperativa

"Hemos tenido muchos problemas con la semilla porque hay mucha pérdida por robo", cuenta a este diario el administrador de una Unidad Básica de Producción Cooperativa de la zona que prefirió el anonimato. "Nosotros trabajamos con semillas importadas pero perdemos hasta un tercio de ellas por el desvío de recursos", revela.

En Cuba la papa se siembra fundamentalmente por medio del propio tubérculo con brotes, al que se le llama de forma genérica "semilla", una práctica que ayuda a mantener la constitución genética de la planta inalterable. El almacenamiento adecuado resulta crucial para la calidad posterior del alimento cosechado.

"A veces tenemos que vigilar más las semillas de papa que a las vacas que tenemos", lamenta el administrador. "Cuando estamos en la siembra siempre tenemos que tener un grupo de trabajadores doblados sobre el surco y a otro grupo vigilando para que no se lleven la semilla".

En el mercado informal de la zona los campesinos privados valoran sobremanera la simiente extranjera porque "rinde más y el producto final tiene mayor aceptación", asegura Lozano. "Aquí hay muchos productores que le venden directamente a los propietarios de paladares que quieren una papa bonita, grande, carnosa y sana", puntualiza.

"El cliente puede elegir entre estas tres guarniciones: arroz, vianda frita o puré de papá (no instantáneo)", aclara la carta de un restaurante privado en el municipio habanero de Playa. Los dueños de estos locales gastronómicos muchas veces deben apelar al producto precocinado o en polvo para suplir su desabastecimiento.

"Tenemos muchos comensales que son diplomáticos, por la zona de la ciudad donde estamos ubicados, además de turistas que saben muy bien qué es una papa en estado natural", explica Miguel Ángel, camarero del lugar, a pocos metros de la costa y con una espectacular vista al mar.

Mantener el suministro de papas frescas es "más difícil que comprar langosta o camarones", cuenta el empleado. "Desde hace años hemos establecido un acuerdo con varios productores para comprar directamente toda la producción y entonces tenemos que refrigerarla nosotros mismos para que nos dure gran parte del año".

En 2015, en medio del aumento del consumo por el crecimiento del turismo y el sector privado, apenas se recogieron 123.938 toneladas y el Gobierno se vio obligado a importar 15.233 toneladas

La producción de papa ha caído en picada en la Isla desde 1996, cuando se produjeron 348.000 toneladas y el país llegó a exportar el tubérculo. En 2015, en medio del aumento del consumo por el crecimiento del turismo y el sector privado, apenas se recogieron 123.938 toneladas y el Gobierno se vio obligado a importar 15.233 toneladas, casi el doble que en 2014, según datos del Anuario Estadístico.

La papa es un producto con una fuerte carga simbólica para las familias cubanas. Hasta 2009 su distribución se hacía exclusivamente a través del mercado racionado a un precio de 0,45 CUP por cada libra y su cultivo era un monopolio de las entidades estatales.

En 2009, un año después de que Raúl Castro asumiera formalmente la presidencia, el Gobierno liberalizó el tubérculo y permitió -por primera vez en décadas- que su siembra se hiciera en parcelas que no estuvieran bajo el control del Estado o de una cooperativa. La "liberalización" de la papa pasó a ser un emblema de las llamadas "reformas raulistas".

No obstante, las convocatorias oficiales para lograr el autoabastecimiento de papa y la entrega de tierras en usufructo a agricultores privados para recortar importaciones no dieron los frutos esperados. A finales de 2017 el país importaba más del 80% de los alimentos que consume, por un monto superior a los 2.000 millones de dólares.

En 2017 la papa volvió a estar regulada aunque las autoridades sostienen que no se trata de un regreso a la cartilla de racionamiento. Cada consumidor habanero solo puede adquirir 14 libras del producto repartidas en tres meses mostrando la libreta de abastecimiento, pero el precio por libra ha subido a 1 CUP.

La papa es el producto estrella del mercado negro desde mediados del mes de febrero y hasta bien entrada la primavera. Por 1 CUC (24 CUP) se puede adquirir una bolsa de papas

La papa es el producto estrella del mercado negro desde mediados del mes de febrero y hasta bien entrada la primavera. Por 1 CUC (24 CUP) se puede adquirir una bolsa de papas, con unas cinco libras de primera calidad y totalmente limpias, a las afueras de los mismos mercados donde se oferta de manera regulada.

Miguel Alejandro Figueras, Premio Nacional de Economía de Cuba 2007, asegura que "el consumo de papa per cápita de Cuba en 1985 era de unas 60 libras" anuales. En 1985, "la producción sobrepasaba las 300.000 toneladas, el 44% de todos los tubérculos que se consumían en el país". De cada 10 libras de tubérculos que se comían en las mesas nacionales, casi la mitad era papa.

En la actualidad el consumo por habitante "es, cuando más, de unas 10-11 libras, seis veces menos que hace treinta años", precisa el especialista. En 2014, la papa solo representó el 3% de la producción total de tubérculos y viandas.

A partir de 2007 se redujo el número de áreas dedicadas al cultivo de la solanum tuberosum. Para Miguel Alejandro Figueras el pronóstico no es halagüeño: "Cada vez se siembra menos". El economista advierte que en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba "se aprobaron los 313 Lineamientos" para la política económica, entre ellos 37 específicos para el sector agropecuario, pero "la papa no se menciona en ninguno".

La importación desde Perú puede ser una solución que alivie las necesidades del tubérculo mientras la producción nacional se mantenga sin levantar vuelo.

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