Con el peso moribundo, los cubanos viven al ritmo del dólar y del euro

La moneda cubana es la cuarta que más poder adquisitivo pierde en el mundo, solo por detrás de las de Zimbabue, Venezuela y Siria

14ymedio

31 de enero 2024 - 20:44

Madrid/ La Habana/Hace dos semanas que Maritza, una jubilada de Centro Habana, llevó su televisor de pantalla plana a arreglar a un vecino que se dedica a reparar electrodomésticos por la izquierda. El joven le indicó que debía cambiar una pieza y que el costo era de 4.000 pesos cubanos o 20 dólares, según la tasa de cambio de ese día. Ahora, cuando se acerca el momento de pasar a recogerlo, la mujer, que solo dispone de las divisas enviadas por su hijo porque no le han pagada su jubilación en pesos, considera que el reparador debería cobrarle menos billetes verdes, puesto que la moneda nacional se ha devaluado y los 4.000 pesos acordados equivalen ahora a 17 dólares.

La carrera ascendente del dólar en el mercado informal de la Isla no da respiro. Hace solo dos meses, el peso cubano se derrumbaba de nuevo con una tasa de cambio de 200 por 1 dólar. Este domingo ya alcanzaba los 245, mientras un euro, la segunda moneda más codiciada en Cuba, se vendía por 250 pesos. Estas magnitudes dejan a una distancia sideral la tasa de cambio oficial, situada en 120 pesos por 1 dólar desde agosto de 2022, y confirman la desviación de la economía real con respecto a la oficial. Pero también suponen decenas de quebraderos de cabeza para la vida diaria de los ciudadanos, que ya no saben a qué atenerse cada vez que cierran un trato.

El caso de Miguel es diferente, pero similar. Hace varias semanas, una familia contrató sus servicios como carpintero por una cifra que, entonces, equivalía a 50 euros. El trabajo consistía en entregar unos estantes para el aseo, varios tablones barnizados y biselados destinados a albergar productos de limpieza, una tarea relativamente sencilla pero en la que, como es su costumbre, demoró más tiempo del normal. El cliente lo llamó este fin de semana para preguntarle cuánto más iba a tardar y Miguel le preguntó si ya habían reunido el dinero. "Sí, tenemos los 50 euros". La frase mágica bastó al carpintero para emplearse bien a fondo y correr a entregar su trabajo, ya que desde que ofreció el presupuesto a hoy, el valor de la moneda europea ha aumentado sin medida, y hacerse con ese dinero es vital.

[[QUOTE:En octubre de ese año, y como reacción a los cambios, la moneda estadounidense escaló a los 200 pesos]]"1.500 a 265. Centro Habana", anuncia un usuario en uno de los muchos grupos de compra venta de dólares en Cuba. El precio es la excepción, pero el vendedor afronta las críticas con cinismo. "Al que no le cuadre que siga comiendo soga y siga en el país tan hermoso este, jamándose tremendo cable", espeta. "Vendo los dólares en 240 o 250 y los mismos revendedores dentro de unos días lo guardan y calmadamente los venden en mucho más. Para eso los vendo yo así, que ahora mismo me sonaron un carton de huevo a 2.200", continúa molesto.

Entre los comentarios reina la ironía de quienes compiten ofreciendo menos cantidad a menor tipo de cambio o los que dicen estar a la espera de que el precio siga subiendo a los 300 y hasta 500, porque los cubanos ya no saben qué esperar.

La devaluación del peso cubano, que según el economista Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Johns Hopkins ha caído más del 70% desde el 1 de enero de 2022 –y es la cuarta moneda que más poder adquisitivo pierde en el mundo, solo por detrás de las de Zimbabue, Venezuela y Siria, comenzó a agravarse desde el inicio de la Tarea Ordenamiento, en enero de 2021.

En aquel momento, las autoridades anunciaron una tasa de cambio de 24 pesos por 1 dólar, un tipo que los economistas calificaron de totalmente alejado de la realidad. No hizo falta mucho tiempo para ver que tenían razón. En la calle, el dólar tardó muy poco en rondar los 80 o 90 pesos y, en agosto de 2022, el Banco Central aprobó una modificación de la tasa, pasando a 120 pesos por dólar para las personas naturales y el sector minorista.

En octubre de ese año, y como reacción a los cambios, la moneda estadounidense escaló a los 200 pesos, pero acabó moderándose meses después y volviendo al entorno de los 170 a 190 hasta que, en abril, el Gobierno anunció que los bancos cubanos aceptarían de nuevo depósitos de dólares en efectivo, una medida que reactivaba la dolarización de la economía que, teóricamente, se quiso detener con la Tarea Ordenamiento.

[[QUOTE:El dinero en circulación en Cuba aumentó a un ritmo del 10% anual entre 2000 y 2017, pero entre 2020 y 2022 lo hizo en un 86% cada año]]La política fiscal y monetaria ha sido constantemente errática, rectificaciones incluídas una y otra vez en los últimos dos años, y ha favorecido la inflación y el derrumbe del valor de la moneda nacional. El más reciente de los experimentos es la llamada bancarización, con la que se pretende introducir a marchas forzadas un incremento en las operaciones digitales para lo que el país apenas está preparado.

Este fin de semana, el economista cubano Pavel Vidal, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia) y experto en el Banco Central de Cuba, publicó un artículo en el que explicaba brevemente cómo funciona la demanda de dinero, un instrumento que las autoridades de la Isla desconocen a su juicio, dada la equívoca política que está empeorando a pasos agigantados la crisis económica nacional. En él, ofrece un dato revelador: el dinero en circulación en Cuba aumentó a un ritmo del 10% anual entre 2000 y 2017, pero entre 2020 y 2022 lo hizo en un 86% cada año.

La inflación galopante y la depreciación de la tasa de cambio informal acrecientan la necesidad de mayores volúmenes de dinero para pagar los bienes y servicios y comprar divisas. Si bien han caído el PIB real y la cantidad de transacciones, los precios se han multiplicado varias veces y se requiere más dinero.

"Si el Banco Central quiere influir en la disminución de la demanda de dinero tendría, en primer lugar, que detener la inflación galopante", pide el experto. A su juicio, las soluciones serían "dejar de monetizar los excesivos déficits fiscales" o subir el precio del dinero (tasa de interés).

"Pero no. Las preferencias siguen siendo las medidas administrativas, por mucho que digan y escriban en no sé cuántos documentos lo contrario", lamenta, aludiendo a la "bancarización". Este plan, agrega, requiere un nivel de confianza que los cubanos no tienen en su sistema. "No hace mucho (2021) las familias vieron cómo se evaporaba el 80% del valor de sus cuentas bancarias como resultado del 'ordenamiento monetario' (...) Desde los años 90 el Gobierno cubano no ha podido proveer una moneda nacional convertible y con un tipo de cambio único y adecuado a la realidad económica y financiera del país".

Análisis como ese se traducen de manera muy sencilla en la vida de los cubanos, como Luis, un taxista privado que ya "solo" cobra 4.500 pesos por llevar a clientes "de toda la vida" desde el centro de La Habana al aeropuerto. "Ya voy a dejar de hacer estos viajes, porque lo que conviene es hacer solo del aeropuerto a la ciudad, que eso sí se paga en divisas".

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