Carlos Amel Oliva: “Quiero dar mi vida por una Cuba distinta”

Carlos Amel Oliva, líder juvenil de la Unpacu, durante su entrevista con '14ymedio' en Miami
Carlos Amel Oliva, líder juvenil de la Unpacu, durante la entrevista en Miami. (14ymedio)
Mario J. Pentón

30 de agosto 2016 - 11:16

Miami/Con el calor de Santiago reflejado en el rostro y unas cuantas libras menos, llegó a mediados de este mes a Miami Carlos Amel Oliva, líder juvenil de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu). Su propósito: agradecer el apoyo que le dio el exilio durante las cuatro semanas que duró su huelga de hambre en su ciudad natal, Santiago de Cuba. Este joven es uno de los principales responsables de la mayor organización opositora en la Isla. Con apenas 29 años ha viajado a un buen número de países y se ha entrevistado con cargos públicos del calado de Ben Rhodes, asesor de seguridad del presidente estadounidense Barack Obama.

"No tengo conciencia de los años de las vacas gordas en Cuba", cuenta Oliva al hablar de su infancia. "Soy de una generación que desde sus primeros recuerdos solo vio crisis y apagones. Creo que es una percepción que se acoge más a lo que da realmente el sistema cubano. Lo anterior era producto del subsidio soviético".

Criado en una familia "revolucionaria", que sin embargo buscaba emigrar a Estados Unidos, en el imaginario familiar se encontraba la lucha del abuelo en el Movimiento 26 de Julio e incluso la muerte de un tío abuelo peleando en la Sierra contra el Gobierno batistiano. ¿Cómo un joven educado en un sistema socialista y en una familia simpatizante con el proceso termina perteneciendo a la Unpacu?

Oliva explica que la clave estuvo en su pasión por la lectura: "Desde pequeño siempre me gustó la historia, la literatura y la política. Buscaba respuestas a mis preguntas leyendo. Fue así como comprendí que muchas cosas necesitaban cambiar en Cuba, pero nadie me había hablado de una oposición organizada. Pensé que debía cambiar el sistema desde adentro y me lo propuse como proyecto de vida".

"Pertenecer a Unpacu significó un cambio sustancial en la naturaleza de nuestro activismo. Antes nunca habíamos sido citados por la Seguridad del Estado"

El servicio militar obligatorio fue un parteaguas en su vida. Para entonces ya era miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y, posteriormente, de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).

"No es muy difícil ser seleccionado para ocupar un puesto de responsabilidad en esas organizaciones. Los jóvenes cubanos son apáticos en materia política porque están cansados de ser manipulados, por lo que, si uno muestra interés, inmediatamente lo promueven", dice el líder opositor.

A pesar de sus excelentes resultados académicos y la labor que realizaba en el movimiento estudiantil, la carrera de Oliva fue truncada. Sus padres fueron seleccionados en el sorteo de visas de la entonces oficina de intereses de Estados Unidos en Cuba y, como pensaban salir cuanto antes, tuvo que dejar la universidad.

"Finalmente, el visado nunca se concretó. Nos dijeron que avisarían, pero pasaron los años y nadie nos contactó. Tiempo después comprendí que tal vez era la manera en que Dios me ayudaba a encontrar lo que buscaba: una organización para cambiar nuestro país sin tener que marcharme".

La primera vez que escuchó hablar de oposición en Cuba fue acerca del Proyecto Heredia, una iniciativa que lanzó el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) de Oswaldo Payá, un proyecto de reencuentro nacional que buscaba eliminar las leyes arbitrarias que impedían la salida de Cuba.

"Fue muy duro dar el primer paso. Era entregar tu nombre y tu número de carné de identidad para un proyecto de ley que iba a ser presentado en la Asamblea Nacional", recuerda Oliva. Ese primer paso lo hizo comprometerse luego, junto a su padre, en los comités ciudadanos del MCL y realizar una labor de activismo en la recolección de firmas para impulsar proyectos de ese tipo.

Tras la muerte de Payá, la familia Oliva sintió que el MCL perdía fuerza, por lo que decidieron pasar a formar parte de una célula de la Unpacu que estaba cerca de su casa.

"Pertenecer a Unpacu significó un cambio sustancial en la naturaleza de nuestro activismo. Antes nunca habíamos sido citados por la Seguridad del Estado cubana. Tras ingresar en la organización, me convocan y me proponen que trabaje para ellos", recuerda.

Oliva cree que la nueva táctica de la policía política es intentar humillarlo y hacerle ver que ellos tienen el control de todo

"Mira, lo que queremos de ti no es que seas nuestro agente, sino que nos cuentes lo que se comenta en los pasillos y si alguien está preparando una acción terrorista contra el país", le propusieron. Su negativa le valió que le impidieran salir en dos ocasiones de Cuba. Para entonces ya estaba trabajando en lo que después sería el Frente Juvenil de la Unpacu, en el que ya se cuentan más de 500 militantes.

"No me dejé chantajear y finalmente me dejaron salir. En el Foro de la Sociedad Civil de la Cumbre de las Américas en Panamá fui recibido como un terrorista, debido a la información que Cuba había suministrado sobre mí a las autoridades de esa nación". Oliva cree que la nueva táctica de la policía política es intentar humillarlo y hacerle ver que ellos tienen el control de todo. "Han hecho registros en mi casa y amedrentando a mi familia, incluso allanamientos con armas largas, además de los frecuentes decomisos", denuncia.

Eso lo llevó a una huelga de hambre de cuatro semanas que tuvo en vilo a muchos simpatizantes de su organización. Después de suspender su protesta, dice estar preocupado por la salud de Guillermo Fariñas.

"Cuando te humillan, cuando te ves en una situación extrema como la que vivimos en Cuba, es la única alternativa para reclamar. El mensaje que quería enviar era claro. No estoy jugando a ser opositor, quiero dar mi vida por hacer de mi país un lugar distinto, donde se respeten los derechos de las personas".

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