La Crema, el cronista musical de la realidad que vive el pueblo cubano

A alguien no le gustaba lo que hacía y lo borraron de la nómina de la Agencia Cubana de Rap

En sus canciones ‘La Crema’ opta por flagelar hacia arriba, hacia lo que causa los problemas. (14ymedio)
En sus canciones ‘La Crema’ opta por flagelar hacia arriba, hacia lo que causa los problemas. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

24 de abril 2022 - 14:49

La Habana/De niño, en su natal Palma Soriano, Santiago de Cuba, no se perdía ni una sola presentación de su abuela, la charanguera Magaly Bernal, por eso Luis Alberto Viscet Vives se siente con derecho a afirmar que lleva la música en su sangre. Ahora, a sus 35 años, arrastra miles de seguidores en su canal de YouTube donde se le conoce y se le busca por su nombre artístico: La Crema.

Siendo adolescente y como aficionado, fundó La Crema y su grupo Origen Cuba. Luego pasó a Los Rítmicos de Palma, que tocaba música bailable, pero a los 17 años tomó una decisión trascendental: "Esto me queda chiquito, me voy pa’ La Habana" se dijo, y probó sus capacidades adquiridas de forma empírica en varios grupos musicales de la capital hasta que comenzó a ser parte de la banda To’ Mezclao.

"Me gustaba mucho lo que ellos hacían- explica- porque tocaban cumbia, merengue, bachata, reggaetón, funk, salsa, hip-hop. Con ellos fui a Inglaterra en 2011, donde nos presentamos en el festival Glastonbury, en el Africa Oyé y en otros eventos. De alguna manera eso es lo que hago ahora, pasear por todos los géneros musicales. Uno nunca sabe el tipo de fusión que se pueda hacer con diferentes tipos de música y hay que conocerlo todo porque el conocimiento es poder".

"No me malinterpreten lo que estoy cantando/ es que yo canto pa dar chucho/ canto lo que está pasando"

Lo que pudiera definirse como su "arte poética" lo explica él mismo en su tema Avestruz (2020) cuando dice: "No me malinterpreten lo que estoy cantando/ es que yo canto pa dar chucho/ canto lo que está pasando".

"Dar chucho" significa en Cuba señalar con burla los errores de los demás y eso es lo que viene haciendo La Crema desde que en los tiempos del preuniversitario subía a cantar y bailar sobre el escenario de las actividades culturales donde adquirió el sobrenombre con el que hoy se le conoce.

Sin embargo, La Crema opta por flagelar hacia arriba, hacia lo que causa los problemas. "No me gusta burlarme de las personas con defectos, sean los gordos o los calvos o los cojos. Tampoco me gusta la grosería, mi mensaje es transparente y el humor no necesita de la grosería".

Lo difícil es contar o cantar "lo que está pasando". Por eso, para escapar de otras etiquetas dice de sí mismo que es "un cronista de la realidad que vive, un cronista social que relata lo que le está sucediendo al pueblo."

La Crema ha pagado su atrevimiento con el ostracismo oficial. En el 2014, cuando presentó ante el Instituto de la Música su agrupación Nuevo Estilo, esta fue valorada como Catálogo de Excelencia. Pero seis años después su vida dio un vuelco. "Parece que a alguien no le gustaba lo que hacía y con el pretexto de que la Agencia Cubana de Rap estaba haciendo ajustes en su plantilla, me borraron de la nómina. Me dejaron fuera, a pesar de que estaba facturando y tributando a la oficina de los impuestos".

Lo que quizás no le gustó a "alguien" fue que La Crema empezó a contar lo que pasaba. En un concierto en vivo en agosto de 2019 en el pueblo Los Arabos, en la provincia de Matanzas, al músico se le ocurrió anunciar que su próximo número había salido antes en "un programa en internet que es lo que más está sonando, un programa de chisme y de brete", y cuando dijo: "se llama Otaola", refiriéndose al famoso presentador cubano Alex Otaola residente en Miami, le cortaron la electricidad a la plaza donde se daba el concierto.

En los últimos tiempos, La Crema ha acortado el tiempo entre sus apariciones. Lo explica diciendo que: "antes tenía que depender de muchas personas para producir el contenido de mi trabajo a la velocidad requerida. Como usted es periodista sabe que la noticia sale hoy y a los dos o tres días ya nadie se acuerda. Siento la urgencia de sacar a la luz lo que se me ocurre antes de que la noticia se ponga vieja".

Lo cierto es que lo que se ha reducido es el tiempo en que se produce una situación merecedora de comentarios sarcásticos. Todavía la gente se está riendo de un señor muy importante que recomienda comer avestruces, cocodrilos y jutías, cuando aparece un ministro hablando de gallinas decrépitas y tripas como fuente de alimentación. Decretan una absurda ley que amenaza a los críticos, se elimina la circulación del dólar, se divulga la escena de un colectivo de trabajadores que por el día de la Pesca gritan "¡Viva la salchicha!", la primera dama habla de su esposo como el dictador de su corazón y ahí está La Crema dando chucho.

Basta mirar algunos de sus títulos: La fiebre del dólar, Nasobuco, Mi amigo coronel, El arroz y la res, Me voy por Nicaragua, Se van, Avestruz, Limonada, Tripa, La lancha voladora, Viva la salchicha, La dictadora de mi corazón… "Todos los días pasa algo. Al paso que llevamos vamos a hacer una discográfica".

La Crema cuenta con un productor musical cuyo crédito es Kiko pero todo lo demás lo hace él. "Hago un guion previo, la edición, la búsqueda de imágenes, aquí mismo donde estamos conversando coloco las luces, pongo la pantalla verde del fondo y me filmo. Vivo frente a una avenida muy ruidosa, pero busco la hora mejor donde hay un poco de tranquilidad". Según explica, dejó de trabajar con su editor de video porque se demoraba mucho. Aprendió solo, haciéndolo.

La Crema es un espectáculo visual y no solo por el manejo de las imágenes. Muchos de sus seguidores están fascinados con su forma de actuar

La Crema es un espectáculo visual y no solo por el manejo de las imágenes. Muchos de sus seguidores, que oscilan en las edades de 17 a 65 años, están fascinados con su forma de actuar. Todo el tiempo está moviéndose y bailando mientras canta. "Desde niño fui fanático de Michael Jackson, adoraba su música, su baile. Había que verme tirando sus pasillos". Otra parte de su público, que crece a diario, está más atento a lo que dice.

Todas las letras de las canciones que interpreta son suyas, pero no pretende pasar por escritor. "No soy muy lector, que digamos, pero estoy al tanto de todas las noticias. Busco diferentes puntos de vista, lo mismo en los periódicos que en las redes sociales y eso me sirve para sacar el punto de vista mío, que por cierto, se parece al de mucha gente que conozco."

La esencia de su mensaje es de crítica social, pero la herramienta con que lo transmite es el humor. "Me dicen que soy el guayabero de estos tiempos porque les recuerdo a aquel sonero del siglo pasado que se especializaba en el doble sentido, o que soy un noticiero musical, pero muchos se limitan a decir que lo que soy es un jodedor cubano. En realidad no me sorprende que la gente se ría de lo que hago porque yo mismo me parto de la risa cuando se me ocurre algo simpático. Me gusta mi trabajo y me divierto mucho haciéndolo."

Aunque sus videos pasan de mano en mano y recibe el apoyo de sus admiradores en las redes, La Crema es una de esas omisiones de la cultura cubana en los medios oficiales. Él lo sabe y lo asimila de buena forma. "Es posible que a alguien le disguste lo que hago, pero tengo la conciencia tranquila. Estoy dando chucho con ese látigo del que todos los cubanos hemos oído hablar que tiene cascabeles en la punta. No digo nada del otro mundo, veo lo que pasa y trato de estar en el lado correcto. No quiero ser estridente. El arte está ahí, en la forma".

La Crema es un hombre de familia, casado y feliz de ser abuelo porque su esposa tiene una hija con descendencia. "Changó es mi papá y Yemayá mi madre", dice rodeado en su casa de los símbolos de su religión.

Una de sus canciones más duras lleva el título de Se van donde vaticina: "Al paso que vamos Cuba va a quedar vacía". Por eso la pregunta de si ha pensado buscar otros horizontes fuera de la Isla resulta casi obligatoria.

"Como todo artista con ganas de crear anhelo vivir en una tierra de libertad donde además pueda expandir mi emprendimiento. El tiempo y la vida dirán si ese anhelo mío está restringido a otros horizontes. De momento no tengo visas en mi pasaporte."

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