"En 2003, el Gobierno cubano encarceló a los 75 al darse cuenta de que teníamos mucha fuerza"

En el 20 aniversario de la Primera Negra, Miriam Leiva recuerda que la ola represiva fue para "sembrar el terror"

La periodista independiente Miriam Leiva. (14ymedio)
La periodista independiente Miriam Leiva. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

17 de marzo 2023 - 19:35

La Habana/Miriam Leiva llevaba una ascendente carrera en un importante departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano cuando su esposo, el economista Oscar Espinosa Chepe, fue catalogado de "enemigo de la Revolución". El miércoles 19 de marzo de 2003 su casa fue allanada y sometida durante once horas a un minucioso registro. Espinosa Chepe aparecía en la lista de los 75 opositores acusados de graves delitos. Se había desatado una feroz ola represiva que la historia acuñó como la Primavera Negra.

En el mismo pequeño apartamento donde todavía vive, Miriam Leiva comparte con 14ymedio sus recuerdos, reflexiones y pronósticos. Repasa en un par de horas estos 20 largos años en los que se convirtió en una voz imprescindible del periodismo independiente.

Pregunta. ¿Por qué cree usted que ocurrió todo aquello?

Respuesta. En 2003 ya se habían gestado diferentes formas de oposición en agrupaciones independientes de periodistas, bibliotecarios, abogados, defensores de los derechos humanos y desde luego, partidos políticos, donde se destacó la unidad en torno al Proyecto Varela, liderado por Oswaldo Payá. Muchos ni siquiera eran miembros del Movimiento Cristiano de Liberación, pero colaboraron con este proyecto que recogió miles de firmas en todo el país. Había caído el campo socialista en Europa, la perestroika se volvía popular entre los jóvenes intelectuales y en la población crecía la simpatía hacia estos movimientos.

El Gobierno se dio cuenta de que teníamos mucha fuerza. Por eso encarcelaron a los 75, para cortar de raíz los movimientos opositores y para meterle miedo a la población.

No le voy a decir que no sentía miedo, pero comprendí que si uno supera ese segundo ya no vuelve a tener miedo. Es como si te inmunizaran

P. ¿Se cumplió el propósito de sembrar el terror?

R. Ese era justamente el objetivo, sembrar el terror entre la gente. Inicialmente lo consiguieron. En la mañana del 20 de marzo, al otro día de que se habían llevado preso a mi esposo, yo dejé abierta la puerta para que entrara un poco de aire; un vecino que pasó por el pasillo me vio tecleando en una vieja máquina portátil que milagrosamente no se habían llevado y me dijo muy sorprendido: "¡Ya estás escribiendo!". Luego pasó otra vecina para decirme que había tenido que tomar pastillas para poder dormir. No le voy a decir que no sentía miedo, pero comprendí que si uno supera ese segundo ya no vuelve a tener miedo. Es como si te inmunizaran.

P. Al menos la tercera parte de los condenados en aquella jornada eran periodistas independientes. ¿Eran tan peligrosos?

R. Lo que Raúl Rivero y Ricardo González habían comenzado en 1995 con Cuba Press y luego con la sociedad de periodistas independientes Manuel Márquez Sterling en la capital se había extendido a todas las provincias. Aunque con mucha dificultad, poco a poco se iba conociendo lo que pasaba en cada rincón de Cuba. Eso no podía tolerarlo el Gobierno.

P. ¿Fue la Primavera Negra una venganza por los cinco espías apresados en Estados Unidos?

R. A Fidel Castro siempre le gustó tener una reserva de rehenes para hacer canjes o intercambios de favores y ya en ese momento había cinco espías cubanos presos en Estados Unidos. En ese momento Castro tenía 15 opositores presos por cada espía, pero nos negamos a aceptar eso porque no se podían comparar los casos. Tuvo que esperar hasta finales de 2009 cuando apresaron a Alan Gross, que no era peligroso pero era norteamericano, y por eso lo tuvieron 5 años en la cárcel. Solo así logró que soltaran a los suyos.

El domingo 23 ya nosotras tres estábamos en Santa Rita. En poco tiempo se sumaron otras mujeres y se logró que nos escucharan

P. Usted fue una de las iniciadoras de las Damas de Blanco. ¿Cómo se forjó ese movimiento?

R. Antes de que existieran las Damas de Blanco ya había un grupo de mujeres, esposas, madres o familiares de presos políticos que durante al menos dos años acudían cada domingo a la iglesia de Santa Rita. Eso, hay que reconocerlo, fue una idea de Elizardo Sánchez, histórico defensor de los derechos humanos. Ellas se vestían de blanco en el verano y de negro en invierno. Cuando salían de la misa iban caminando hasta la casa de Elizardo, que queda relativamente cerca, y allí hacían una tertulia tomando té o café en su portal.

Cuando Gisela Delgado, esposa de Héctor Palacios; Blanca Reyes, esposa de Raúl Rivero, y yo empezamos a asistir cada domingo a esa iglesia, también por una sugerencia de Elizardo, todavía no se había acuñado el nombre de Damas de Blanco, pero supongo que fue por ir vestidas de ese color que se nos empezó a llamar así. Los días 18,19 y 20 de marzo de 2002 se produjeron las detenciones. El domingo 23 ya nosotras tres estábamos en Santa Rita. En poco tiempo se sumaron otras mujeres y se logró que nos escucharan.

En 2008 decidí salir del movimiento para dedicarme a tiempo completo al periodismo.

P. ¿Podría repetirse hoy una ola represiva como aquella?

R. Hoy las condiciones son distintas y no solo porque hay una nueva generación de personas inconformes, las condiciones del país son otras. La población está sufriendo mucho y no avizora esperanza alguna de mejorar en ningún aspecto. Cada día hay más incredulidad con lo que dice un Gobierno que ha perdido el poco prestigio que le quedaba y el resultado ha sido este éxodo que nos ha llevado a una crisis migratoria como nunca antes.

P. ¿Se puede comparar aquella ola represiva de 2003 con las condenas a los manifestantes del 11 de julio de 2021?

R. Las condenas a los 75 fueron absolutamente desproporcionadas. A José Daniel Ferrer le pedían pena de muerte y se lo dejaron en 28 años por el escándalo que se armó con el fusilamiento de aquellos jóvenes que lo único que hicieron fue intentar secuestrar una lancha, un incidente donde ni siquiera hubo heridos leves.

A los 75 los juzgaron por la Ley 88, que no se ha vuelto a aplicar. Quizás las condenas del 11 de julio sean inferiores, si se ven por el número de años a que ha sido condenada la mayoría, pero están aún menos justificadas. Muchos de los 75 estaban haciendo actividades políticas calificables por el régimen como conspiración, se movían por el país, se reunían con la prensa extranjera, con diplomáticos, pero estos muchachos, que en su mayoría son jóvenes, solo salieron un día a protestar, a reclamar libertad, y lo que vino como respuesta fue otra vez la represión para atemorizar y tener nuevos rehenes para negociar.

Quizás las condenas del 11 de julio sean inferiores, si se ven por el número de años a que ha sido condenada la mayoría, pero están aún menos justificadas

P. A los 75 los excarcelaron por la presión interna y por las negociaciones con España y la Iglesia. ¿Podría esperarse algo similar para los condenados por el 11 de julio?

R. Ellos argumentan que no pueden hacer una amnistía porque dicen que así se borra el delito del expediente y eso no lo admiten. Si no han hecho un indulto o una excarcelación con licencia extrapenal es porque están esperando el momento oportuno para usar a esas personas como moneda de cambio.

P. ¿Podrían repetirse las manifestaciones del 11 de julio?

R. Lo que pasó el 11 de julio es que ese fermento de descontento estaba allí creciendo y cuando en San Antonio de los Baños el pueblo se tiró para la calle y alguien lo hizo público en las redes sociales, la rebeldía se extendió por toda la Isla. Que yo tenga noticia los reclamos no eran por pollo ni por leche, sino por derechos, por democracia, por cambios. Por libertad.

Todavía hoy espontáneamente la gente reclama libertad, y la libertad que se pide es para tener la posibilidad de abrir un negocito, de poder llevarle a los hijos a la mesa un desayuno. Libertad para poder vivir y desarrollarse. Ante la falta de soluciones muchos optan ahora por escapar de la Isla.

P. ¿A dónde conduce esta crisis migratoria?

R. Quizás los que gobiernan han calculado que con este éxodo se alivia la presión y de paso aumentan las personas que pueden mandar remesas a sus familiares, pero se están equivocando, porque la nación está perdiendo a sus jóvenes más calificados y no solo está perdiendo su inteligencia, sino la fuerza laboral. Nos quedaremos sin técnicos, sin especialistas y finalmente sin obreros. Ejemplo claro es lo que pasa con las termoeléctricas, donde no hay quien sepa hacerlas funcionar.

Pero cuando repaso estos 20 años transcurridos donde he vivido una etapa crucial de este país compruebo que mi vida la he dedicado a contrarrestar este desastre

P. Han pasado 20 años y la dictadura sigue en pie. ¿Cuál es su antídoto ante el desánimo y el derrotismo?

R. El antídoto es mi dignidad. Cuando yo era una alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores me pusieron a elegir entre Fidel y mi esposo Oscar. Creo que elegí lo correcto. Muchas veces me frustra ver que las cosas no avanzan. Pero cuando repaso estos 20 años transcurridos donde he vivido una etapa crucial de este país compruebo que mi vida la he dedicado a contrarrestar este desastre.

P. Usted ha colaborado con la revista Encuentro, con Cubanet, Diario de Cuba y con numerosas publicaciones extranjeras, también se le escucha en el programa Las noticias como son de la emisora Radio Martí. ¿Cree que desde el periodismo puede contrarrestarse este desastre?

R. Lo hago para que esta gente sepa que yo existo. Con lo que escribo quiero contribuir a que este pueblo despierte.

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