"Sacrifiqué el arte por el futuro de Cuba"

El cantante y opositor Fernando Sánchez López conversa sobre arte y la situación actual en Cuba durante una visita a Pinar del Río

El opositor y cantante Fernando Sánchez López durante una visita a Pinar del Río. (Juan Carlos Fernández/14ymedio)
El opositor y cantante Fernando Sánchez López durante una visita a Pinar del Río. (Juan Carlos Fernández/14ymedio)
Juan Carlos Fernández

18 de noviembre 2015 - 17:15

Pinar del Río/Muchos lo recuerdan cantando Niña Bonita o En el rincón que tú conoces, pero para otros Fernando Sánchez López es un rostro de la oposición pacífica cubana. Ahora, con 73 años, ha regresado a los escenarios y durante una visita a su natal Pinar del Río conversó con 14ymedio sobre el arte y la situación actual en Cuba.

Pregunta. Después de 20 años apartado de los escenarios, participó en el pasado Festival Boleros de Oro y después se ha seguido presentando ante el público. ¿Cómo ha sido ese retorno?

Respuesta. Me he sentido inmensamente feliz. Cuando en junio pasado canté en el Teatro América, en La Habana, fue como vivir algo que soñaba y que pensé no volvería a suceder, pero sucedió. Sin embargo, la prueba de fuego fue la invitación de Servando Blanco a su peña en Pinar del Río. Ha sido una experiencia inolvidable. Ahora se están abriendo las puertas que hasta hace poco estaban cerradas para mí, por mis ideas, que no son más que respetar y dar espacio al diferente, porque la diferencia es una condición natural del ser humano.

P. ¿Qué razones lo llevaron a pasar de la interpretación musical a la oposición?

R. La situación social que vivía nuestro país a finales de los años ochenta era muy difícil. Europa del Este se independizaba de la Unión Soviética, Gorbachov implementaba la Perestroika y la glasnost y aquí no se movía nada, por el contrario... iba en retroceso. Sentía la necesidad de expresarme más allá del arte y entré en la Asociación Pro Arte Libre, que luchaba por la libertad de creación. Comencé encubierto, por el miedo a perder mi trabajo, y en 1995 tomé la decisión de no continuar cantando para dedicarme por completo a la política. Sacrifiqué el arte por el futuro de Cuba. Poco tiempo después, se fusionaron 43 organizaciones para dar paso al Partido Solidaridad Democrática, del cual fui fundador y llegué a ocupar su presidencia.

P. La organización formó parte de la Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada que despertó muchas críticas.

R. Fue muy duro. Que nos atacara el Gobierno comunista era de esperarse, pero que muchos de nuestros compañeros de lucha, tanto del exilio como de la Isla, nos tildaran de dialogueros, traidores, colaboracionistas de la Seguridad y de las autoridades, no resultó nada fácil de sobrellevar. Aún así, redactamos una plataforma que dimos a conocer en medio de la Cumbre Iberoamericana celebrada en La Habana en 1999. Lo que pedíamos tiene mucho en común con lo que está sucediendo ahora.

"Nunca pensé que mi militancia me fuera a costar 20 años de ostracismo, pero aún así seguí con mis ideas"

Por ejemplo, a nosotros no nos preocupaba, ni nos preocupa, quién o quiénes iniciarían los cambios. Lo que hace falta es encauzar esos cambios para que el país pueda avanzar hacia un Estado de derecho.

P. ¿Cómo evalúa la velocidad y profundidad de esos cambios que se han ido produciendo?

R. Se están dando los primeros pasos. La reconciliación entre Cuba y EE UU, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, comerciales y sociales era lo que yo deseaba desde esa época, hace 20 años. Muchos quisiéramos que los cambios fueran más rápidos, pero este es un país que lleva 56 años bajo un Gobierno totalitario. Cambiar eso de la noche a la mañana no va a ser tan fácil. Hay que actualizar muchas cosas, especialmente en la mente y los conceptos de los que están en el poder y, sobre todo, tenemos que tomar parte como protagonistas. Debemos participar en la reconciliación a la par que en los cambios políticos, sociales y culturales.

Hace falta seguir empujando el carro para que la reconciliación, mediante el diálogo entre todos los cubanos, sea un hecho concreto, que suceda de una vez y por siempre. Los cambios no deben ser bruscos, deben ser mesurados y graduales.

P. ¿Por qué ahora ha optado nuevamente por el arte y dejado atrás su labor como opositor?

R. Fue una decisión que maduró con los años, no ha sido improvisada. Creo que la política es para los jóvenes y, además, no concibo a ningún político en activo con más de 70 años. Cuando se llega a esta edad, las capacidades van mermando, y la política es muy exigente, mucho más hoy día con los medios masivos de comunicación, la informatización y las redes sociales. Así que vi que mi tiempo estaba pasando. Venía de la época de hablar por un teléfono fijo por Radio Martí, pero ahora el que no domine internet no es nadie y la política no escapa de eso. Por eso desde 2008 estoy fuera de la política partidista. Además, siempre he deseado volver a cantar, está en mi ADN.

P. ¿En su retorno a los escenarios ha tenido problemas con las autoridades culturales?

R. Hasta el momento no.

P. ¿De qué forma el arte puede ayudar a la democratización del país?

"Sé que ocurrirán grandes cosas en Cuba y por lo pronto mis planes son vivir para verlas"

R. El arte, como el periodismo, es un poder moral que cuestiona al poder político. Un escritor, un periodista, un pintor o un actor, pueden cambiar a multitudes, es por eso que para el totalitarismo es fundamental controlar el arte. Ahora estamos en ese proceso de descentralización del arte, que está ocurriendo espontáneamente desde el mismo seno artístico, sin previos acuerdos ni direcciones. Ser libre es la propia necesidad del artista como ser humano.

P. ¿Está arrepentido de haber sido parte de la oposición?

R. Nunca pensé que mi militancia me fuera a costar 20 años de ostracismo, pero aún así seguí con mis ideas. Puedo decir con toda honestidad que no he dejado de luchar, pero ahora lo hago en el sector artístico, con la poca voz que me queda sigo cantando y expresando mis ideas.

P. ¿Cuáles son sus planes a corto y mediano plazo?

R. Un hombre de 73 años no puede tener muchos planes, aunque sé que ocurrirán grandes cosas en Cuba y por lo pronto mis planes son vivir para verlas, protagonizarlas, disfrutarlas y seguir cantando.

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