"El Partido reina en Cuba al estilo de la Iglesia medieval"

El músico polifacético David D Omni lamenta la "cultura de la mediocridad" que impera en la Isla

Tras ‘Fantasma cívico’ y ‘Contraindicado’, el cantante y compositor David D Omni acaba de lanzar el disco ‘Hierro’, de puro ‘hip hop’. (Archivo del artista)
Tras ‘Fantasma cívico’ y ‘Contraindicado’, el cantante y compositor David D Omni acaba de lanzar el disco ‘Hierro’, de puro ‘hip hop’. (Archivo del artista)
14ymedio

24 de enero 2021 - 15:55

La Habana/El arte alternativo en Cuba tenía un nombre hace una década, Omni Zona Franca, y latía en la barriada de Alamar, en La Habana del Este. De aquel grupo de artistas polifacéticos –músicos, poetas, grafiteros, performers– formaba parte David Escalona, que se hace llamar David D Omni.

Tras Fantasma cívico y Contraindicado, el cantante y compositor acaba de lanzar el disco Hierro, puro hip hop punteando, de nuevo en su estilo, letras críticas e irreverentes.

A propósito de su último trabajo, David D Omni habla con 14ymedio de los tiempos de la Casa de la Cultura de Alamar y el duro bregar en la producción musical no oficial, a la par que reflexiona sobre la cultura alternativa, el panorama político en la Isla y ese futuro que a veces parece que se acerca y otras se escurre de los pronósticos.

Pregunta. Muchos de los artistas de Omni Zona Franca han emigrado. ¿Por qué sigue viviendo en Cuba?

Respuesta. Esta es mi casa y mi cultura, contamos con valores únicos que merecen ser salvados. Si me mantengo aquí es porque veo una luz y también por una corazonada, porque antepongo siempre el corazón en este tipo de decisiones. Si alguien quiere vivir de su trabajo y su talento honradamente, evidentemente este no es el lugar, e igual me parece una falta de lucidez enorme permanecer en la Isla haciendo otra cosa que no sea trabajar en un cambio que propicie la libertad y prosperidad que tanto soñamos.

Me parece una estrechez mental mayúscula poner fronteras. He disfrutado del arte, la religión, la filosofía, la ciencia y la albañilería

P. En el tema musical Mídanse, de su nuevo disco, dice: "si quiero soy artista o soy político", mezclando dos conceptos que muchos se afanan en separar. ¿Cuán lejos o cerca están ambos en la Cuba de hoy?

R. Me parece una estrechez mental mayúscula poner fronteras. He disfrutado del arte, la religión, la filosofía, la ciencia, la albañilería, he cuidado la puerta de un baño, he trabajado la tierra, he experimentado con la política, la medicina verde, y el hecho de mantenerme en un elemento más que en otro es mi decisión personal, no una obligación. Me cuesta entender que exista la aberración mental afanada en limitar la libertad humana, pero existe, y si toca a mi puerta, pues le canto una canción. La política y el arte en Cuba, al menos en mí, se penetran del mismo modo en que nada está separado en el universo.

P. En las últimas dos décadas se ha transformado significativamente la distribución de contenido audiovisual y música en Cuba. Han brotado los estudios en las casas y el paquete llega a todas partes. ¿Cree que hay una saturación de opciones?

R. El asunto está en que cualquier cosa que ocurre en el mundo llega a Cuba con décadas de retraso. Mientras la Seguridad del Estado siga controlando lo que sale en el paquete, mientras sigan atrincherados y acuartelados los artistas y periodistas independientes en sus casas y mientras siga existiendo un partido único que reina incluso por encima de la ley, pase lo que pase en el mundo, para bien o para mal, nos seguirá llegando tarde. Ya quisiéramos tener los cubanos un verdadero problema de saturación de opciones, o los problemas de representatividad que ocurren en las democracias, por poner otro ejemplo.

P. Guanabacoa, donde vive, parece ser una zona olvidada de La Habana. ¿Qué pasa en la escena artística independiente de una de las barriadas más antiguas de la capital?

R. Guanabacoa es uno de los asentamientos humanos más antiguos de la capital, con manifestaciones culturales propias que han influido en el entramado cultural de la nación, poniendo una marca y un sello en lo que es ser cubano. El problema está más en ser independiente que en ser artista, al vivir en una dictadura.

Tanto los teatros, como los cines, galerías y espacios públicos son del Gobierno, y los escasos espacios para el arte que están fuera de una institución oficial están bajo escrutinio constante y penetrados por la Seguridad del Estado. Mantener una postura abierta o hacer un arte de vanguardia, que proponga y renueve la realidad, como históricamente lo hace el buen arte o la noble ciencia, es declarar la guerra al Partido, que reina en la Isla al estilo de la Iglesia medieval.

¿Qué se puede esperar de un reinado donde avances tecnológicos como un dron o una antena satelital están en la lista de enemigos del Estado, y se inventan términos como "pollo liberado-controlado"? Me parece que las consecuencias de semejante oscurantismo tienen un impacto negativo en la calidad no solo del arte sino de la cubanía en general, creando una "cultura de la mediocridad". ¿Qué triste, verdad? Solo me resta pensar en estas palabras de Martí: "Ni escribe el escritor, ni habla el orador, ni medita el legislador sin libertad; de obrar con libertad viene obrar con grandeza".

Si me pongo a analizarlo fríamente, me estoy jugando mi juventud aquí y el futuro de mi familia, pudiendo estar mejor. Veo un cambio, y lo veo en tanto pueda cambiarme a mí mismo

P. Hay una línea contestataria y rebelde en su nuevo disco, pero también humilde, al reconocer la fragilidad de cualquier ciudadano. ¿Tiene la esperanza de un cambio democrático en Cuba a corto plazo?

R. El hecho de vivir aquí reafirma mi esperanza. Si me pongo a analizarlo fríamente, me estoy jugando mi juventud aquí y el futuro de mi familia, pudiendo estar mejor. Veo un cambio, y lo veo en tanto pueda cambiarme a mí mismo, ya que uno solo puede dar lo que tiene. Por eso hablo en mis canciones de la fragilidad y el temor ciudadano, ya que, salvo contadas excepciones, que sí sufrieron las consecuencias de un enfrentamiento directo a la dictadura, hay una inmensa cantidad de cubanos incitando a los más vulnerables a hacer lo que ellos nunca hicieron, volcando todas sus frustraciones personales y odios en un pueblo frágil y sufrido.

No es fácil salir a la calle, ser golpeado y arrestado, y luego llegar a tu casa y encontrar tu nombre en el noticiero, abrir una ducha y que no salga agua, comerte un plato de arroz con croqueta de harina y un vaso de agua, para al otro día pasar largas horas de tu vida en alguna aglomeración humana bajo el sol para comprar un pomo de aceite. Creo pertinente incitar a la lucha. Solo que el conocimiento habita en los actos, no en las palabras: incitar desde la experiencia inspira, incitar desde la ignorancia exacerba el odio por el odio. Lo que sí se puede observar con claridad es el desamor y la distancia enorme que existe actualmente entre el pueblo y el Estado. Tanto lo que se habla en las calles como los desatinos del sistema dan pruebas de un inminente cambio.

P. Chivatón es una canción bastante dura contra los colaboradores y delatores del régimen. En la Cuba con la que sueña, ¿qué pasará con ellos?

R. La vida que lleva un chivatón es bastante dura. Mi canción es un conglomerado de historias reales sobre un instrumental. Creo que la envidia, la falta de autoestima, la mediocridad y el autoritarismo se cargan con igual pesar en el alma, ya sea en esta Cuba o en la que soñamos.

P. ¿La salud del hip hop cubano hoy? ¿Bien, con gripe, en terapia intensiva?

R. La variedad de estilos y tímbricas del hip hop en Cuba es enorme, en comparación con otros países de la región. Se puede decir que a pesar de la censura y la constante guerra entre el Estado cubano y esta cultura, es inevitable que el rap cubano sea uno de los más influyentes en Hispanoamérica.

Pero no es secreto que el Partido Comunista de Cuba (dueño de la única Agencia Cubana de Rap) no simpatiza con este género, por lo cual, triunfar en esta carrera en Cuba no está para nada garantizado. Y mira: veo como una labor respetable el hecho de hacer rap que no sea social, pero hacerlo en Cuba me parece una falta de tino enorme, ya que como mucho llegarás a cantar en algún pueblo de campo o algún programita de la televisión nacional. Si lo que se quiere es hablar de gozadera, guapería o romanticismo, mi consejo es que se pongan a hacer reguetón ya, a ganar dinero y a triunfar como artistas de verdad. En algún punto los raperos cubanos más respetables caen en cuenta de que equivocaron el género musical o el país si es que pretenden vivir de la música.

En mi caso, guardo uno de los mandamientos del ‘hip hop’, que es tener algún negocio aparte de tu música. Así evito tener que comprometer el contenido de mi obra

En mi caso, guardo uno de los mandamientos del hip hop, que es tener algún negocio aparte de tu música. Así evito tener que comprometer el contenido de mi obra, la cual hago por puro placer y en total libertad.

P. El 27 de noviembre pasado, un grupo de artistas se plantaron frente al Ministerio de Cultura. ¿Qué repercusiones cree que ha traído y traerá ese acto?

R. El efecto 27N es irreversible. Me declaro cómplice y en total sintonía con el Movimiento San Isidro, Instar [Instituto de Artivismo Hannah Arendt] y cuantos intelectuales y grupos se reunieron ese día. La verdad es que lograron sensibilizar a un grupo de la sociedad mucho mayor al que existía antes en abierta desavenencia con el poder. Las represalias posteriores orquestadas por el Gobierno no pasaron de intentar tapar el sol con un dedo. Se abrió una posibilidad y se ganó en experiencia, y como dice la canción, "eso no es na’, prepárense pa’ lo que viene".

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