"Quieren eliminar los únicos dos programas de humor que hay ahora en la TV"

En una entrevista con '14ymedio', Marcos García, 'El hijo de Teresa', entra en la polémica creada por un artículo de 'Granma'

El humorista Marcos García. (Facebook)
El humorista Marcos García. (Facebook)
14ymedio

17 de agosto 2019 - 16:53

La Habana/Un texto publicado en el diario Granma ha provocado una avalancha de respuestas y declaraciones sobre los temas que aborda el humor cubano. Artistas como Ulises Toirac, Kike Quiñones, Iván Camejo y Eduardo del Llano han cuestionado un artículo que lamenta que hay demasiados chistes contra funcionarios públicos. Marcos García, El Hijo de Teresa, también ha saltado al ruedo de la polémica.

Pregunta. ¿Cree que el humor que se publica en los medios nacionales es complaciente, medianamente crítico o excesivamente irrespetuoso con los funcionarios públicos?

Respuesta. Sí, pero no. El humor que se visibiliza en los medios cubanos sí es complaciente y sí es medianamente crítico, pero habría que discutir muchos conceptos para ver si es –o no- excesivamente irrespetuoso con los funcionarios públicos.

Como en los exámenes de primaria, Justifico mi respuesta. Es complaciente porque los medios de comunicación están dirigidos por el Estado y existe la figura del "asesor", que no asesora, sino que censura. También existe la figura de director de contenido, que es una persona que no tiene puñetera idea del medio de comunicación por el que cobra un salario, pero es confiable a los ojos de la estructura de poder. Ese funcionario tiene la potestad de decidir a qué cortina de humo se destinarán los recursos, sobre todo en materia de humor. Por tanto, el chiste que se hace –al menos en los medios estatales- responde a una política editorial que sólo conocen o manejan aquellos que dirigen.

Lo anteriormente dicho deja resultados evidentes, y uno es que el humor que aparece en la televisión, radio, prensa escrita y hasta en las webs estatales responde a lo que –a veces a regañadientes– sus propios dirigentes han aprobado que salga. Por eso es complaciente y también, por eso mismo, es medianamente crítico.

El humor que aparece en la televisión, radio, prensa escrita y hasta en las webs estatales responde a lo que –a veces a regañadientes– sus propios dirigentes han aprobado que salga

Para decir si el humor en los medios cubanos es o no "excesivamente irrespetuoso" habría que definir qué se entiende por "excesivo" y qué entendemos por "respeto" cuando se habla de funcionarios públicos. En los medios eso lo definen los directores de contenido y dudo mucho que ellos o sus secuaces estén interesados en aclararlo.

P. ¿Hay niveles de permisividad diferentes con el humorismo en la televisión, los periódicos impresos, los medios digitales autorizados, los teatros, los cabarets y los espectáculos más o menos privados?

R. Sí, claro que existen diferencias. En nuestro país la prensa escrita y los medios digitales permitidos tienen unas "políticas editoriales" muy suyas y creo que bastante anticuadas para publicar humor.

Creo que la permisividad en materia de humorismo no es un concepto que deba asociarse a los que dirigen. Al menos no en los medios de Cuba. Estoy convencido de que no son ni se les puede acusar de permisivos porque, para empezar, la mayoría no tiene la menor idea de qué es y cómo funciona la comunicación en el humorismo. Añade a eso que son funcionarios que vigilan por que se haga lo que establecen desde más arriba, pero a su vez son vigilados desde arriba, desde abajo y desde todos los lados.

Un alto cargo que defiende su cuota de poder sustentado sólo en la confiabilidad política no puede hacer buen uso del pensamiento crítico elemental que se necesita para entender el humor y sus mecanismos. Y no hablemos ya de la capacidad administrativa, porque eso es otro berenjenal.

Un alto cargo que defiende su cuota de poder sustentado sólo en la confiabilidad política no puede hacer buen uso del pensamiento crítico elemental que se necesita para entender el humor y sus mecanismos

Por otro lado, los teatros, cabarets, centros nocturnos etcétera, funcionan prácticamente como feudos en los que el que manda no siempre es el que dirige y en muy contados casos quienes lo hacen tienen formación.

Esos lugares, al igual que los centros nocturnos más o menos privados, tienen que recaudar. Sus necesidades son diferentes a las que mueven a la censura en la televisión. Ahí tienen que ingresar dinero. Eso no significa que sean "permisivos", sino que mayormente se hacen de la vista gorda, que es otra cosa.

No olvidemos que en casi todos los centros nocturnos estatales de Cuba la última palabra la tiene un militar vestido de civil que ha pasado un curso de gerencia. Si la "permisividad" con el humor fuera una de sus cualidades, no estarían dirigiendo.

P. En ocasiones los humoristas son sutiles y apelan a segundas lecturas o al doble sentido. ¿Cree que la censura contribuye a afilar esos recursos y que, de no existir las conocidas limitaciones, el humor sería más directo o más burdo?

R. Ésta pregunta no tiene una respuesta absoluta. Las "segundas lecturas" o el "doble sentido" son sólo recursos de comunicación. Todos los recursos del humor se usan de forma más o menos burda o ingeniosa en dependencia de la inteligencia, la cultura y las necesidades económicas de quien se para en el escenario. El público solo busca aquello que le interesa. Si hay cómicos que hacen humor burdo es porque hay público que paga por verlos. Si hay humoristas que hacen humor más elaborado es porque hay público que los sigue. Si existe el chucho o si hay crítica social es porque hay público que está dispuesto a pagar la entrada para reírse de ellos. Y viceversa.

Por otra parte, la censura tiene algo de Descartes. Si la piensas, existe. Sería ideal que no la pensáramos, pero...

La consciencia de censura (con s intercalada) sí puede ser que ayude a perfeccionar los recursos para exponer una idea esquivando las prohibiciones con gracia e ingenio.

Pero generalmente quien se erige o es designado censor no tiene conciencia de humorista (sin s intercalada) y no domina ni se ha preocupado por invertir su tiempo en entender los mecanismos de la risa. Puede ser que haya aprendido cómo se hace un guión, pero no ha entendido cómo se hace reír.

No te voy a decir lo que están haciendo mal para no darles la posibilidad de aplicarlo, porque si supieran lo fácil que es, entonces la censura sería eficaz y si la censura fuera eficaz... no sé... yo no puedo entrar.

P. ¿Podrías contar alguna experiencia personal (o de otro que tengas conocimiento directo) en la que se haya prohibido alguna manifestación humorística?

R. Todos los humoristas de mi generación pudimos ver el humor televisivo de Detrás de la Fachada y San Nicolás del Peladero, que tanto se nombran como referentes de buen humor. Pero casi todos éramos muy niños y nos reíamos de lo que muchas veces no entendíamos.

Al menos en mi caso –y estoy seguro de es el caso de muchísimos humoristas más– el que de verdad nos enseñó a entender el humor por primera vez fue el que con toda sencillez nos mostraba cada domingo el humor de los primeros y grandes maestros de la comedia en el cine: Armando Calderón.

El que de verdad nos enseñó a entender el humor por primera vez fue el que con toda sencillez nos mostraba cada domingo el humor de los primeros y grandes maestros de la comedia en el cine: Armando Calderón

Siendo ya profesional, yo tuve el honor de conocerlo y de conversar varias veces con él.

Un día le pregunté lo que todo cubano hubiera deseado saber: ¿es cierto que fue sancionado por haber dicho aquella frase mítica? No. Nunca la dijo.

Un dirigente del Gobierno –militar por más señas– había comentado en alguna reunión que los niños cubanos no deberían estar viendo a "ese viejo chocho hablando bobería" en la televisión. En aquella reunión estaba presente un señor que fue presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT): Nivaldo Herrera, un funcionario designado en su cargo por el Consejo de Estado. Ahí mismo se decidió que La comedia silente había terminado. Cuando los niños preguntaban por qué no volvían a ver al "amigo Luzbrillante" ni al "amigo Charles", ni a "Cara de Globo y Soplete", alguien se encargó de correr la bola de que Armando Calderón estando borracho había dicho algo que jamás en su vida él mismo se habría permitido.

P. ¿Desde una perspectiva histórica qué le sugiere la polémica desatada tras la publicación del artículo en Granma?

R. Hace años hubo un comandante de infausta memoria, Jorge Papito Serguera, que expulsó a muchos artistas de la televisión cubana dando inicio a una cacería de brujas en contubernio con otros señores que también disfrutaban de confiabilidad política y que dieron inicio al amargo quinquenio gris que tanto daño hizo a la cultura cubana. Las políticas de esos señores que llegaron a ostentar altas cuotas de poder y fueron designados por el Partido aún tienen seguidores en los pasillos del ICRT.

Te puedo asegurar que hace rato están buscando la forma de eliminar los únicos dos programas que hay ahora en la TV cubana. Lo sé de muy buena tinta y éste "comentario" publicado en el Granma me parece un aviso.

Después llegaron los desagradables años iniciales del período especial, cuando un "dirigente" de tanto peso como Carlos Aldana exigió en un discurso por el día de la prensa cubana que la censura debía existir y debíamos aceptarla como arma ideológica. "¡Censura sí! ¡Censura y bien!", leyó a los periodistas congregados en la base del monumento a Martí en la Plaza de la Revolución. Su discurso fue transmitido por el noticiero de televisión y, por tanto, habló a todos los cubanos. Los años siguientes fueron difíciles para todos, y siguiendo las políticas de ése sujeto encumbrado por el Partido, la televisión cubana quitó sin previo aviso los únicos programas en los que se hacía humor: Los domingos no están contados y En Confianza.

Ahora, con referencia al periódico Granma y al nada inocente artículo del que hablamos, lamento muchísimo el vuelo que ha tomado este asunto. El artículo de opinión que ha provocado este debate ha sido publicado en el Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba. Es decir, queda sobreentendido que, más que una opinión personal, es una orientación partidista. Eso es muy feo, es preocupante. Abre una vez más la puerta a la intolerancia. Te puedo asegurar que hace rato están buscando la forma de eliminar los únicos dos programas que hay ahora en la TV cubana. Lo sé de muy buena tinta y éste "comentario" publicado en el Granma me parece un aviso.

P. ¿Recuerda alguna anécdota personal que encaje en la actual polémica?

R. En el año 1989 un "compañero asesor" que entonces tenía un cargo en Radio Rebelde me ofreció que, si yo le presentaba un proyecto para Radio Taíno, él me daba el programa. Me hacían contrato, me daban los cursos de lo que fuera para que yo pudiera entrar en el sistema de la radio cubana ¡y nada menos que en Radio Taíno!, que entonces empezaba con fuerza... pero con una condición, (¿qué pensabas? ¿qué me lo ofrecieron por mi entonces linda cara?). Tendría que usar solamente los chistes y caricaturas que aparecían en la revista Bohemia, preferentemente las de antes de la Revolución... ¿Y por qué? Le pregunté. Respuesta: Porque con esos chistes no nos buscamos problemas.

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