Los golpistas de Burkina Faso se comprometen a devolver poder ante la reagrupación del Ejército

Gilbert Diendéré, líder del Consejo Nacional para la Democracia. (CC)
Gilbert Diendéré, líder del Consejo Nacional para la Democracia. (CC)

21 de septiembre 2015 - 21:55

Uagadugú/(EFE).- El consejo golpista se comprometió este lunes a devolver el poder al Gobierno de transición de Burkina Faso mediante un acuerdo auspiciado por las autoridades regionales africanas, poco después de que el Ejército ordenara a todas sus tropas marchar hacia la capital para acabar con la sublevación.

Después de cinco días de tensión y un principio de acuerdo logrado con la mediación de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), el Ejército de Burkina tomo cartas en la crisis decretando el traslado de todas sus unidades a Uagadugú.

El objetivo de esta reagrupación, según un comunicado difundido por los jefes de las Fuerzas Armadas, era desarmar a la Guardia Nacional -facción protagonista del golpe- "sin derramamiento de sangre".

La cúpula militar instó a los cerca de 1.500 efectivos que componen esta unidad de elite a deponer las armas "inmediatamente" y a entregarse en un campamento al oeste de la ciudad a cambio de protección para ellos y para sus familias.

"Debemos hacer todo lo posible por preservar la paz y la fraternidad", subrayó el máximo responsable de las Fuerzas Armadas

El jefe del Estado Mayor, el general Pingrenoma Zagre, refrendó esta acción con otro comunicado en el que instó a los golpistas a evitar un enfrentamiento "de consecuencias imprevisibles" y les animó a reintegrarse en las Fuerzas Armadas.

"Debemos hacer todo lo posible por preservar la paz y la fraternidad", subrayó el máximo responsable de las Fuerzas Armadas.

La reacción del llamado Consejo Nacional para la Democracia, la autoproclamada autoridad militar liderada por el general Gilbert Diendéré y afín a los intereses del expresidente Blaise Compaoré -derrocado a finales del pasado año por una revuelta popular- no tardó en llegar.

Apenas dos horas después de que se iniciaran los movimientos de tropas en las diferentes provincias del país, el general se comprometió a devolver el poder a sus legítimos representantes a través de un acuerdo mediado por la CEDEAO.

Este acuerdo comenzó a gestarse el domingo e implica un retraso de las elecciones legislativas y presidenciales del 11 de octubre al 22 de noviembre, como muy tarde, y la eliminación del veto a la candidatura de simpatizantes de Compaoré.

Como muestra de buena voluntad, Diendéré anunció la puesta en libertad del primer ministro, Isaac Zida, retenido desde el pasado miércoles, aunque no especificó cuándo se produciría.

En un mensaje televisado, el líder golpista aseguró que pedirá disculpas a la nación y a la comunidad internacional y que trabajará para "la cohesión del Ejército".

Diendéré anunció la puesta en libertad del primer ministro, Isaac Zida, retenido desde el pasado miércoles, aunque no especificó cuándo se produciría

Los mensajes del Ejército hicieron que centenares de personas salieran a la calle a manifestarse contra los golpistas.

Desde el pasado jueves, cuando se confirmó el golpe, han muerto diez personas y cerca de un centenar han resultado heridas durante las protestas, según los medios locales.

A lo largo del día hubo diferentes mensajes de la comunidad internacional instando a la restauración de la autoridad civil, entre ellos del Gobierno francés, antigua potencia colonizadora de Burkina.

El presidente François Hollande pidió a las fuerzas golpistas que devuelvan el poder advirtiéndolas de que, en caso contrario, deberán asumir "todas las consecuencias".

Francia "se reserva la posibilidad de aplicar sanciones contra aquellos que se opongan a la celebración de elecciones", para lo que también movilizará a sus socios europeos, avisó el mandatario.

Hollande agregó que la cooperación civil, financiera y militar francesa se encuentran suspendida hasta que se retome de manera efectiva la transición civil.

El golpe de Estado, el sexto en la historia de Burkina desde que consiguiera su independencia en 1960, ha truncado la transición democrática en este país africano, que en noviembre del pasado año provocó la caída de Compaoré tras 27 años de mandato.

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