La Lady Gaga vietnamita que sacrificó el éxito por su lucha política

Mai Khoi dio el salto sin haber estado antes involucrada en ningún otro movimiento, cansada de que sus composiciones tuvieran que pasar el filtro de la censura

Mai Khoi, cantante vietnamita, es una de las voces críticas contra el Gobierno más importantes del país. (Sasha Arefieva)
Mai Khoi, cantante vietnamita, es una de las voces críticas contra el Gobierno más importantes del país. (Sasha Arefieva)
Eric San Juan

08 de septiembre 2019 - 15:22

Hanói/(EFE).- Apodada la Lady Gaga vietnamita por sus llamativos peinados, Mai Khoi era una exitosa cantante pop en Vietnam hasta que en 2016 se presentó a las elecciones legislativas con un mensaje crítico con el régimen comunista y su música cayó en la clandestinidad.

"Desde que me involucré en el activismo he perdido muchos fans. He sido aislada por el Gobierno y no puedo promocionar mis canciones. Mi música está prohibida en Vietnam, solo puedo hacer conciertos secretos o actuaciones online", explica a Efe en su estudio de grabación de Hanói.

Al contrario que otros disidentes vietnamitas, que llegaron al activismo por insatisfacción política, Mai Khoi, de 36 años, dio el salto sin haber estado antes involucrada en ningún otro movimiento, cansada de que sus composiciones tuvieran que pasar el filtro de la censura.

"El arte y la música en Vietnam necesitan libertad, un auténtico espacio libre para desarrollarse. Con la censura, los artistas no nos podemos sentir libres para crear"

"Esa fue la primera razón. El arte y la música en Vietnam necesitan libertad, un auténtico espacio libre para desarrollarse. Con la censura, los artistas no nos podemos sentir libres para crear", dice.

A pesar de que en teoría la ley permite la concurrencia de personas ajenas al Partido Comunista que gobierna el país desde 1975, su incursión en la política 2016 se topó con las restricciones del régimen comunista, que alegó motivos burocráticos para justificar el veto a su candidatura y las de otro centenar de aspirantes independientes.

Sin embargo, aquel intento y su reunión semanas después con el entonces presidente estadounidense Barack Obama, de visita oficial en Hanói, la catapultaron a la primera línea de la disidencia.

Aquel ascenso supuso también el final de su éxito musical en Vietnam: la Policía irrumpió en uno de sus conciertos, sus actuaciones de todo el año fueron canceladas y las presiones gubernamentales le cerraron las puertas de todos los programas de televisión.

"Ahora es muy difícil para mí vivir de la música, pero sigo teniendo que vivir. Llevo una vida muy sencilla, apenas salgo, paso mucho tiempo en el estudio, y gano algo de dinero para vivir cuando actúo fuera del país", asegura.

La Policía irrumpió en uno de sus conciertos, sus actuaciones de todo el año fueron canceladas y las presiones gubernamentales le cerraron las puertas de todos los programas de televisión

Sus viajes, como su primera gira en Estados Unidos hace un año o su visita a Oslo para recibir el premio Vaclav Havel de disidencia creativa suponen un oasis para la cantante, cuya vida en Vietnam se ha vuelto muy difícil.

"Hace dos años me detuvieron al volver de un viaje a Europa y me desahuciaron. He tenido que mudarme mucho, en cuanto la Policía se entera de dónde vivo presiona al dueño de la casa. El premio Vaclav Havel ha sido la mayor satisfacción en estos años. Me da energía para seguir y creer más en mí misma", afirma.

Sus canciones se han ido cargando de mensajes políticos desde que formó la banda "Los disidentes" y ella asegura que también se ha ido endureciendo por dentro con su experiencia.

Detrás de sus formas suaves, de su voz dulce por momentos titubeante, y de su sonrisa cándida, Mai Khoi esconde una determinación de acero, con la que no solo critica a las autoridades vietnamitas sino también a las grandes empresas tecnológicas como Facebook y Google que, a su juicio, se pliegan a las exigencias del régimen.

Hace un año publicó un artículo de opinión en el Washington Post denunciando cómo Facebook había dejado de ser un reducto de libertad de expresión y se había convertido en un instrumento "para silenciar las voces disidentes".

La plataforma de Mark Zuckerberg y Google, propietario de Youtube, han estado en el ojo del huracán desde que el pasado enero entró en vigor una controvertida ley de ciberseguridad que, según el Gobierno, sirve para contrarrestar a "las fuerzas reaccionarias" y que obliga a las empresas a proporcionarle datos personales de sus usuarios y a eliminar contenidos considerados "tóxicos".

"No paro de denunciar ante representantes de Facebook los problemas que hay aquí, las publicaciones borradas de disidentes, investigo para aportar pruebas, pero todos los días hay contenidos y cuentas borradas", se queja.

"No paro de denunciar ante representantes de Facebook los problemas que hay aquí, las publicaciones borradas de disidentes, investigo para aportar pruebas, pero todos los días hay contenidos y cuentas borradas"

Sin embargo, sigue intentando que las cuentas de sus amigos activistas estén protegidas y admite que en la red social "hay muchas publicaciones críticas que no eliminan pese a las peticiones del Gobierno".

La cantante lamenta la degradación de las condiciones en internet y el aumento de las detenciones en los últimos años, pero también percibe un mayor atrevimiento en la sociedad para criticar a las autoridades y celebra que más gente, sobre todo jóvenes, se involucren en el activismo.

Aunque a veces le invada el desánimo por la pasividad política de la mayoría de la sociedad, no piensa en abandonar y espera convencer a miles de vietnamitas para que, como ella, se presenten a las elecciones legislativas de 2021 y venzan el miedo.

Ella, pese a las apariencias, confiesa que sigue estando asustada: "Tengo menos miedo que antes, me atrevo a hacer más cosas, pero sigo teniendo el miedo dentro".

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