Lula podría cambiar la cárcel por su casa en septiembre por una reducción de pena

La justicia rebajó de forma unánime la pena de 12 años a 8 y 10 meses

Luiz Inácio Lula da Silva entró la noche de este sábado a prisión en la sede de la Policía Federal de Curitiba. (Captura/RTVE)
Luiz Inácio Lula da Silva en su entrada a prisión en la sede de la Policía Federal de Curitiba. (Captura/RTVE)
Eduardo Davis

24 de abril 2019 - 10:05

Brasilia/(EFE).- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel por corrupción desde abril de 2018, podría pasar a un régimen de prisión domiciliaria en septiembre, después de que su pena, en uno de los ocho casos de corrupción que tramitan en la Justicia, fue reducida a ocho años y diez meses.

La disminución de la condena, que en la primera instancia fue de nueve años y luego se amplió a doce en la segunda, fue decidida de forma unánime este martes por los cuatro miembros de la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia.

Esa corte, que actúa como tercera instancia, analizó una larga serie de apelaciones presentadas por la defensa del expresidente, de 73 años, que incluían pedidos hasta para anular la causa, la primera en la que ha sido condenado y por la que ingresó a la prisión el 7 de abril del año pasado.

Los jueces fueron unánimes en relación a que la pena dictada en segunda instancia, que aumentó la de la primera, fue "excesiva"

Los recursos fueron negados uno a uno, pero los jueces fueron unánimes en relación a que la pena dictada en segunda instancia, que aumentó la de la primera, fue "excesiva", por lo que la redujeron a ocho años, diez meses y 20 días.

El camino para la reducción de la pena lo abrió el juez Félix Fischer, instructor de la Quinta Sala, quien llegó al mismo cálculo de condena que los tres magistrados que le siguieron en el voto.

El caso se refiere a la primera pena dictada contra Lula en la segunda instancia, por corrupción pasiva y lavado de dinero, una vez que la Justicia consideró probado que recibió a modo de soborno un apartamento de tres plantas en la ciudad costera de Guarujá, en el estado de Sao Paulo, a cambio de favorecer a la constructora OAS en contratos con Petrobras.

Según las leyes brasileñas, Lula podría solicitar la prisión domiciliaria una vez que cumpla una sexta parte de la pena, lo que ahora ocurrirá en septiembre próximo.

Según las leyes brasileñas, Lula podría solicitar la prisión domiciliaria una vez que cumpla una sexta parte de la pena, lo que ahora ocurrirá en septiembre próximo

Sin embargo, sobre Lula ya pesa una segunda condena a otros 12 años de cárcel en un caso muy similar, pero dictada hasta ahora solamente en primera instancia y aún no confirmada en la segunda, lo que es requisito para ingresar a la prisión.

En caso de que se ratificase esa pena en la segunda instancia, lo que podría ocurrir durante el primer semestre de este año, pudiera verse frustrada la posibilidad de que el exmandatario pase a cumplir lo que resta de su primera condena en su domicilio.

Esa causa, a la que se suman otras seis aún en trámite, se refiere a un asunto casi idéntico al del apartamento en la playa de Guarujá, pues trata de una casa de campo en el interior del estado de Sao Paulo, que también le habría sido entregada a título de soborno.

Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de expresidente en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en la que tiene sede el tribunal a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción, en el marco de la que fue condenado.

La diputada Gleisi Hoffmann, quien preside del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula en 1980, celebró la decisión tomada este martes por el Tribunal Superior de Justicia, aunque reiteró su convicción en torno a la inocencia del exsindicalista.

"Lula es inocente y merece ser absuelto, pero los votos por la reducción de la pena muestran el nivel de persecución y arbitrio que ha sufrido", afirmó Hoffmann, quien citó entre los "victimarios" del exmandatario al ahora ministro de Justicia, Sergio Moro, quien como juez de primera instancia lo condenó a nueve años de cárcel.

Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de expresidente en un edificio de la Policía Federal en Curitiba

En las filas del oficialismo, dirigentes de la base que apoya al Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, uno de los principales antagonistas políticos de Lula, se intentó minimizar la decisión de la Justicia.

"Sigue siendo un condenado. No ha sido absuelto y, dónde sea, será un delincuente cumpliendo una pena por sus crímenes", dijo el diputado Daniel Coelho, jefe del grupo del conservador partido Ciudadanía en la Cámara baja.

Más contundente fue el diputado Luciano Bivar, presidente del Partido Social Liberal (PSL), que sirvió de plataforma electoral a Bolsonaro, quien dijo en forma lacónica que "Lula es solamente un periódico de ayer".

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