Morales es ya el presidente de Bolivia más duradero y sin intención de irse

Evo Morales, presidente de Bolivia. (Google)
Evo Morales, presidente de Bolivia. (Google)
Lorena Cantó

20 de octubre 2015 - 17:13

La Paz/(EFE).- Evo Morales será mañana el presidente que más tiempo ha gobernado Bolivia al superar los 9 años y casi 9 meses continuos de Andrés de Santa Cruz en el siglo XIX, y aunque había dicho que se iría en 2019, apuesta ahora por cambiar la Constitución para poder presentarse de nuevo a las elecciones.

Si en febrero próximo sale el "sí" en la consulta popular en la que se decidirá sobre una modificación de la Constitución de 2009 que avale una nueva candidatura de Morales, será la cuarta vez que el presidente aimara concurra a los comicios presidenciales.

Y mientras la oposición acusa al mandatario de querer perpetuarse así en el poder, entre sus seguidores hay quienes piden que pueda gobernar hasta el 2035 e incluso quienes quieren un "Evo para siempre".

Morales fue elegido por primera vez en diciembre del 2005 con el 53,7% de los votos y asumió la presidencia el 22 de enero del 2006, convirtiéndose en el primer presidente indígena de Bolivia.

En 2009 fue reelegido con el 64% y en el 2014 volvió a ganar con un 61,3%, tras concurrir por tercera vez a las presidenciales respaldado por el Tribunal Constitucional, a pesar de que la Carta Magna que él mismo promulgó en el 2009 establece que un presidente solo podrá permanecer dos mandatos.

Ahora, y aunque hace unos meses aseguró que se retiraría en el 2019 y hasta anunció que abriría un restaurante, el gobernante parece tener prisa en asegurarse el camino hacia la reelección, pues los analistas consideran que se avecinan tiempos difíciles para la economía del país, boyante en la última década.

La pregunta ahora es qué puede ocurrir el próximo 21 de febrero

De ahí, según los críticos, la inusitada rapidez de la Asamblea Legislativa, de mayoría oficialista, en la aprobación de la ley de reforma constitucional que deberá refrendar la consulta popular, en un país en el que la tramitación de nuevas normas suele ser extremadamente lenta.

La iniciativa llegó al Legislativo de la mano de los sindicatos y movimientos sociales que apoyan al mandatario, quien ha asegurado estar "sorprendido" por la propuesta, aunque dispuesto a volver a presentarse "si el pueblo lo quiere".

La pregunta ahora es qué puede ocurrir el próximo 21 de febrero, la fecha para la que se ha fijado el referendo.

Morales tiene a su favor las vacas gordas de casi una década viviendo de la nacionalización de los hidrocarburos decretada poco después de llegar al poder en 2006, y que ha consolidado el apoyo pretoriano de sus bases indígenas y sindicalistas, en especial en la región central de Cochabamba y en las del altiplano.

También le han beneficiado la demanda presentada ante la Corte Internacional de Justicia contra Chile para recuperar una salida soberana al Pacífico, una política exterior apoyada en la beligerancia "antiimperialista" contra Estados Unidos y una economía de subsidios.

Sin embargo, la economía boliviana ha comenzado a ralentizarse por la bajada de los precios del petróleo, que regulan los precios del gas que el país vende a Argentina y Brasil, unas ventas sobre las que se sustenta la economía nacional.

El partido oficialista reconoce la falta de liderazgos en su seno más allá de Evo Morales

Hace unos días, el presidente reconoció que el Estado dejará de ingresar más de 3.000 millones de dólares por el desplome del crudo y los minerales.

Otros factores que juegan en contra de Morales son las críticas a una gestión cada vez más personalista, y el retroceso en el estado de derecho debido al fracaso de la Justicia y a los ataques a la libertad de prensa que han sido denunciados por organizaciones como Human Rights Watch.

Las bases, hasta el momento, incondicionales del mandatario enviaron ya un mensaje de advertencia al oficialismo en los comicios autonómicos y locales de marzo pasado, en los que el MAS perdió algunos de sus bastiones, entre ellos la populosa ciudad de El Alto, de mayoría aimara, la de Cochabamba y la Gobernación de La Paz.

El partido oficialista reconoció entonces la falta de liderazgos en su seno más allá de Evo Morales.

Para solventar tal debilidad de cara al referéndum, en las últimas semanas ha comenzado una maratón de inauguraciones en su feudo político y sindical, la zona cocalera de El Chapare, en la región central de Cochabamba.

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