Rohaní modera su discurso para vencer la resistencia conservadora a su política

Durante la campaña presidencial, el clérigo moderado rompió grandes tabúes religiosos con sus fuertes denuncias sobre las limitaciones de las libertades de los jóvenes. (EFE)
Durante la campaña presidencial, el clérigo moderado rompió grandes tabúes religiosos con sus fuertes denuncias sobre las limitaciones de las libertades de los jóvenes. (EFE)

25 de mayo 2017 - 15:29

Teherán/(EFE).- El presidente iraní, Hasan Rohaní, ha rebajado tras ser reelegido su tono de crítica a los sectores más conservadores del sistema, para superar las trabas que le pueden poner para cumplir con sus promesas electorales.

Durante la campaña presidencial, el clérigo moderado rompió grandes tabúes religiosos con sus fuertes denuncias sobre las limitaciones de las libertades de los jóvenes, debidas en gran parte a las leyes del sistema teocrático de la República Islámica.

"Ustedes no son ni los guardianes de la religión ni los guardianes del pueblo, la propia gente preserva su religión", dijo en un mitin en el norte de Irán, mientras que en una reunión con diferentes instituciones conservadoras aconsejó "no preocuparse" tanto por la moral de los ciudadanos.

Para atraer el voto de los más reformistas, que se volcaron con su candidatura en las presidenciales del pasado 19 de mayo, Rohaní llegó a atacar al poder judicial y a los órganos de seguridad por no respetar los derechos humanos.

Una vez reelegido con el 57% de los votos, el presidente es consciente de que sus poderes son limitados para otorgar él solo más libertades a la población de Irán, donde la política y la religión hasta hoy han sido inseparables.

Por ello, en sus primeras apariciones públicas tras su victoria mostró un tono más conciliador y se presentó como "el presidente de todo el pueblo".

En sus primeras apariciones públicas tras su victoria, Rohaní mostró un tono más conciliador y se presentó como "el presidente de todo el pueblo"

"La sociedad debe dirigirse según el voto de la mayoría", señaló Rohaní en rueda de prensa, pero para tranquilizar a los conservadores aseguró que prestará también atención "a los intereses de la minoría" de la población que no le votó.

Asimismo instó a la colaboración de "todos los partidos y rivales" para "mejorar la vida del pueblo", al tiempo que apuntó que parte de las reivindicaciones ya están aceptadas en las leyes constitucionales.

Preguntado por Efe respecto a su política para cumplir con sus promesas frente a la resistencia conservadora, se limitó a subrayar que "la mayoría del pueblo de Irán ha elegido un camino" y que "todos" deben respetarlo.

En opinión del analista político Hosein Kananí Moqadam, Rohaní "era antes un principalista (conservador) respecto a muchos temas de libertad y el giro que ahora ha dado hacia las demandas del pueblo precisa un ambiente adecuado para su aplicación".

"El presidente no puede decidir de manera unilateral y aplicar sus políticas, debe coordinarse con otros poderes como el legislativo y el judicial", explicó a Efe el experto.

También necesita la aprobación del líder supremo, Alí Jameneí, quien durante la campaña criticó en varias ocasiones a Rohaní, quien a su vez refutó sus declaraciones en un gesto infrecuente.

Al conocerse la victoria de Rohaní, Jameneí aseguró en una carta que "los ganadores de las elecciones son el pueblo iraní y el sistema de la República Islámica".

Horas después, apareció el presidente en la televisión con aspecto pálido y agradeció su triunfo al líder supremo, y a su "gran hermano" el líder de los reformistas, el expresidente Mohamad Jatamí, reconocido como un opositor por el sistema y cuya imagen los medios de comunicación tienen prohibido publicar.

Aunque logró una amplia victoria en las presidenciales, Rohaní "se enfrentará a más problemas porque tiene un rival", quien también fue candidato presidencial, el clérigo ultraconservador Ebrahim Raisí.

Una de cal y otra de arena está dando Rohaní para tratar de no defraudar en su segundo mandato las demandas de sus electores más aperturistas, que en muchos casos le apoyaron como la única opción o la "menos mala".

Un reto complicado porque, a juicio del analista Moqadam, durante su primer mandato tuvo "más libertades y capacidades" que ahora, y no cumplió con muchas de sus promesas, como levantar el arresto domiciliario a los líderes del Movimiento Verde.

Aunque logró una amplia victoria en las presidenciales, Rohaní "se enfrentará a más problemas porque tiene un rival", quien también fue candidato presidencial, el clérigo ultraconservador Ebrahim Raisí.

Cuando ganó en 2013, sus adversarios eran varios candidatos conservadores, y no uno solo, que se repartieron los votos y no se alzaron como claros opositores a Rohaní una vez asumió el poder.

Una política distinta parece querer seguir Raisí, quien en su primer mensaje tras su derrota prometió emplear todo su esfuerzo en "reivindicar las demandas del pueblo en la lucha contra la corrupción y en el fortalecimiento de los valores de la Revolución Islámica".

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