La juventud tunecina que hizo la revolución queda marginada en las elecciones

Miguel Albarracín

14 de octubre 2014 - 17:12

Túnez/(EFE)- La juventud tunecina, verdadera protagonista de las revueltas que dieron inicio a la Primavera Árabe, es la gran ausente de las elecciones legislativas del 26 de octubre próximo, como coinciden en reconocer algunos de sus líderes más relevantes.

Con el país inmerso en plena campaña electoral, el que fue portavoz de los 14 líderes juveniles de aquella movilización social que acabó con el régimen del dictador Ben Ali, Rami Esgaier, atribuye la marginación de los jóvenes al hecho de que ese movimiento, salido de la sociedad civil, ha sido incapaz de crear un partido o una organización estructurada.

"Nuestra implicación en el activismo fue espontánea", y en los momentos históricos de las concentraciones de la Kasba -recuerda Esgaier- los jóvenes consiguieron derribar dos gobiernos, "sin organización, con la pura fuerza de la presión en la calle".

En una especie de examen de conciencia, Esgaier reconoce que, una vez alcanzado el objetivo de hacer caer al régimen de Ben Ali, los jóvenes se dispersaron y fueron los partidos políticos los que tomaron el relevo.

"Los medios de comunicación nos abandonaron, se centraron en los partidos, mientras 'los niños de la revolución' optamos por seguir siendo independientes al sentir que ningún partido nos representaba en realidad, por eso ahora menos de un 10% de jóvenes participa en listas electorales y ninguno de los líderes es cabeza de lista", afirma con seriedad este joven de 28 años.

Otra decepción llegó con los programas electorales de los principales partidos, de derecha e izquierda, islamistas o laicos: "Han creado lemas electorales sin tener en cuenta los verdaderos problemas de la juventud: el paro y la justicia social, que originaron las revueltas sociales, no están en los programas políticos ni hay planes concretos para combatirlos".

"Han creado lemas electorales sin tener en cuenta los verdaderos problemas de la juventud: el paro y la justicia social"

Esgaier apunta además otro factor que explica el desapego de los jóvenes: "Ningún partido político es capaz de realizar una verdadera democracia, (porque) no aplican la democracia en su seno", y puso como ejemplo al dirigente del izquierdista Frente Popular, Hama Hamami, a la cabeza de su partido desde 1986.

"Somos demócratas, creemos en el Estado de derecho, pero esta clase política antigua y patriarcal no es la que puede llevar a cabo la democracia real", subraya.

Un reciente informe del Banco Mundial y del Centro para la Integración en el Mediterráneo titulado Superar los obstáculos a la integración de los jóvenes está en la línea de las quejas juveniles. Producto de un análisis de datos cuantitativos, sondeos y una investigación profunda, el informe afirma concluye que "la participación de los jóvenes en la política sigue siendo limitada, continúan asumiendo elevados niveles de paro y no son consultados sobre los problemas que les afectan".

Pese a los numerosos obstáculos económicos, sociales, políticos y culturales que se levantan ante los jóvenes, "el activismo cívico y la participación de los jóvenes tunecinos es esencial para mantener la dinámica socioeconómica positiva y la estabilidad política del país", opina el director de operaciones del BM para el Magreb, Simon Gray.

Aparte del paro, el informe revela un "alto nivel de desánimo entre los jóvenes", y apunta como uno de los más graves problemas el elevado porcentaje (33%, uno de los mayores de África) de jóvenes entre 15 y 29 años que "no están en un sistema educativo, de trabajo o de formación".

Desde el punto de vista de las mujeres tunecinas, la situación tampoco pinta mejor. Según dijo a Efe la activista y abogada Hela Ben Salem, de 27 años, la participación de la mujer en las listas electorales para las legislativas no alcanza el 50% exigido por la ley electoral y solo un 12% de cabezas de lista son mujeres. "Aunque todos los partidos han intentado aplicar la paridad horizontal, muy pocos aplicaron la paridad vertical", explica de forma gráfica.

Para Hela, que milita en la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas y fue muy activa en las revueltas de 2011, el verdadero combate de las jóvenes feministas consiste en estos momentos en "estar vigilantes para que el Código del Estatuto Personal, que permitió la modernización de las tunecinas desde la década de los 50, sea respetado por los nuevos dirigentes". Ese código, un compendio de la legislación sobre la familia (matrimonio, filiación, herencias) sigue siendo el más avanzado del mundo árabe.

La activista feminista sostiene con cierta amargura que de "lo único" que todos los ciudadanos tunecinos disfrutan después del cambio de régimen es de la libertad de expresión.

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