¿Por qué Venezuela "protege" al hombre que asesinó a dos cubanas en Madrid?

La decisión de Caracas de no extraditar a España al exmarine Dahud Hanid Ortiz es sospechosa

Dahud Hanid Ortiz fue detenido en Venezuela y será juzgado en España. (El Confidencial)
Dahud Hanid Ortiz fue detenido en Venezuela y no será juzgado en España. (El Confidencial)

22 de junio 2019 - 14:54

Madrid/(EFE).- Víctor Joel Salas tiene 39 años y volvió a nacer hace tres, cuando se libró de ser asesinado en su bufete del barrio madrileño de Usera por un exmilitar despechado que mató a tres personas. Cada día se acuerda de ellas, ha seguido a flote por ellas, y ahora se pregunta por qué Venezuela le "protege" y no lo entrega.

Este sábado se cumplen tres años de uno de los pocos triples crímenes acaecidos en Madrid: el cometido en un despacho de abogados de la calle Marcelo Usera presuntamente por un exmarine estadounidense de origen venezolano, Dahud Hanid Ortiz, que buscaba al dueño porque había mantenido una relación con su novia, aunque ella asegura que le había dejado meses antes.

Acabó matando a tres personas: las compañeras de Víctor en el bufete Elisa Consuegra y Maritza Osorio, ambas de origen cubano, y un taxista ecuatoriano, Pepe Castillo, que fue a hacer una gestión. Dahud creyó que éste era Víctor -un error del que no supo hasta días después- y volvió tranquilo a su casa de Alemania, desde donde acabó huyendo a Venezuela cuando supo que iban a por él, y donde fue arrestado en octubre de 2018.

La Policía sospechó pronto de él pero una comisión rogatoria solicitada a Alemania se demoró y además él sabía de las pesquisas policiales porque había intervenido el móvil y el ordenador de su expareja.

Este sábado se cumplen tres años de uno de los pocos triples crímenes acaecidos en Madrid: el cometido en un despacho de abogados de la calle Marcelo Usera

Así lo relata en una entrevista a Efe Víctor Joel Salas, que rememora todo lo ocurrido tres años después, pidiendo justicia y asegurando que va a denunciar ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de no extraditar a España a Dahud.

Argumentará que se vulnera el derecho al juez natural, que sería el que ha instruido la causa en Madrid, y que el exmarine no tiene nacionalidad venezolana, que es la base sobre la que sustenta el alto tribunal venezolano su negativa a la extradición.

El letrado peruano que volvió a nacer hace tres años reconoce que "el proceso ha sido complicado, difícil", motivo por el que él ha preferido no hablar hasta ahora.

"Me duelen las muertes de ellas, cada día pienso en ellas, pero no podía caer en depresión ni bajar la guardia porque teníamos que encontrar al culpable, por justicia", asegura, y enfatiza que cuando le comunicaron que Dahud había sido detenido creyó que se había hecho justicia.

"Pero dimos con un elefante blanco, que es Venezuela, y no entendemos a fecha de hoy por qué protege a un asesino. Me encuentro decepcionado no con la justicia, que tarda pero llega, sino con la ley venezolana... pero seguiremos peleando", afirma con rotundidad.

Cuando recuerda el día del crimen se lamenta de no haberle dado mayor importancia a la amenaza que había recibido de Dahud unas semanas antes, porque el militar le pidió perdón dos veces y él dio el asunto por zanjado.

"Mira, soy su marido, se quién eres y te voy a encontrar y te voy a matar. Me han entrenado para esto", le había dicho Dahud a Víctor en mayo de 2016, aprovechando que su expareja llamó al letrado con el que tenía una relación. Víctor le contestó que no sabía quién era, ya que él desconocía que ella tuviese pareja, y que solucionase sus problemas.

El militar le pidió perdón luego dos veces y le dijo que no lo tuviera en cuenta.

"Pero dimos con un elefante blanco, que es Venezuela, y no entendemos a fecha de hoy por qué protege a un asesino"

Hoy Víctor, aún emocionado, recuerda cómo se materializó aquella amenaza el 22 de junio de 2016, entre las 14:30 y las 17:30 horas.

A las 14:30 su compañera de bufete Elisa le dijo que había "un tipo raro" en el despacho, sin mayor temor, y él se fue a casa a comer y descansar.

Cuando llegó a la puerta del despacho sobre las seis de la tarde salía humo por la ventana, trató de entrar sin éxito porque salía fuego y los bomberos sacaron los cuerpos de Elisa y de Pepe.

"Maritza estaba aún viva y le dije 'qué ha pasado, por favor no te mueras', pero me miró y murió", relata.

La Policía comenzó una ardua investigación en la que descartó que Víctor, que ejerció como abogado en Perú varios años, estuviese amenazado por algún cartel de la droga, ya que el asesino había dejado unas tarjetas del cártel de Juárez en el despacho.

Pero la clave fue el tapón de una botella de agua de la marca alemana Volvic que contenía un líquido acelerante. Cuando a Víctor los agentes le comentaron este detalle, solo tres horas después del crimen, vio claro quién lo había hecho u ordenado.

Dahud ya está arrestado, pero Víctor clama justicia y además advierte de que la expareja del asesino está en peligro, ya que cuando ella fue a declarar en su contra le dijo: "No te metas en esto, porque tú y tu familia estáis en peligro, porque yo siempre acabo mis misiones".

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