EE UU juega su carta de la diplomacia para impulsar derechos humanos en Cuba
Washington, DC/(EFE).- En vez de apostar por un ataque frontal sobre los derechos humanos, EE UU prefiere mostrar a Cuba su valiosa carta de la diplomacia y cortejar a la isla con progresos económicos para que la comunidad internacional sea la encargada de exigir a los Castro mejoras en libertades políticas y de expresión.
La decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de eliminar a Cuba de la lista negra de Estados patrocinadores del terrorismo allana el camino para la apertura de embajadas y supone un primer paso para abrir los mercados y sistemas de crédito a la isla, sobre la que pesa desde 1962 un embargo económico.
Aunque el Congreso tiene 45 días para revisar la determinación, con esta decisión Obama demostró que el pragmatismo se ha convertido en uno de los ejes principales de la política exterior estadounidense para acabar con cinco décadas de hostilidad oficial.
"Washington está apostando y esperando que, con una mayor apertura económica y un mayor compromiso diplomático, la reforma política sea eventualmente el siguiente paso en la isla", dijo a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
"Los cubanos ahora deberían mostrar cierta flexibilidad con algunas cuestiones, como la movilidad de diplomáticos estadounidenses dentro de la isla", que quieren poder interactuar con la sociedad civil, destacó Shifter.
Sin embargo, Cuba es muy sensible a cualquier intercambio entre Estados Unidos y la disidencia interna.
Por eso, "la comunidad internacional está llamada a jugar un rol importante en derechos humanos y democracia", indicó a Efe Santiago Canton, del Centro de Justicia y Derechos Humanos Robert F. Kennedy y ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Además, como dijo a Efe el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, "mientras no exista una presión de tipo multilateral de las principales democracias de Europa y América Latina, la naturaleza del régimen no cambiará, al menos, en el corto plazo".
No obstante, según Vivanco, acabar con el aislamiento es crucial para "poner fin al espejismo" con el que el régimen castrista oculta "los altos grados de restricciones en la isla" y que, con la progresiva apertura, descubrirán sociedades acostumbradas a afiliarse a sindicatos o salir a la calle a protestar.
"Sociedades progresistas como las de Chile, Brasil, Argentina, Uruguay o Perú se van a sorprender del alto grado de restricciones a los derechos básicos que impone el régimen totalitario de los Castro", aventuró el representante de HRW.
Tanto para Canton como para Vivanco, lo más factible es que Cuba dé sus primeros pasos en libertad de expresión, un campo muy restringido pero en el que ya se han abierto paso diferentes blogueros, como Yoani Sanchez, que en 2014 lanzó un nuevo periódico digital, "14ymedio", para "contar Cuba desde dentro de Cuba".
Al comienzo de las negociaciones, La Habana excarceló a 53 presos políticos cubanos, pero HRW y organizaciones disidentes de dentro de Cuba afirman que las detenciones y las amenazas destinadas a evitar actividades "contrarrevolucionarias", lejos de cesar, se han incrementado en los últimos tiempos.
Precisamente, las libertades políticas son uno de los puntos sobre los que Washington no ha ocultado sus diferencias con La Habana, como demostró Obama durante la Cumbre de las Américas, cuando se reunió con opositores cubanos y remarcó que "las naciones fuertes no tienen miedo" a la sociedad civil.
Sin embargo, en la reunión sobre derechos humanos que mantuvieron ambos países en Washington en marzo, Cuba presumió de sus éxitos en educación y sanidad y expresó su preocupación por la discriminación, racismo y brutalidad policial que a su juicio padece EE UU.
"Vamos a seguir teniendo diferencias con el Gobierno cubano. Pero no queremos ser prisioneros del pasado. Cuando algo no funciona durante 50 años, no sigues haciéndolo. Intentas algo nuevo", destacó Obama en Jamaica antes de la Cumbre de las Américas, donde los presidentes de ambos países protagonizaron una reunión histórica.
Como apunta Shifter, en esta nueva era de símbolos y gestos, la salida de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo muestra que "el camino ya está despejado" para que la apertura de embajadas cristalice la reconciliación.
Una vez que se produzca, según coinciden los expertos, Estados Unidos y la comunidad internacional podrán apostar con más fuerza por las libertades y la democracia en la isla, un tema espinoso que, sin embargo, no cambiará el sentido de un giro histórico que ya es irreversible.