La infiltración rusa en el espionaje austríaco: el terremoto que sacude Viena

La trama involucra a un ex agente del contraespionaje, a un importante periodista de investigación, una red de agentes rusos y a un prófugo

La ex ministra de Exteriores propuesta por el FPÖ Karin Kneissl bailando con Vladimir Putin en su boda.
La ex ministra de Exteriores propuesta por el FPÖ Karin Kneissl bailando con Vladimir Putin en su boda. / Tass
EFE

10 de abril 2024 - 19:44

Viena/Viena, un nido de espías durante la Guerra Fría, vuelve a ser escenario de una intriga propia de una novela de John le Carré que destapa la profunda infiltración de Rusia en los cuerpos de seguridad de Austria, un país miembro de la UE, y en el partido ultraderechista que lidera las encuestas.

Esta trama, que involucra a un ex agente del contraespionaje, a un importante periodista de investigación, una red de agentes rusos y a un austríaco prófugo que orquesta desde Rusia operaciones para el Kremlin, muestra las agresivas acciones de Moscú en el corazón de Europa.

El primer personaje es Egisto Ott, un antiguo agente del contraespionaje austríaco BVT, detenido a finales de marzo acusado de entregar información clasificada a Rusia y a Jan Marsalek, un compatriota prófugo en ese país.

Egisto Ott recabó durante años información sobre opositores al régimen ruso refugiados en Europa, incluidos ex miembros de los servicios de inteligencia rusos

Ott recabó durante años información sobre opositores al régimen ruso refugiados en Europa, incluidos ex miembros de los servicios de inteligencia rusos FSB con nuevas identidades, así como de políticos y periodistas. Pese a que fue suspendido del BVT en 2017, el exagente siguió accediendo a información confidencial sobre movimientos de personas que Moscú quería localizar.

El segundo personaje es Marsalek, ex número dos del quebrado sistema de pago en línea Wirecard y, desde que se revelara un fraude de 1.900 millones de euros a mediados de 2020, uno de los prófugos más buscado. Sus huellas se perdieron en junio de 2020, cuando viajó desde Viena a Bielorrusia en un avión privado.

Ahora, además de estar acusado por la gigantesca estafa de Wirecard, Marsalek está señalado por espiar para Rusia, según desveló el semanario alemán Der Spiegel y confirma la investigación en Austria. Uno de los objetivos prioritarios de la trama fue Christo Grozev, un periodista de investigación búlgaro que hasta 2023 residía en Viena y que ha sido un dolor de cabeza para el Kremlin.

Su trabajo en la plataforma de investigación Bellingcat fue clave para identificar a los responsables rusos del derribo en 2014 del avión de pasajeros MH17 sobre el este de Ucrania, con 298 muertos.

Ott ayudó a Marsalek a hacerse con un dispositivo SINA, una de las máquinas criptográficas más avanzadas utilizadas en Occidente

Grozev identificó también a los agentes que envenenaron a los opositores rusos Sergei Skipal y Alexéi Navalni.

Ott facilitó la dirección de Grozev en Viena y le dio información sobre su seguridad a agentes rusos que en junio de 2022 entraron en casa del periodista y robaron su portátil y una memoria USB.

Además, copias de las memorias de los teléfonos móviles de tres altos cargos de Interior austríaco –sustraídos por unos cómplices de Ott– fueron enviados a Moscú.

Ott ayudó a Marsalek a hacerse con un dispositivo SINA, una de las máquinas criptográficas más avanzadas utilizadas en Occidente, que, según la prensa austríaca, acabó en Rusia o Irán.

La detención en Reino Unido de los espías implicados en el robo a Grozev y la información entregada a Austria por la inteligencia británica MI5 llevaron a la detención de Ott en marzo.

También el superior de Ott en el BVT, Martin Weiss, que ha huido a Dubai, está siendo investigado bajo la sospecha de ser el verdadero interlocutor de Marsalek, quien fue captado por el espionaje ruso en 2014.

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