Cuando la noche es más oscura

Un grupo de personas participa en una manifestación en la ciudad de Caracas, Venezuela. (Miguel Gutiérrez/EFE)
Cualquiera puede ser detenido sin orden previa, aquí simplemente le llamamos secuestro. (Miguel Gutiérrez/EFE)
Reinaldo Poleo

03 de agosto 2017 - 21:14

Caracas/Muchos venezolanos acusan cansancio, la dictadura hoy nos plantea un escenario de miedo y desesperanza. Ya no hay reunión pública o marcha que no sea reprimida inclusive antes de comenzar. Los colectivos paramilitares y efectivos del régimen riegan con asesinatos y detenciones las calles de Venezuela. Ya no es extraño el rifle del francotirador en cualquier manifestación, ni es de extrañar que la mayoría de los impactos de bala a los manifestantes sean directos a la cabeza.

Tampoco son raras las detenciones arbitrarias a diputados, violando su inmunidad, o a sus familiares. Los derechos de la ciudadanía dejaron de existir, ya no somos juzgados por nuestros jueces naturales, ahora es la justicia militar la que se encarga de imputar a cualquier ciudadano. Cualquiera puede ser detenido sin orden previa, aquí simplemente le llamamos secuestro.

Lo más interesante del miedo es que te lleva a atacar a los más cercanos, a los que son tan vulnerables como tú

Lo más interesante del miedo es que te lleva a atacar a los más cercanos, a los que son tan vulnerables como tú. El miedo te hace ver las debilidades de los tuyos y te lleva hasta a culpar a tu entorno de tu desgracia. Es más fácil, eso te distancia de lo que en verdad te aterra. Y en guerra psicológica esto es bien conocido, desmoralizas, profundizas las diferencias, quiebras la unidad, la fraccionas, así de poderoso es el miedo. Por eso el miedo es parte fundamental de las tiranías, se carcome la esperanza, neutraliza la alegría y arrasa la fe, desmoviliza y en ese terreno espiritual arrasado, siembra la mansedumbre, la dependencia, las ideologías.

La división es buena para las dictaduras.

La moneda se devalúa "a paso de vencedores". Apenas ayer mi esposa consiguió milagrosamente mi medicina para la tensión, de la cual le vendieron solo dos cajas, y al ir yo a comprar otras dos cajas (el tratamiento es de un mes) en el mismo lugar, sólo hora y media después, la pagué al doble.

El dólar negro, es decir, el único que se consigue, pasa de tener un costo de 10.389 bolívares por dólar el viernes 29 de julio a 13.780 el 2 de agosto

Jamás la dictadura puede subestimar la fuerza de un pueblo cuando le cierran las ventanas de la libertad

Cada minuto que pasa la oscuridad se cierra sobre la noble nación de Bolívar. Mi esperanza está puesta en el nuevo amanecer. Vienen momentos más duros, las próximas horas son decisivas y estoy seguro de que todos vamos a poner el pecho en la supervivencia de nuestra patria.

Somos pacifistas, demócratas y un pueblo de fe.

Pero jamás la dictadura puede subestimar la fuerza de un pueblo cuando le cierran las ventanas de la libertad. Los venezolanos hemos demostrado a través de 18 años que no vamos a poner rodilla en tierra. Vamos a luchar, no tengan ninguna duda.

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Nota de la Redacción: Este testimonio es parte de un texto que el autor ha publicado en su blog y ha compartido con 14ymedio.

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