El Canal de Panamá cumple hoy 100 años de historia de alcance universal
Panamá/(EFE).- El centenario del Canal de Panamá está marcado por la ambiciosa ampliación que realizan los panameños, quienes administran la vía interoceánica desde 1999, y los desacuerdos que estos mantienen con el contratista internacional de la faraónica obra.
En esta conmemoración del centenario del Canal se celebran no solo los cien años de operación del paso entre los océanos Atlántico y Pacífico, sino también, y realmente, que los panameños lo controlan y que son ellos los que van a concretar la ampliación de una de las mayores obras de infraestructura del mundo.
La gigantesca zanja que parte en dos el continente americano por el istmo central se construyó entre 1903 y 1914 por EEUU, que invirtió entonces 300 millones de dólares y lo administró hasta el 31 de diciembre de 1999, como se había pactado en los tratados Torrijos-Carter de 1977.
En los 85 años de gestión estadounidense, el Estado panameño recibió de la instalación 1.878 millones de dólares, mientras que en los últimos 15 años de administración local la vía ha generado a las arcas del país unos 10.572 millones de dólares.
La corporación estatal autónoma Autoridad del Canal de Panamá (ACP), heredera de la estadounidense Panama Canal Comission, emprendió una ambiciosa ampliación de la vía en 2007 que duplicará la capacidad de movimiento de carga, a partir de 2016, de los 300 millones de toneladas anuales a los 600 millones de toneladas.
Tras la ampliación, con un total de 5.250 millones de dólares de inversión presupuestada, la ACP estima que el Canal de Panamá, por el que en sus cien años han transitado más de un millón de mercantes y barcos militares, generará al Estado panameño unos ingresos anuales de 3.100 dólares antes de 2025.
En sus cien años han transitado más de un millón de mercantes y barcos militares
El principal proyecto de la ampliación del canal, con unos 3.200 millones de dólares de presupuesto, es la construcción de un tercer juego de esclusas, tanto en el extremo pacífico como en el atlántico, que permitirá el paso de barcos de hasta 12.000 contenedores.
Actualmente, los buques que transitan por el canal panameño solo pueden llevar 4.000 contenedores y pagan una media de 50.000 dólares por usar el atajo continental. Todavía no se ha decidido cuál será el peaje que deberán abonar los barcos más grandes.
Pero este proyecto se ha convertido en la pesadilla de la ACP por sus desacuerdos con el consorcio contratista, Grupo Unido Por el Canal (GUPC), que integran la española Sacyr, la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA.
A principios de este año, las obras de ampliación quedaron suspendidas 18 días porque GUPC alegó que se había quedado sin liquidez, al haber experimentado unos sobrecostes de unos 1.600 millones de dólares.
Estos sobrecostes serían consecuencia de que el basalto que usa el grupo para fabricar el hormigón, procedente de una mina aledaña a las esclusas del Pacífico, no es de la calidad esperada y su procesamiento ha encarecido notablemente el proyecto, explicó el grupo contratista.
Las obras se reiniciaron después de que cada parte se comprometiese a inyectar al proyecto 100 millones de dólares, además de acordarse una fianza para financiación internacional, por parte de GUPC, de 400 millones de dólares.
Pero el acuerdo con el que se consiguió la reanudación de las obras no se firmó en aquel momento, y el intercambio de acusaciones de incumplimiento y la tensión por la permanente amenaza de un nuevo parón de las obras ha continuado hasta la actualidad.
Las partes finalmente firmaron el primero de agosto una modificación al contrato, que, aunque ha permitido que las obras continúen, no ha servido para limar las asperezas que persisten en la relación entre los ejecutivos de GUPC y la directiva de la ACP, según confirmaron a Efe en privado algunos de los protagonistas.
Pero por encima de todos los obstáculos, la gerente ejecutiva de Recursos de Tránsito del Canal de Panamá y responsable de unos 2.250 empleados, Diana Vergara, destacó que lo importante es que esta "es la empresa de todos los panameños".
El Canal, que sirve en la actualidad al 6 % del comercio mundial, tuvo su génesis en el siglo XV con Carlos V
El Canal, que sirve en la actualidad al 6 % del comercio mundial, tuvo su génesis en el siglo XV con Carlos V, quien hizo una de las primeras propuestas para explorar una ruta por el istmo para unir el Pacífico con el Caribe.
A lo largo de más de tres siglos, el proyecto de construir una canal interoceánico por Panamá, que por su geología y clima lo hacía parecer imposible, concitó el interés internacional y, al final, se redujo a dos países hegemónicos: Francia y Estados Unidos.
El intento pionero de construir el Canal fue de los franceses a partir de 1880 y duró casi 20 años, primero de la mano del conde Ferdinand de Lesseps -que no era ingeniero- y la Compañía Universal del Canal Interoceánico, que se hundió por un escándalo financiero en 1889.
De la Compañía Universal se pasó a la Nueva Compañía del Canal y los franceses retomaron y avanzaron significativamente los trabajos de excavación guiados por el ingeniero Phillipe Bunau-Varilla, pero, a través de éste, terminaron vendiendo sus derechos de construcción a Estados Unidos por 40 millones de dólares.
Parte de este fracaso radicó en el empecinamiento de Lesseps de insistir en hacer un canal a nivel como el de Suez, aunque Varilla retomó la idea de otro ingeniero francés de hacerlo con esclusas y dos lagos para elevar los barcos y hacerlos pasar por la cordillera.
Parte de la "leyenda negra" que acompañó a los franceses fue la cantidad de muertes que tuvieron por accidentes o enfermedades tropicales, pues se calcula que con ellos fallecieron más de 7.000 trabajadores.
El esfuerzo de los franceses, y en especial la astucia de Varilla para convencer al naciente imperio estadounidense de que se decidiera por una zanja interoceánica por Panamá y no por Nicaragua, sirvió a Washington para terminar con éxito el canal entre 1904 y 1914.
Durante los diez años en que Estados Unidos construyó el Canal, trabajaron en la monumental obra más de 56.000 personas, la mayoría de caribeñas, pero también italianos, griegos, chinos y unos 7.000 españoles gallegos, de los que murieron más de 5.600 por fiebre amarilla, malaria y accidentes.
Varilla, por su parte, ayudó a la independencia de Panamá, que pertenecía a Colombia, y firmó en 1903 el tratado Hay-Bunau Varilla con Estados Unidos, dando derecho a perpetuidad sobre el canal y soberanía en parte del istmo panameño a Washington, lo que creó un problema en las relaciones entre la nueva República y EE UU.