"No podemos enterrar a nuestros muertos. Hay cadáveres por todas partes"

Suben a 11.200 los muertos por los terremotos del lunes, 8.574 en Turquía y 2.662 en Siria

Los equipos continúan las labores de rescate, cada vez en peores condiciones. (@RedCrescent)
Los equipos continúan las labores de rescate, cada vez en peores condiciones. (@RedCrescent)

08 de febrero 2023 - 10:08

Ankara/Beirut/(EFE).- La situación en las 10 provincias turcas afectadas por los devastadores terremotos del lunes empeora conforme pasa el tiempo y, mientras el número de fallecidos no deja de aumentar, los supervivientes tienen problemas para cubrir sus necesidades más básicas en un clima gélido de hasta -6 grados.

Los fallecidos por los devastadores terremotos del lunes llegan ya a los 11.200, de los cuales 8.574 se registran en Turquía y 2.662 en Siria. Además hay más de 55.000 heridos y muchos de los servicios básicos en la región están destruidos.

En Turquía, donde tuvieron su epicentro los temblores de magnitud 7,7 y 7,6, el último recuento oficial sitúa la cifra de heridos en más de 38.200. Los equipos de ayuda han logrado rescatar a unas 8.000 personas con vida de los casi 6.000 edificios destruidos.

Las mujeres supervivientes, niños y ancianos se encontraban en terribles condiciones, sin acceso a necesidades básicas y con temperaturas de varios grados bajo cero

Los periodistas turcos que informan desde las ciudades afectadas de Kahramanmaras, Hatay, Iskenderun y Malatya a primera hora del miércoles, más de 48 horas después del terremoto, coinciden en que hay cientos de edificios derrumbados donde no ha llegado ningún equipo de rescate y la gente suplica por ayuda.

HalkTV informó en directo desde Malatya de que las mujeres supervivientes, niños y ancianos se encontraban en terribles condiciones, sin acceso a necesidades básicas y con temperaturas de varios grados bajo cero.

La desesperación crece porque en algunos edificios derruidos se pueden escuchar las voces de supervivientes, pero no se les puede ayudar por la falta de equipos especializados.

"Nadie en la ciudad puede entrar en ningún edificio por el peligro de derrumbe. Ir al aseo, algo hasta ahora sencillo, es un problema muy grande. No hay agua en casa ni en las gasolineras", explica esa televisión sobre la situación.

"La gente intenta calentarse en sus coches, pero no pueden rellenar el depósito porque no hay combustible en las estaciones de servicio", agrega.

Yildirim Kurt, un agricultor del distrito de Nurhak, en Kahramanmaras, una de las zonas más afectadas, dijo a EFE por teléfono que hasta ahora no había llegado ninguna ayuda a su pequeño pueblo.

Todas las casas de la ciudad tienen que ser reconstruidas. Nadie puede vivir siquiera en las casas que no fueron destruidas. La mitad de las casas del pueblo están arrasadas"

Seyhan Asker, un reportero de Halk TV, informó esta mañana desde Islahiye, una localidad de Hatay de 60.000 habitantes donde vivían sus padres: "Todas las casas de la ciudad tienen que ser reconstruidas. Nadie puede vivir siquiera en las casas que no fueron destruidas. La mitad de las casas del pueblo están arrasadas".

Mustafa Kara, que perdió a su mujer en Kahramanmaras en el derrumbe de un edificio de nueve plantas, mostró su indignación en Halk TV: "¿Tan poca cosa es este Estado? No hay nada. No podemos enterrar a nuestros muertos. Hay cadáveres por todas partes".

"Se han derrumbado más de 900 edificios. Si cada uno tiene entre ocho y diez apartamentos, ¿Cuántas personas hay bajo los escombros? No hay electricidad, ni gasolina, la gente saquea los supermercados. No hay comida, ni leche para los niños", se quejó ese vecino.

En Iskenderun un incendio en el puerto y el aumento del nivel de las aguas del mar complica la evacuación de heridos por barco hacia otras ciudades.

Al parecer, un contenedor con productos químicos ardió justo después del terremoto y las llamas se extendieron a los demás contenedores del puerto en poco tiempo. A pesar de la intervención de aviones y barcos del Ejército, no se pudo acabar con el fuego y el humo crea problemas para respirar en una amplia zona.

Mientras arrecian las críticas al Gobierno por no tomar medidas a tiempo, gestionar mal la crisis y no enviar el Ejército en los primeros momentos, los principales canales se centran en las personas rescatadas con vida en los edificios donde continúan las labores de rescate.

Los equipos de rescate salvaron a una profesora de 24 años, Mesude Akar, de entre los escombros de un edificio derrumbado 49 horas después del terremoto de Hatay. Una hora antes que ella, otras dos mujeres fueron rescatadas con vida también de los escombros en la misma zona, informó la agencia de noticias Anadolu.

La situación de las presas en la región es otro motivo de preocupación, ya que se informó de grietas en algunas de ellas debido a los temblores.

Los equipos de rescate salvaron a una profesora de 24 años, Mesude Akar, de entre los escombros de un edificio derrumbado 49 horas después del terremoto de Hatay

"Tenemos 110 presas, de momento hemos completado las pruebas en 90 de ellas. Porque hay riesgo en periodos sísmicos", dijo el Ministro de Agricultura, Vahit Kirisçi.

El panorama que dibujan los medios de comunicación en el tercer día desde las ciudades donde se ven las cámaras es espeluznante, con cientos y cientos de edificios destruidos y con pueblos sin ninguna atención mediática.

Aunque decenas de países han prometido ayuda a Turquía y muchos equipos se encuentran ya en el terreno, el desafío es rescatar a los atrapados bajo los escombros lo antes posible porque el frío reduce sus posibilidades de supervivencia.

En Siria la cifra de muertos por los terremotos ascendió este miércoles a 2.092 y el número de heridos se eleva ya a 4.049, mientras que cientos de personas continúan atrapadas entre los escombros más de 48 horas después del seísmo inicial.

Las áreas de las provincias noroccidentales de Idlib y Alepo, en manos de la oposición y fronterizas con Turquía, concentran el mayor número de víctimas, con 1.280 fallecidos y más de 2.600 heridos, según el último recuento ofrecido por el grupo de rescatistas Cascos Blancos en su cuenta de Twitter.

Los socorristas alertaron de que "cientos de familias" continúan atrapadas bajo los restos de edificios derrumbados, por lo que se prevé que el balance siga aumentando.

Bachar al Asad ha recibido llamadas de solidaridad de líderes con los que no había mantenido contactos diplomáticos desde su brutal represión de las revueltas populares de 2011

Por su parte, la agencia oficial de noticias siria SANA situó ayer la última cifra de fallecidos en 812 y la de heridos en 1.449 para las áreas bajo el control del Gobierno de Bachar al Asad, que no ha actualizado su balance general en 24 horas.

Los equipos de emergencias continúan hoy buscando a los desaparecidos, mientras siguen llegando aviones con ayuda internacional a los aeropuertos controlados por el Gobierno sirio, suministros y efectivos especializados enviados principalmente por los países árabes.

El presidente sirio, Bachar al Asad ha recibido promesas de ayuda y llamadas de solidaridad de los líderes de estos y otros países, parte de los cuales no habían mantenido contactos diplomáticos con Damasco desde su brutal represión de las revueltas populares desatadas en el país en marzo de 2011.

También pesan sobre el círculo cercano a Al Asad y otros órganos sirios una serie de sanciones internacionales, sobre todo por parte de Estados Unidos, medidas que el ministro de Exteriores, Faisal al Miqdad, llamó ayer a levantar para aumentar la llegada de asistencia humanitaria.

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