La proximidad de un acuerdo entre China y el Vaticano divide a los católicos chinos

El texto da el visto bueno de Roma a siete obispos ordenados por la Iglesia Patriótica china, regulada por el Partido Comunista y desligada del Vaticano

El acuerdo "afecta a la vida de la Iglesia y podría ayudar a estabilizar no sólo ordenamientos futuros sino la vida de los presentes". (CNS photo / Wu Hong)
El acuerdo "afecta a la vida de la Iglesia y podría ayudar a estabilizar no sólo ordenamientos futuros sino la vida de los presentes". (CNS photo / Wu Hong)
Antonio Broto

27 de marzo 2018 - 09:54

Pekín/(EFE).- China y el Vaticano, dos Estados sin relaciones diplomáticas oficiales desde 1951, están cerca de rubricar un acuerdo para el nombramiento conjunto de obispos (uno de los principales temas que los separa), algo que Roma y Pekín consideran un paso histórico pero que no todos ven con buenos ojos.

El acuerdo, del que adelantó algunos detalles el secretario de Estado de la Santa Sede Pietro Parolin el pasado mes de febrero, da el visto bueno de Roma a siete obispos ordenados por la Iglesia Patriótica china, regulada por el Partido Comunista y desligada del Vaticano.

En el pasado, algunos obispos de esa Iglesia oficial china fueron excomulgados por Roma, pero incluso prelados sancionados por tales medidas, como Vincent Zhan Silu (de la diócesis de Mindong) aseguran que "no hay obstáculos para el acuerdo si todos pensamos en el beneficio que obtendrá la Iglesia por el bien de la paz".

Las fuentes consultadas coinciden en que el acuerdo no incluiría que el Vaticano rompa sus lazos diplomáticos con Taiwán, una de las condiciones que China suele imponer para dialogar con otros Estados

Por otro lado, según señaló a Efe el sinólogo italiano Francesco Sisci, que ha seguido durante décadas los lazos chino-vaticanos, el acuerdo "es más amplio que sólo el nombramiento de obispos, también afecta a la vida de la Iglesia y podría ayudar a estabilizar no sólo ordenamientos futuros sino la vida de los presentes".

El documento, cuya rúbrica podría ser inminente, sería renovable cada dos o tres años y fijaría otros asuntos comunes entre Roma y Pekín, suponiendo una especie de concordato extraoficial similar al que la Santa Sede tiene con otros países para regular sus lazos diplomáticos.

Las fuentes consultadas coinciden en que el acuerdo no incluiría que el Vaticano rompa sus lazos diplomáticos con Taiwán, una de las condiciones que China suele imponer para dialogar con otros Estados, y que el Gobierno de Pekín se contentaría con la apertura de una oficina de coordinación en este país.

A pesar de ello, los actuales contactos entre Roma y Pekín han causado nerviosismo entre la comunidad católica y en el Gobierno de la isla, que ve en el Vaticano a uno de los aliados diplomáticos más importantes entre los veinte estados con los que mantiene relaciones.

Las negociaciones, en otro orden de cosas, tienen sus opositores en el seno mismo de la iglesia, encabezados por el cardenal y obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, quien en una carta pública acusaba a Roma de "venderse" a un régimen, el comunista chino, donde muchos católicos siguen siendo perseguidos.

El cardenal y obispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen, en una carta pública acusaba a Roma de "venderse" a un régimen, el comunista chino, donde muchos católicos siguen siendo perseguidos

En la misiva, con lenguaje agresivo y dirigida al cardenal Parolin, Zen -que de joven huyó del régimen comunista chino y se refugió en Hong Kong- amenazaba con "retirarse a la vida monástica" si se alcanzaba un acuerdo que en su opinión traicionaría a católicos que durante décadas han sufrido represión.

En China continental, otro texto publicado por católicos chinos a través de Asia News (medio ligado a las misiones vaticanas) aseguraba que la comunidad clandestina estaba siendo excluida de las negociaciones, porque en su opinión "olvida las persecuciones".

Según los detalles filtrados del acuerdo, éste forzaría a claudicar a Roma apartando a dos obispos "leales a Roma" y sustituyéndolos por "oficiales": serían el prelado de Shantou, Zhuang Jianjian, y el de Mindong, Guo Xijin (dando vía libre al antes mencionado Vincent Zhan Silu).

La ruptura de lazos diplomáticos en 1951, cuando el régimen maoísta expulsó al nuncio vaticano Antonio Riberi, sumada a la creación de la Iglesia Patriótica en 1957, dividió a los católicos chinos -unos 12 millones en la actualidad- en dos grupos, uno "clandestino" aún ligado a Roma y otro oficialista.

En 2014, fue notable que China autorizara al avión papal a sobrevolar su espacio aéreo cuando Francisco regresaba de una visita oficial a Corea del Sur

En 2007 el anterior papa Benedicto XVI intentó poner fin a esa separación con una trascendental carta a los católicos chinos en la que aseguraba que tal división no existía, llamando a la unidad y a la reconciliación a los creyentes de esta fe.

Su antecesor Juan Pablo II también intentó el acercamiento a la Iglesia Patriótica, llegando a reconocer en los años 80 a una treintena de obispos designados unilateralmente por Pekín, mientras que el actual pontífice Francisco se ha mostrado conciliador con el presidente chino, Xi Jinping, y ha expresado repetidamente su deseo de visitar el país.

En 2014, fue notable que China autorizara al avión papal a sobrevolar su espacio aéreo cuando Francisco regresaba de una visita oficial a Corea del Sur: Jorge Bergoglio relató después que mientras pasaba sobre el gigante asiático rezó por los católicos de este país, que en sus propias palabras desearía pisar "mañana mismo".

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