El secuestro de un general lleva al limbo la paz en Colombia y divide a la sociedad

El ministro de Defensa viaja a la capital chocoana para un consejo extraordinario de seguridad junto a altos mandos militares y policiales

Juan Manuel Santos durante el anuncio de suspensión de las negociaciones con las FARC. (EFE/Presidencia de Colombia)
Juan Manuel Santos durante el anuncio de suspensión de las negociaciones con las FARC. (EFE/Presidencia de Colombia)

17 de noviembre 2014 - 23:58

Bogotá/(EFE).- El proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC se suspendió este lunes tras dos años de negociaciones en Cuba a causa del secuestro de un general del Ejército, lo que ha dividido al país entre los que siguen apostando por la paz y quienes consideran este suceso como una traición de la guerrilla.

El general Rubén Darío Alzate, comandante de la Fuerza de Tarea Titán, una unidad especial antiguerrillera, fue secuestrado junto al cabo primero Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego en Las Mercedes, un remoto caserío del departamento noroccidental del Chocó. Al parecer, el general y sus acompañantes llegaron al lugar en una lancha, vestidos de civil y sin escoltas, lo que ha abierto una gran polémica sobre los motivos que llevaron a Alzate a no seguir los protocolos en una zona con fuerte presencia guerrillera.

El secuestro de Alzate, el militar con mayor rango capturado por las FARC, llevó a la condena del Gobierno y a la decisión del presidente, Juan Manuel Santos, de suspender el ciclo de negociaciones con la guerrilla que debía comenzar hoy en La Habana.

"Las FARC fueron responsables de este secuestro, un secuestro totalmente inaceptable", indicó Santos para anunciar que el equipo negociador del Gobierno no viajaría a Cuba. Agregó que, antes de proseguir con el diálogo, "hay una serie de circunstancias que tienen que aclararse", como "por qué estaba el general Alzate de civil, por qué le dijo a sus escoltas que no lo acompañaran, por qué se desatendió la advertencia del lanchero para que no fueran río abajo tan lejos".

Todas las fuerzas políticas se pronunciaron sobre la mayor crisis del proceso de paz, que esta semana cumple dos años, tiempo en el que se ha avanzado como nunca antes había ocurrido en los 50 años de conflicto armado.

El expresidente Uribe, gran opositor al diálogo, pidió "el cese unilateral de actividades criminales"

Uno de los primeros en pronunciarse fue el anterior presidente y actual senador, Álvaro Uribe, un gran opositor al diálogo y quien afirmó que "para el terrorismo los gestos de paz del Estado no son generosidad sino debilidad" frente a la guerrilla. Uribe, quien el domingo informó del suceso por Twitter antes de que se confirmara oficialmente, insistió en que "mientras el Gobierno, sus portavoces políticos y periodísticos proponen ampliar el concepto de delito político para amparar la impunidad del secuestro, narcotráfico y otros crímenes, el terrorismo responde con el secuestro".

Pidió así "el cese unilateral de actividades criminales", a lo que se sumó el procurador general, Alejandro Ordóñez, quien remarcó que solo deben proseguir los diálogos si las FARC liberan a sus cautivos, al calificar de "absurda" cualquier iniciativa dirigida a negociar una liberación.

Un editorial publicado en Anncol, web controlada por las FARC, aseguraba que Uribe estaría al frente de un boicot contra el proceso, al insinuar, sin una argumentación, que el general habría sido entregado de forma premeditada a un comando guerrillero.

En las redes sociales se mezclaron con fervor declaraciones a favor y en contra de seguir adelante con el diálogo en un ambiente de división e incertidumbre que invadió a todos los ciudadanos.

El resto de partidos y políticos de todos los colores condenaron abiertamente el secuestro de Alzate y sus acompañantes; pero una de las opiniones con más repercusión en Twitter fue la de la exsenadora liberal Piedad Córdoba, quien bajo la etiqueta #TreguaYa, convertida en trending topic, pidió salvar el proceso con un alto el fuego bilateral.

Entre los políticos que se sumaron a esa iniciativa estuvieron el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro; el senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) y copresidente de la Comisión de Paz del Congreso, Iván Cepeda; y el movimiento Marcha Patriótica. La Alianza Verde también consideró que la liberación de los cautivos es requisito para que se reanuden "de inmediato" las negociaciones.

Mientras tanto, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, se trasladó a Quibdó, la capital chocoana, para liderar un consejo extraordinario de seguridad junto a los altos mandos militares y policiales. Un portavoz de este ministerio dijo a Efe que se han desplazado hasta la zona más de 500 hombres entre soldados, carabineros, policías e infantes de marina.

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