El súbito interés del presidente colombiano por adquirir aviones de combate chinos

Colombia

En un viaje a Pekín, Gustavo Petro se interesó por los J-10CE para sustituir los Kfir israelíes de su flota aérea

Un avión militar chino J-10CE durante un vuelo de prueba.
Un avión militar chino J-10CE durante un vuelo de prueba. / Defensa.com
14ymedio

02 de junio 2025 - 11:36

Madrid/Colombia aún no se decide, pero la cuestión está sobre la mesa. Con una flota de aviones de combate a punto de jubilarse, Gustavo Petro recibió hace dos semanas, durante su visita a Pekín en el marco del Foro China-Celac, una propuesta de Xi Jinping: la de venderle 24 de sus J-10CE a precios ventajosos. El dilema de Bogotá está en si aprovechar una oportunidad que no gustará en absoluto a sus aliados tradicionales en Defensa, los miembros de la Otan. Varios analistas advierten de este riesgo al Gobierno, que, por ahora, permanece en silencio.

La oferta se produjo en la IV Reunión Ministerial del Foro, que se celebró entre el 12 y el 16 de mayo con la presencia insólita –para un evento que da cita a los cancilleres– de cuatro presidentes, el chino Ji Xinping, el brasileño Luiz Inázio Lula da Silva, el chileno Gabriel Boric y el colombiano Gustavo Petro, quien ejerce, además, la presidencia rotatoria del bloque. 

Allí se concretó la propuesta que, según la prensa colombiana, pilló desprevenida a la delegación colombiana, que sí sabía que entre los objetivos del viaje estaba la firma de una carta de intención para que Colombia se una a la iniciativa china Franja y Ruta. Cuba forma parte de este programa de infraestructura global para expandir la presencia económica y estratégica de Pekín desde 2023. Los demás países latinoamericanos que están dentro son Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Bolivia, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Granada, Guyana, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela.

Entre los objetivos del viaje estaba la firma de una carta de intención para que Colombia se una a la iniciativa china Franja y Ruta

La de Colombia era, por tanto, una de las grandes ausencias hasta este mayo. Pero la oferta de los J-10CE llegó de repente y con el fin de reemplazar los aviones de combate que tiene desde hace tres décadas la Fuerza Aeroespacial Colombiana, de la empresa israelí Kfir. Bogotá, que estaba buscando ya la manera de agilizar el cambio, recibió la propuesta, consistente en comprar cada uno de los aparatos por 40 millones de dólares. El precio incluye, según la página especializada Infodefensa, armamento aire-aire y opciones para financiarlo de manera ventajosa.  

En una nota publicada la pasada semana por Entorno –un medio financiado por EE UU– varios expertos avisan de lo preocupante que puede resultar en Washington ver este giro en Colombia. Según Juan Carlos Gómez, profesor asociado del Centro William J. Perry para Estudios Hemisféricos de Defensa de la Universidad Nacional de Defensa de Washington, esta medida de ese tipo podría “afectar la dinámica de seguridad del país con sus vecinos y reformular su papel en la política de defensa hemisférica”.

Según comentó al medio, Colombia tiene firmada una carta de intención para adquirir aviones de combate suecos Gripen, cuyo diseño está preparado para la cooperación con la Otan, y que refleja la preferencia por aviones occidentales, subraya. 

Gómez agrega que estos aviones chinos, de ser adquiridos, pueden tener otros problemas más prácticos: su mantenimiento y soporte técnico, que serían nuevos en Colombia. 

"Es preocupante que esta opción no haya sido sometida al análisis del equipo técnico, operacional y financiero que lleva más de una década evaluando el reemplazo de la aviación estratégica. Proceder sin un estudio exhaustivo podría comprometer la coherencia del proceso de modernización de la Fuerza Aeroespacial Colombiana", señaló. 

Por su geografía, Colombia demanda aviones de amplio alcance, que no es una de las cualidades de los J-10CE

Otro de los puntos en contra que señala el experto es que el país, por su geografía, demanda también aviones de amplio alcance, que no es una de las cualidades de los J-10CE, como lo es de los Gripen, con mayor autonomía. De las naves chinas sí destaca su modernidad y agilidad, en cambio. 

“Pocos países operan con material bélico chino en sus fuerzas aéreas, y esto podría limitar la interoperabilidad y la coordinación estratégica de Colombia con sus socios occidentales", añade Gómez, que alerta sobre las consecuencias a largo plazo que podría tener en la defensa nacional.

Ese medio ha hablado también con Fabio Sánchez, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá, que enmarca la oferta en el contexto geopolítico. "[Esta es] una consecuencia más de la proyección del poder y búsqueda de influencia china en la región", declaró a Entorno. "Estamos viviendo un nuevo momento en la geopolítica contemporánea, y las zonas de influencia se están reconfigurando por las acciones políticas, diplomáticas y comerciales de las potencias. La venta de tecnología militar es parte de ello".

Un sí a Pekín podría impactar en el Gobierno de EE UU, con el que las relaciones son tensas

Este especialista destaca que, desde los años 50, la tecnología militar en Colombia ha estado ligada a EE UU, y recuerda para ello el Plan Colombia –que tuvo lugar entre 2000 y 2015 para mejorar la capacidad del Ejército en la lucha contra las drogas y grupos insurgentes. Sánchez cree que el mercado estadounidense es vital para las exportaciones de Colombia y pide precaución, ya que no se sabe cómo un sí a Pekín podría impactar en el Gobierno de EE UU, con el que las relaciones son tensas desde que Donald Trump asumió el poder en enero de 2025.

"Estas compras van mucho más allá del hardware", explicó. "Vienen con compromisos a largo plazo: contratos, mantenimiento, reemplazos y programas de capacitación".

"No sabemos cómo responderá Washington. Pero tampoco sabemos qué nos espera con Pekín", adujo.

En un artículo publicado por la revista Diálogos el pasado 20 de mayo, su autor alertaba sobre la compra de material militar defectuoso chino por parte de varios países, entre ellos Venezuela y Bolivia. 

“En su búsqueda de cooperación en el campo de la defensa, China tiene desde hace varios años una creciente participación en el entrenamiento militar y el comercio de armas en Latinoamérica, principalmente con Venezuela, Cuba y Bolivia”, dijo semanas atrás al mismo medio Fabián Calle, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, de Argentina. “Esto plantea importantes desafíos e implicaciones geopolíticas y de seguridad en nuestro hemisferio”.

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