Uruguay decidirá entre la continuidad de Martínez o el cambio de Lacalle Pou

Los electores también votaron una reforma constitucional que daba más poder al Ejército y que fue rechazada

El Partido Nacional fue segundo en la primera vuelta pero podría ser ganador en la segunda, ya que cuenta con el respaldo de varios de los restantes candidatos. (PNACIONAL)
El Partido Nacional fue segundo en la primera vuelta pero podría ser ganador en la segunda, ya que cuenta con el respaldo de varios de los restantes candidatos. (PNACIONAL)
Concepción M. Moreno/ Federico Anfitti

28 de octubre 2019 - 10:25

Montevideo/(EFE).- Uruguay decidirá en noviembre si apuesta por la continuidad del Frente Amplio (FA), con su candidato, Daniel Martínez, o el cambio que supone el aspirante del Partido Nacional (PN), Luis Lacalle Pou, después de que ambos quedaran este domingo como los más votados en las elecciones.

Los dos candidatos confirmaron los pronósticos en una de las elecciones más reñidas de los últimos años y quedarán en manos de la decisión de los votantes en noviembre, que elegirán entre un cuarto mandato de la izquierda o un giro a la derecha del país suramericano.

Con un 84% de escrutado real la coalición de izquierdas que gobierna Uruguay desde 2005 obtuvo un respaldo de 768.207 (39,95%) por los 580.705 (30,2%) para el Partido Nacional.

Con un 84% de escrutado real la coalición de izquierdas que gobierna Uruguay desde 2005 obtuvo un respaldo de 768.207 (39,95%) por los 580.705 (30,2%) para el Partido Nacional

La alianza "multicolor" propuesta por el líder nacionalista tras conocer el apoyo explícito del candidato del Partido Colorado (PC), Ernesto Talvi, y de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, superaría en votos al líder del FA, ya que obtuvieron un 13,04% y un 11,33% respectivamente.

Los 217.835 obtenidos, con ese escrutinio, por parte de Cabildo Abierto suponen un gran éxito para una fuerza nacida en 2019, liderada por el exmilitar Guido Manini Ríos y con un gran apoyo castrense.

Con su porcentaje de apoyo, entra directamente al Senado, desplazando a otros partidos con casi dos décadas de historia como el Partido Independiente, que pierde su única banca en la Cámara Alta.

El discurso de Manini Ríos, que ha expresado abiertamente su admiración por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha calado en un amplio sector de la población hasta el punto de alcanzar a algo más de uno de cada 10 uruguayos.

En su discurso, tras conocerse las primeras proyecciones de las encuestadoras, mostró su apoyo explícito a Lacalle Pou con vistas a la segunda vuelta.

Lo que parecía claro, y se ha confirmado tras la celebración de la primera vuelta, es la fragmentación del Parlamento para el período 2020-2025.

De los cinco partidos presentes en la Cámara de Diputados en la actual legislatura, se pasaría a siete, según lo que se lleva escrutado. Además de los tres principales, Frente Amplio, Partido Nacional y Partido Colorado, entrarían en la Cámara Baja Cabildo Abierto, Partido Independiente, Partido de la Gente y Partido Ecologista Radical e Intransigente (PERI).

Después de quince años de gobierno del Frente Amplio con mayoría absoluta en ambas cámaras (Diputados y Senado), se abre un nuevo espacio para la negociación

Después de quince años de gobierno del Frente Amplio con mayoría absoluta en ambas cámaras (Diputados y Senado), se abre un nuevo espacio para la negociación.

El candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, apeló al "diálogo" con otras fuerzas políticas y, para ello, aludió a figuras históricas referentes de los tres grandes partidos: Líber Seregni (fundador del FA), Wilson Ferreira Aldunate (Partido Nacional) y José Batlle y Ordóñez (Partido Colorado).

Sabedor del desgaste al que el Frente Amplio está sometido tras 15 años en el poder, con los dos mandatos de Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y el de José Mujica (2010-2015), y sin apenas apoyos a los que acudir para una posible alianza con vistas a la segunda vuelta, Martínez no ha podido arrastrar a los votantes que prometían las encuestas, que le daban en algunos casos un 43%.

El líder opositor, en tanto, afirmó en su discurso que el resultado de la elección de este domingo dio "una clara señal" de que estaba latente "una alternancia". "El mensaje de hoy es de una alternancia plural, no es alternancia de un partido solo", agregó Lacalle Pou.

Ahora todo quedará pendiente de si cada votante de cuantos apoyaron este domingo a las fuerzas opositoras mantendrá su voto con vistas a la segunda vuelta, con fidelidad a lo que han pedido sus líderes, o aquellos descontentos con la gestión del FA que han optado en esta ocasión por el PC o Cabildo Abierto regresan y no se confirma el giro a la derecha.

En el Senado, la lista 609, del Movimiento de Participación Popular (MPP), cuyo líder es el exmandatario uruguayo José Mujica, obtuvo 262.124 votos. De esta forma, el expresidente tendrá un nuevo periodo parlamentario después de haber renunciado al Senado en 2018 para tomarse "una licencia antes de morir de viejo".

El expresidente nunca dejó de aparecer en eventos oficiales, partidarios o de importancia y, siempre que su rostro se ve entre la multitud, es uno de los más aclamados tanto por el público como por la prensa.

El expresidente Mujica tendrá un nuevo periodo parlamentario después de haber renunciado al Senado en 2018 para tomarse "una licencia antes de morir de viejo"

Mujica, pese a su longevidad, decidió volver al ruedo electoral e intentar ayudar a su partido a atraer votantes en busca de un cuarto periodo de gobierno consecutivo.

Por otra parte, los uruguayos dijeron "No" a los militares en las calles y rechazaron la reforma constitucional que buscaba que al menos 2.000 efectivos de las Fuerzas Armadas actuaran en la seguridad pública.

La iniciativa, que precisaba que más del 50% de los votantes colocaran la papeleta del "SÍ", alcanzó este domingo el 46% de los votos por lo que terminó siendo rechazada.

Los movimientos sociales, la negativa de todos los candidatos a la Presidencia de apoyar esta medida -incluido el del Partido Nacional (PN, centroderecha), Luis Lacalle Pou, pese a que la reforma fue planteada por un compañero suyo-, y la actuación de los militares en Chile fueron algunas de las razones que llevaron a la población uruguaya a rechazar la adopción de esta medida.

La propuesta surgió a principios de 2018 por parte del senador del opositor PN Jorge Larrañaga ante el incremento de los delitos en Uruguay, que, según cifras del Ministerio del Interior, estaban en el primer semestre de 2019 en 15.819 robos y 171 homicidios.

Entre los cuatro puntos de la iniciativa Vivir Sin Miedo, los dos primeros eran habilitar los allanamientos nocturnos -algo que se prohíbe desde la primera Constitución de 1830- y el cumplimiento total de las penas para delitos graves.

Además, creaba la cadena perpetua revisable a los 30 años de reclusión y la Guardia Nacional, un cuerpo de seguridad formado por militares para ayudar a la Policía Nacional.

"Este modelo de fuerzas de seguridad con organización militar ya existe con notable eficacia en países de Europa y Chile", dijo Larrañaga meses atrás en una cadena nacional para defender este punto. Uno de los debates fue el hecho de recurrir a una consulta de cambio constitucional para incidir en la seguridad.

Esta no es la primera vez que la ley máxima uruguaya pasa por este tipo de procesos con vistas a bajar la delincuencia, puesto que en las elecciones nacionales de 2014 se buscó -sin éxito- una reforma para bajar la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años.

A mí no me gusta el proyecto de reforma constitucional porque creo que le está agregando o incorporando a la Constitución temas que, a mi juicio, no deberían ser de la Constitución"

En este sentido, el director del Instituto de Derecho Constitucional de la Universidad de la República, Ruben Correa Freitas, habló con Efe sobre su postura contraria a la propuesta. "A mí no me gusta el proyecto de reforma constitucional porque creo que le está agregando o incorporando a la Constitución temas que, a mi juicio, no deberían ser de la Constitución", explica el experto.

Para el director, si se hubiese aprobado esta reforma sería un retroceso en derechos humanos para la ciudadanía uruguaya, principalmente debido al punto referido a los allanamientos nocturnos. "El artículo 11 de la Constitución Uruguaya que viene desde 1830. Nunca ha sido modificado. Creo que es una garantía que tienen los ciudadanos en el Uruguay y que no podemos retroceder en esta materia", acota.

Cuando la Corte Electoral aprobó la celebración del plebiscito, todo parecía indicar que la reforma saldría con altos porcentajes de aprobación; sin embargo, con los meses cambió. Uno de los factores claves fue el colectivo Articulación Nacional No a la Reforma que se abanderó con la idea de que este no era el camino para bajar el delito.

Vídeos, fotos, afiches, conciertos gratuitos y pegatinas para los termos que los uruguayos utilizan para tomar su típico mate fueron solo algunas de las iniciativas llevadas adelante para convencer a la población de que no colocase la papeleta en las urnas.

Artistas locales e internacionales posaron con el pañuelo del movimiento y también las aficiones de fútbol colocaron en sus tribunas banderas alusivas al tema.

La fuerza de estos colectivos quedó demostrada el 22 de octubre, cuando miles de personas marcharon por la céntrica avenida 18 de julio contra de la reforma. Larrañaga, en tanto, tuvo un cierre de campaña más austero en el Ateneo de Montevideo, donde dio una conferencia de prensa y defendió su proyecto.

El debate sobre la reforma trajo consigo viejos cruces entre los sectores que defienden a los militares uruguayos y quienes han sufrido los abusos de las Fuerzas Armadas en los años previos a la dictadura y en los años que duró el golpe de Estado.

El historiador Aldo Marchesi dice a Efe que en Uruguay hay "un fuerte componente de antimilitarismo" que asoció a esta reforma con los comienzos de la dictadura

El historiador Aldo Marchesi dice a Efe que en Uruguay hay "un fuerte componente de antimilitarismo" que asoció a esta reforma con los comienzos de la dictadura.

Sin embargo, también enfatiza que incluso desde la cúpula militar muchos estaban en contra del plebiscito y eso se vio reflejado en que Guido Manini Ríos se oponía.

El también historiador Antonio Pereira explica a Efe que esta no fue la primera vez que Uruguay tuvo que decidir sobre los allanamientos nocturnos ya que, en el plebiscito de 1980 -en el que los militares buscaron institucionalizar la dictadura-, uno de los puntos era este.

"En relación a la población civil y la fuerza militar, lo otro que me parece interesante es pensar o plantearse que siempre se discute conectándolo al miedo y la necesidad de orden", considera.

Para el experto, que ningún candidato a la Presidencia hubiese apoyado la reforma habla de que había "valores democráticos" que estaban en juego. "El plebiscito no sintoniza con esa clave democrática que hay en Uruguay", concluye.

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