El Bar EFE apuesta por la inclusión después de las críticas de la comunidad LGBTI

La supuesta expulsión de dos jóvenes gays que se besaron en el establecimiento generó una campaña en su contra

El Bar EFE, lugar del presunto incidente homofóbico que dio lugar a una campaña de boicot en su contra. (14ymedio)
El Bar EFE, lugar del presunto incidente homofóbico que provocó una campaña de boicot en su contra. (14ymedio)
Luz Escobar

21 de julio 2018 - 15:31

La Habana/Un ambiente bohemio en medio de una ciudad decadente. Platos estilizados que incorporan pescados, tomates y lechuga fresca. Daiquiris y mojitos. Por un momento parece que se puede escapar de La Habana. Así es el Bar EFE, un lugar que promete "una experiencia diferente".

Sin embargo, hace apenas dos semanas, un escándalo por una supuesta discriminación de género puso a este sitio en el ojo del huracán. Las versiones sobre lo ocurrido aún encienden las redes sociales en un momento álgido, cuando promotores y detractores del matrimonio igualitario están en campaña para incluir este tema en la reforma constitucional.

El Bar EFE lleva días bajo los focos de la comunidad LGBTI desde que el domingo 8 de julio el fotógrafo Brian Canelles visitó el local junto a su novio y unos amigos. El profesional aseguró en Facebook que había sido expulsado por hacerse una foto besándose con su pareja.

Menos de 24 horas después la historia de Canelles provocaba un aluvión de críticas contra la administración. “Nos expulsaron a la fuerza como criminales por tomarnos una selfie besándonos. No importa si gastas 100 CUC en un bar como este, la homofobia seguirá siendo la misma”, remachó el joven.

El Bar EFE lleva días bajo los focos de la comunidad LGBTI desde que el domingo 8 de julio el fotógrafo Brian Canelles visitó el local junto a su novio y unos amigos

Canelles reclamó a los guardias de seguridad pero le explicaron que no querían promover “esa imagen” y que no les interesaba el público gay, tampoco ganarse “esa fama” de espacio de encuentro de la comunidad LGBTI, según narró en el texto que colgó en su muro.

De inmediato, en esa misma plataforma, apareció la respuesta de los administradores del negocio que se defendieron diciendo que el sitio “siempre levantará la bandera contra la homofobia” porque su política es “respetar a los demás como personas, sin importar su sexo, raza, inclinación sexual o posición social”.

“A esta pareja sólo se le prohibió tomar fotografías y videos del lugar (...) por cuestiones de privacidad de otros clientes”. El mensaje fue más allá: “estamos a favor del amor y a favor de la comunidad LGTB ¡RESPETAMOS A TODOS! pero deben respetar las políticas de #efebar que sólo hizo cumplir una de ellas”.

EFE Bar, con su luz tenue y cócteles que no bajan de los 4 CUC, mantiene una atmósfera en la que se mezclan lo íntimo y lo alternativo. El sitio es visitado con frecuencia por parte de la farándula habanera, actores, pintores, personas que se mueven en los entresijos del mundo diplomático y los negocios privados.

“A esta pareja sólo se le prohibió tomar fotografías y videos del lugar (...) por cuestiones de privacidad de otros clientes”

“Sí, sí, ese es el lugar” le dice un joven a otro a las afueras del negocio privado en la esquina que forman las calles 23 y F, en el Vedado habanero. Uno de ellos saca un móvil y hace varias fotos, el otro entra al local donde pasadas las once de la noche solo quedan dos mesas vacías.

La denuncia no pudo llegar en peor momento para el negocio. La redacción de una nueva Constitución y la posible aceptación en su texto del “matrimonio igualitario” han disparado las pasiones. De un lado, parapetados con el discurso de la “familia tradicional” están quienes rechazan esa posibilidad y, del otro, los que claman porque se cumpla su demanda largamente postergada.

En ese contexto, el incidente que narró Canelles encendió los ánimos y avivó los debates sobre la discriminación por preferencias sexuales, la libertad de elección y la intolerancia machista que se mantiene en la sociedad cubana. El Bar EFE estaba en el epicentro de esa discusión y tras la nota aclaratoria sus empleados prefirieron guardar silencio.

La denuncia no pudo llegar en peor momento para el negocio. La redacción de una nueva Constitución y la posible aceptación en su texto del “matrimonio igualitario” han disparado las pasiones

El actor Luis Alberto García se solidarizó con la pareja y publicó en Facebook una fotografía besando a un colega. La esposa del conocido intérprete se sumó y colgó una imagen besando a una amiga. Ambas fotos venían acompañadas de las etiquetas #ConMisAmigosNoTeMetas #Boicot #EFEbar.

Lo siguió el dramaturgo Norge Espinosa que advirtió “que bajo argumentos como el llevado y traído código de admisión” muchas veces se disimulan “actitudes conservadoras e irrespetuosas para un cliente, y un ciudadano, que aunque no tenga aun a su favor derechos legales que le ahorren esos disgustos, sí puede hacer valer su dignidad”.

La campaña de apoyo a la pareja derivó en un pedido de boicot al bar con cientos de comentarios de rechazo en su página de Facebook y en el proyecto de una besada frente a su puerta, que no llegó a concretarse.

El debate tomó un giro institucional el 17 de julio cuando el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) que dirige Mariela Castro, hija del exgobernante Raúl Castro, publicó que estaba “al tanto de lo ocurrido” y que trabajaba para “conocer detalles de los hechos, asistir en el proceso a las personas que fueron afectadas e informar a las autoridades competentes”.

La campaña de apoyo a la pareja derivó en un pedido de boicot al bar con cientos de comentarios de rechazo en su página de Facebook y en el proyecto de una besada frente a su puerta

Las palabras del Cenesex cambiaron el rumbo que había tomado la protesta. Ante el temor de que el Gobierno decrete un cierre repentino del establecimiento, sin nuevas declaraciones de Canelles y con la administración del Bar EFE negando la versión del fotógrafo, Luis Alberto García aclaró que hacerse la foto del beso nunca tuvo como afán “clausurar un bar”.

García confesó que lo mejor hubiera sido esperar a escuchar otras versiones de lo sucedido antes de expresarse y extendió su deseo de que se terminen lo prejuicios a “toda la nación cubana. La de derecha y la de la izquierda. Dentro y fuera del archipiélago”.

Mientras, en la casona de F y 23, los empleados apostaron por dejar pasar el tiempo, bajar la temperatura de lo ocurrido y continuar con su rutina. Fiesta pirata, una rifa y para las 25 primeras chicas que lleguen unos “chupitos free”, era la promoción del local tras, exactamente, 20 días después de que Canelles publicó su querella.

Varios intentos de este diario para entrevistar al dueño del lugar no pudieron concretarse, tampoco fue posible conversar con Brian Canelles, el joven que desató el debate con su denuncia.

“Todo fue un malentendido”, dijo este jueves en voz baja a 14ymedio un trabajador del bar que prefiere el anonimato. “Esos muchachos son clientes fijos y saben bien que aquí nunca se les ha molestado por besarse”, agrega. La puerta del local se abre y entran dos hombres que se sientan en una mesa vacía. Minutos después descorren una cortina negra para tener privacidad. La música suena y en la barra asoma un trago con muchos colores, como un arcoiris en plena noche habanera.

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