Pedalear hasta la eternidad

El bicitaxista Pedro Jorge Martínez, más conocido por su nombre artístico Conde Black (Foto Lilianne Ruíz)
El bicitaxista Pedro Jorge Martínez, más conocido por su nombre artístico Conde Black (Foto Lilianne Ruíz)
Lilianne Ruíz

12 de noviembre 2014 - 06:20

La Habana/A Pedro Jorge Martínez le gusta que le llaman por su nombre artístico, Conde Black. Tiene 25 años y hace ocho que graba sus temas de reggaetón y salsa en improvisados estudios de grabación que proliferan por toda la ciudad. Pero mientras espera su golpe de suerte, pedalea sin cesar por La Habana para hacer el dinero del día.

Conde Black conduce un bicitaxi para transportar pasajeros. Cada día sale a las ocho de la mañana a trabajar. A veces desayuna un pan con bistec de cerdo en cualquier timbiriche, pero otras veces prefiere ahorrarse el dinero. Lleva su cuerpo al extremo para hacer entre 12 y hasta 15 carreras en un día.

La piquera ubicada en la calle Habana esquina a Damas es el único lugar donde le está permitido estacionarse. Desde allí hasta el Parque de la Fraternidad el trayecto cuesta un peso convertible o su equivalente en moneda nacional. Pero si tiene que ir hasta Carlos III e Infanta puede ganar cinco. "Cuando voy por doce carreras ya estoy mata'o", cuenta, mientras sigue dándole a los pedales.

Si le preguntan por qué ha elegido un trabajo tan duro teniendo talento para la música, no lo duda y confirma "es un dinerito que me entra cada día. No es lo mismo trabajarle al Estado para ganar a lo máximo 20 CUC al mes. Por lo menos aquí tengo para el diario de la casa".

Nuestro artista urbano comparte con sus colegas una extraña condena, no pueden parar a descansar –literalmente– ni esperar a sus clientes en las calles donde estimen, aunque estén bien aparcados. Solo pueden aguardar en aquella piquera, que les fue asignada por el sistema de control estatal.

"Tenemos que estar moviéndonos constantemente porque el caballito (policía de tránsito) nos está cazando. Me paso el día dando vueltas como si fuera un trompo. Tampoco puedo estar parado, por ejemplo, frente a la tienda de Carlos III. Allí hay un parqueo para los carros, pero no se puede parquear un bicitaxi. Los taxistas particulares sí pueden ponerse donde ellos quieran. ¡Lo que tienen contra nosotros es una política represiva!", cuenta con molestia.

“Lo que ganamos en 15 días nos lo quitan con una multa en un día. Somos el eslabón más débil"

Si se detienen a esperar clientes o a descansar y los sorprende un policía o un inspector de transporte, que viste de uniforme, o un inspector integral con ropa de civil, puede recibir una multa por "mal estacionamiento". Conde Black es categórico: "lo que ganamos en 15 días nos lo quitan con una multa en un día. Somos el eslabón más débil. El bicitaxista es a quién tú le puedes poner una multa y no te va a dar nada, no te va a salvar con nada. El botero busca más dinero y se arregla con los inspectores y con la policía".

Entre los muchos obstáculos que encuentran para trabajar, el menor parece ser la inercia que rompen con su pedaleo incesante. Nunca pueden transitar por las calles que les están vedadas. Estas vías prohibidas las conocen los bicitaxistas que esperan en la piquera de Zanja y Santiago en Centro Habana. Son entre otras: Monte, Reina, Belascoaín, San Lázaro y O´Reilly. Los muchachos opinan que Monte tiene mucho tráfico, pero que por las demás se podría transitar fácilmente.

A pocos metros de la piquera están unas oficinas donde se otorga licencias de transportación. El cartel en la puerta identifica el lugar como "Vice Dirección de Personas Naturales de Ciudad de la Habana". El lugar está destartalado y cubierto de afiches de contenido político. En una puerta hay clavado un papel con la siguiente información para bicitaxistas: "Vías aprobadas en Centro Habana. Acuerdo 307. De Colón hasta Consulado. Consulado hasta San Rafael. San Miguel a Galeano. Águila hasta Colón. Galeano de Zanja a Trocadero. Por Consulado: Genio, Industria, Refugio hasta Crespo y de Crespo hasta Colón. Firmado: Jefa de la Oficina de Habana Vieja".

El itinerario autorizado excluye las mejores zonas. Quizá porque el aspecto humilde de estos trabajadores no proporciona la imagen que se quiere vender a los turistas. "En Habana y Obispo está el Ten Cent, está ETECSA. ¿Por qué no puede estar ahí la piquera, cuál es el susto? Allí lo que hay es un capitán que está todo el día persiguiéndonos. Pone la multa y nos lleva para la unidad policial que significa que ese día no podemos trabajar. Pero es que esa es la zona donde están los clientes. No escuchan: tienen la piquera frente al policlínico de San Juan de Dios, más lejos, donde no va nadie", explica uno de los colegas de Conde.

“Yo soy un artista con talento, que no puede ser artista en Cuba. No voy a ser eterno en el bicitaxi”

Los inspectores tienen sus metas, como lo reconoce una funcionaria estatal que no quiso revelar su nombre: "Los inspectores tienen un plan de fiscalización que tienen que cumplir, eso significa detectar infracciones en cualquier modalidad del trabajo por cuenta propia." Todo indica que el incremento en las multas podría deberse más al sistema de pago a los inspectores y menos a un aumento de las infracciones. A la pregunta de si es cierto que reciben más dinero por poner más multas, la respuesta de la misma funcionaria fue un insinuante "Bueno... no es que vayan a perder la estimulación salarial pero...".

Los llamados "trabajadores por cuenta propia" de alguna forma representan el embrión de la pequeña empresa. Son sus propios empleadores e invierten en su trabajo sus pocas ganancias. "Nosotros no tenemos tiendas que nos vendan las gomas a precios más bajos. Tenemos que resolverlo todo por la izquierda porque aquí no venden nada, todo es inventado por nosotros", aseguran algunos bicitaxistas de la calle Zanja.

Irónicamente el Gobierno, en su insaciable afán de control, los ha afiliado a sindicatos de otros centros laborales que no comparten ni sus intereses ni sus problemas. La pregunta es ¿para protegerles del poder de quién? El Estado los enfoca como excedente laboral de las empresas públicas y utiliza el eufemismo de "trabajadores por cuenta propia" con el propósito de mantenerlos sujetos.

"Nosotros estamos pagando una licencia. Estamos pagando impuestos a la ONAT. También existe un sindicato que viene aquí a cobrarnos dinero todos los meses. Pero no hacen nada por nosotros."

Solo los sueños resisten. La prueba de ello es Conde Black, que mostrando las multas pagadas y por pagar, con las manos hechas un solo callo de tanto sujetar un timón construido con un trozo de tubería de agua, dice: "Yo soy un artista con talento, que no puede ser artista en Cuba. No voy a ser eterno en el bicitaxi, pero quisiera que al menos nos dejaran trabajar tranquilos". Y se va, dando pedales y entonando una canción.

También te puede interesar

Lo último

stats