Esperando a la embajada

Exterior de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana. (14ymedio)
Exterior de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana. (14ymedio)
Luz Escobar y Víctor Ariel González

18 de marzo 2015 - 05:45

La Habana/Solo hay un lugar en La Habana tan custodiado como Punto Cero donde reside Fidel Castro. Se trata de un edificio cercano al Malecón, de cristales verdes y fuerte operativo policial, bajo custodia diplomática de Suiza, en el que radica la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA). Por estos días se discute su transformación en embajada, aunque el cambio será más formal que funcional.

Para la mayoría de los miles de cubanos que cada semana pasan por la SINA, ya sea a solicitar una visa, conectarse a Internet o recibir un curso, muy poco cambiará cuando ésta adquiera la condición de embajada estadounidense. La más importante diferencia la experimentarán los diplomáticos que laboran en ella, quienes gozarán de mayor movilidad por la isla, reconocimiento oficial y quedarán acogidos a lo establecido en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, aprobada en abril de 1961.

Aún no hay fecha para que quede abierta la sede diplomática de Estados Unidos en Cuba y la bandera de franjas y estrellas pueda izarse en su puerta, pero muchos especulan sobre cuán diferente será. "Ya esto funciona como una embajada, no me imagino cuando deje de ser oficina de intereses qué pueda cambiar", se pregunta Omar, el padre de un niño de ocho años a quien acaban de negarle el visado estadounidense para visitar la Florida. El hombre dice sentirse escéptico ante la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE UU, anunciada el 17 de diciembre pasado.

Heidi, una muchacha de 26 años que hace la cola para actualizar su pasaporte en la oficina de carné de identidad de Centro Habana, tampoco cree que la apertura de una embajada norteamericana cambie mucho las condiciones actuales. "Los cubanos seguiremos siendo posibles emigrantes y casi ningún país nos da visas o nos permite entrar libremente", se queja. "Yo no viajo a EE UU, ojalá pudiera, no te voy a mentir; pero quizás los que sí van o están en el proceso vean alguna mejoría".

Mónica, en cambio, se muestra más positiva. Tiene una pequeña tienda de regalos en la céntrica calle L, en el Vedado. El negocio ha ido mejorando y espera que con la apertura de la embajada vengan más turistas a comprar. "Aunque la mayoría de mis clientes son cubanos, pero ¿quién sabe?, siempre hay que tener esperanza en que todo va a mejorar, ¿no?"

“Se supone que eso implica el fin de la demonización de la sociedad civil independiente que va a la Sección de Intereses", según la periodista independiente Miriam Celaya

Para la periodista independiente Miriam Celaya, la apertura de una embajada estadounidense debería permitir una mayor interacción entre las autoridades y el pueblo de EE UU con los cubanos. "Una mayor fluidez en los vínculos culturales, económicos y de otra índole", señala. Además, "se supone que eso implica el fin de la demonización de la sociedad civil independiente que va a la Sección de Intereses, porque dejaríamos de ser 'asalariados del imperio' para ser sencillamente cubanos que visitan esa embajada como cualquier otra".

Eyleen Sánchez, licenciada en lenguas extranjeras, asume que, con la normalización de las relaciones entre los dos países, podrían abrirse además consulados en varias provincias "para así agilizar los trámites migratorios de la gente que vive en el campo y tiene que darse tremendos viajes hasta La Habana".

Por su parte el ingeniero y líder de Somos +, Eliécer Ávila, opina que "la futura embajada debe convertirse en un referente de los valores y de la cultura de la sociedad americana en Cuba y propiciar los intercambios entre ambos pueblos, que tienen mucho más en común que lo que se ha querido reconocer".

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