Gana terreno el consumo audiovisual 'a la carta'

Los jóvenes de hoy prefieren asumir el control de lo que quieren ver y confeccionan su propia lista de programación

Los jóvenes cubanos consumen mucho contenido audiovisual que intercambian a través de las conexiones bluetooth de sus teléfonos móviles. (Juaretsi)
Los jóvenes consumen mucho contenido audiovisual que intercambian a través de las conexiones bluetooth de sus teléfonos móviles. (Juaretsi)
Zunilda Mata

24 de octubre 2017 - 18:55

La Habana/Entre las apretadas calles y cuarterías repletas de Centro Habana abundan las antenas parabólicas ilegales, los distribuidores del paquete semanal y las redes wifi. En ese "laboratorio" digital se está fraguando un cambio en el consumo de contenidos audiovisuales.

Después de más de dos décadas de reinado de las parabólicas clandestinas y de diez años con el paquete centralizando los contenidos, los jóvenes de hoy prefieren asumir el control de lo que quieren ver y confeccionan su propia lista de programación, que se nutre fundamentalmente de las descargas hechas por internautas con acceso privilegiado a la web: empleados de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) o trabajadores de instituciones con acceso a la red.

La relativa caída en desgracia del paquete ha contribuido a este cambio. Con casi 1 terabyte de memoria, este compendio audiovisual ha ido pasando de la ilegalidad a una existencia semi-permitida en la que hasta la prensa oficial hace menciones a su existencia.

Muchos de sus seguidores consideran que el paquete se está "descafeinado", es "light" o "se ha vuelto muy frívolo". Los concursos de belleza y los videos con consejos culinarios han ganado terreno, mientras los documentales históricos y las noticias van a la baja.

Muchos de sus seguidores consideran que el 'paquete' se está "descafeinado", es "light" o "se ha vuelto muy frívolo"

Kamilo, que trabaja en uno de los numerosos locales que se dedican a distribuirlo, afirma que, además, el paquete "no es la CNN". "El que quiera informarse que vaya a internet, porque ese tipo de noticias del día a día no la va a encontrar aquí", se defiende. Y añade que los creadores del compendio tampoco pueden incluir vídeos de protestas porque se arriesgan a ser bloqueados.

Estos factores han influido en los usuarios, que cada vez quieren tener más protagonismo en la elección de sus descargas.

La serie Juego de Tronos va a la cabeza de lo que más circula de esa manera, aunque abundan también las sagas de terror, los videoclips y los videos de youtubers que hablan de modas, música o tecnología. Algunos hits populares se han colado en esa lista, como las imágenes de las protestas ocurridas en La Habana tras el paso del huracán Irma.

El fenómeno no es ajeno a lo que ocurre a nivel mundial, pero las dificultades de acceso a internet obligan en Cuba a obtener los contenidos de forma ilegal.

Este nuevo escenario de consumo cultural está obligando también a quienes viven del negocio de la distribución audiovisual a rediseñar sus ofertas y mejorar la calidad de los servicios.

Este nuevo escenario de consumo cultural está obligando también a quienes viven del negocio de la distribución audiovisual a rediseñar sus ofertas y mejorar la calidad de los servicios

Pepín lleva dos décadas de su vida "persiguiendo señales", como le gusta decir a quienes contratan sus servicios. Fue pionero en la instalación de parabólicas y sistemas de DirectTV y ahora calcula que tienen medio millar de abonados.

En la Isla la empresa estatal Telecable, perteneciente a la Corporación CIMEX, ofrece un servicio de televisión de pago destinado a los locales turísticos, los diplomáticos y las empresas extranjeras. El resto de la población solo tiene acceso a la programación televisiva oficial.

Pepín tiene varias antenas con sus cajas decodificadoras colocadas en diferentes casas y un hermano le envía desde Miami las tarjetas de activación para el servicio de DirecTV. Con eso, y metros de cables, distribuye la señal a decenas de hogares y cobra 20 CUC mensuales por el servicio.

Al principio los usuarios no tenían la posibilidad de cambiar el canal y debían ver lo que el propietario principal del aparato decidía. "Los que querían ver noticias protestaban porque transmitíamos telenovelas y los que buscaban series entonces ponían el grito en el cielo cuando había juego de béisbol", recuerda.

Después, los avances tecnológicos permitieron que "cada cliente pudiera cambiar de canal sin que afecte a otros", asegura.

El contenido sacado de las parabólicas también nutre al paquete, que comenzó a ganar fuerza a partir de 2008. "Dejé de suministrar a clientes por cable, que era muy peligroso, y me he dedicado a grabar materiales", asegura Roger, residente en Cerro.

"Me paso el día copiando los seriales y las películas que me llegan por la parabólica que tengo en el patio y, después de hacer una mínima edición en la computadora para cortar los comerciales, se los paso a mi hijo, que vende el paquete".

La nueva ocupación de Roger es menos peligrosa y, aunque afirma no ganar tanto, tiene entradas estables y se ahorra el contacto con muchos clientes. "La gente ahora tiene otras opciones y este negocio ya no es lo mismo de antes", afirma.

Roger habla también de los contenidos que entran en el país gracias al turismo y la reforma migratoria de 2013. "Los cubanos viajan y en sus teléfonos móviles traen de todo: videos que se descargaron de YouTube, entrevistas que copiaron de algún canal de Miami y hasta películas completas", cuenta.

La instalación en plazas y parques del país, a partir de 2015, de decenas de puntos wifi para navegar por internet también está cambiando el panorama del consumo audiovisual

La instalación en plazas y parques del país, a partir de 2015, de decenas de puntos wifi para navegar por internet también está cambiando el panorama del consumo audiovisual. Según datos oficiales, a inicios de este año funcionaban en toda la Isla 317 de estas zonas inalámbricas con un promedio diario de 410.000 usuarios.

"Aunque la conexión es lenta y los precios son muy caros para ver una película o una serie online, la gente siempre encuentra algún truco", dice Norge Luis González, graduado en informática y un asiduo a las zonas de conexión inalámbricas instaladas por Etecsa.

"Se han vuelto muy populares los sitios que permiten descargar programas, aplicaciones, películas y también herramientas para programadores", cuenta. "Quienes tienen amigos allá afuera le piden específicamente lo que necesitan" y "cada vez más cubanos se preparan su propia programación, al margen de la televisión nacional y del paquete".

Pese a todo, Kamilo -el distribuidor del paquete- justifica el buen funcionamiento del producto. "Tenemos unos 40 clientes y algunos vienen hasta el local para copiarlo pero otros pagan por el servicio a domicilio", explica.

"El 'paquete' está pensado para mirar en el televisor o en una computadora, pero la mayor parte de lo que veo lo hago en el móvil, por eso me mantengo con lo que me pasan por Zapya", comenta Kamilo, un distribuidor del 'paquete'

El joven asegura que con el paso de los años el paquete ha ganado en "seriedad" y ahora mantiene un flujo regular de materiales. "Puedes seguir una serie completa y sabes que no te vas a quedar colgado porque cada semana tenemos la actualización".

Sin embargo, Kamilo confiesa que consume "muy poco" del compendio que distribuye. "Me interesan a veces los mangas que trae y las aplicaciones para móvil pero prefiero ver lo que está sonando entre mis amigos y copiarlo directamente de ellos si me interesa", explica sobre los pequeños vídeos sacados de Facebook y las grabaciones de pocos minutos con chispeantes escenas de humor, concursos televisivos y videoclips.

A la necesidad de conformar su propia parrilla audiovisual se suma la manera de consumir contenido. "El 'paquete' está pensado para mirar en el televisor o en una computadora, pero la mayor parte de lo que veo lo hago en el móvil, por eso me mantengo con lo que me pasan por Zapya", comenta el joven sobre esta aplicación para compartir archivos.

La euforia por las parabólicas y por el paquete parecen estar pasando. "Veo lo que me interesa y no quiero pagar por una cantidad de contenido que no tengo tiempo de ver", argumenta Kamilo, que por supuesto nunca mira la programación de la televisión nacional.

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