Grandes pérdidas para los cuentapropistas por la alerta sanitaria

Mercado de La Candonga. (Fernando Donate Ochoa/14ymedio)
Mercado de La Candonga. (Fernando Donate Ochoa/14ymedio)
Fernando Donate Ochoa

18 de agosto 2015 - 18:08

Holguín/El brote de cólera que afecta a Holguín va camino de trascender el problema sanitario y convertirse en un lastre para la actividad económica.

Las autoridades sanitarias de la provincia han emitido un conjunto de disposiciones transitorias que restringen la elaboración y venta de bebidas y alimentos en unidades gastronómicas. Las medidas, destinadas a proteger la salud pública, afectan a entidades estatales y privadas por la ausencia de un plan que amortigüe los efectos sobre la economía.

La nueva regulación autoriza únicamente la venta de líquidos enlatados y envasados de forma industrial. La cerveza y el refresco a granel, por su parte, se ofertarán exclusivamente en las unidades gastronómicas específicamente autorizadas para ello y deberán dispensarse en vasos desechables de primer uso o recipientes de cristal.

Entre los productos alimentarios restringidos se encuentran las ensaladas frías, los bocaditos con mayonesa de producción artesanal y los alimentos a base de salsas o aderezos. Además, ha sido suspendida la venta de mariscos crudos y moluscos, como los ostiones.

Muchos cuentapropistas han solicitado la suspensión temporal de sus patentes para evitar el pago de impuestos durante el tiempo en que no puedan ejercer su actividad

"Cerraron todo, pero no recibimos una compensación económica por parte del Gobierno. Tampoco la Empresa del Seguro incluye una póliza para protegernos en estos casos", protesta Máximo Tejedor Ávila, un emprendedor de 65 años que tiene su puesto de venta en La Candonga, una zona en las proximidades del estadio Calixto García. El cuentapropista lamenta las grandes pérdidas que sufrirá este año su negocio con la suspensión de los carnavales y la regulación en la venta gastronómica.

La Candonga, con una treintena de puntos de venta, es un espacio para la gastronomía privada abierto hace más de dos décadas y el más frecuentado por los holguineros.

Ahora, la incertidumbre se ha adueñado del lugar. Romario Céspedes Ferrer, uno de los primeros cuentapropistas que inició sus ventas en esa área, explica que es la primera vez "que cierran por tiempo indefinido estos negocios gastronómicos".

Por el momento, el único instrumento con el que cuentan los cuentapropistas para paliar la situación, es la solicitud de una suspensión temporal de sus patentes, un mecanismo que les permitiría al menos evitar el pago de impuestos durante el tiempo en que no puedan ejercer su actividad. Muchos trabajadores de la gastronomía han iniciado la solicitud, que se encuentra en proceso, por lo que aún desconocen cuál será la resolución de las autoridades. Otros, por su parte, han seguido comercializando algunos productos a escondidas, con el ánimo de disminuir las pérdidas.

Una situación similar viven los cuentapropistas vinculados a la gastronomía y los servicios que trabajan en las afueras de la Terminal Intermunicipal de Ómnibus Dagoberto Sanfield de la ciudad de Holguín. Toda la ciudad está bajo estricta observación de un cuerpo de inspectores, trabajadores voluntarios que supervisan las casas y militares que se han sumado a la lucha contra el dengue y el cólera.

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