Irma reconfigura el mapa turístico de Cuba

Irma azotó Cuba a las puertas de la temporada alta y en un año en que las autoridades calculaban poder alcanzar la añorada cifra de cinco millones de turistas

Turistas rusos en el complejo turístico hotel Punta Arena y Playa Caleta en Varadero. (14ymedio)
Cuando el poderoso huracán Irma tocó tierra, en toda la Isla se encontraban unos 50.000 viajeros, según cálculos del Ministerio de Turismo. (14ymedio)
Luz Escobar y Zunilda Mata

21 de septiembre 2017 - 17:52

La Habana/Varadero/"Así quedaron los jardines del Laguna Azul", advierte un empleado mientras enseña en el móvil una foto de palmeras caídas y vegetación enmarañada. El ómnibus en el que viaja se ocupa de repartir el personal por los hoteles de Varadero, el principal balneario cubano, que intenta recobrar el pulso tras el huracán Irma.

La península de Hicacos, que alberga la famosa playa, está envuelta en una recuperación que marcha a diferentes velocidades. Tierra de contrastes, donde alternan lujosos resorts, mansiones y frágiles casas particulares con techo a dos aguas, el principal centro turístico de la Isla restaña sus heridas a las puertas de la temporada alta.

Este martes, las calles estaban limpias de los troncos y desechos que dejó el meteoro, pero en el interior de los hoteles los daños van desde ligeros hasta graves. No obstante, Varadero vuelve a tener ese aire de "nación turística" sin bandera ni sabor local que puede encontrarse en cualquier parte del planeta donde haya sol y arena.

"Esta playa le da de comer a mucha gente", explica a 14ymedio Rigoberto, artesano de profesión y con licencia para comerciar collares de semillas y nácar en la feria más importante de la localidad. "En los días que no pudimos vender, la gente estaba como loca porque perdió mucho dinero", asegura.

La península de Hicacos, que alberga la famosa playa, está envuelta en una recuperación que marcha a diferentes velocidades

Rigoberto organiza sobre una mesa pequeños ceniceros de cerámica, imágenes de sensuales mujeres talladas en madera y unas diminutas tortugas hechas de barro. "Aquí la peor parte la han vivido los propietarios de casas que han sufrido daños pero no tienen los recursos con los que cuentan los gerentes de hoteles y el Estado", considera.

Tras días de angustia, una ansiedad por cerrar las heridas se ha adueñado de residentes y empleados del balneario. "Todos nos fastidiamos si los turistas deciden irse a Cancún", advierte Rigoberto. La playa mexicana se erige como la principal rival de Cuba en un momento en que las Antillas Mayores y Menores han sido azotadas por varios huracanes.

Cerca de Rigoberto pasan tres jóvenes hablando ruso y con manillas de todo incluido. "Esos son los primeros que han regresado", apunta el comerciante. "No les importa tanto que los hoteles no están cien por ciento listos, porque lo que vienen buscando es el sol", opina.

Irma azotó Cuba a las puertas de la temporada alta y en un año en que las autoridades calculaban poder alcanzar la añorada cifra de cinco millones de turistas. Cuando el poderoso huracán tocó tierra, en toda la Isla se encontraban unos 50.000 viajeros según cálculos del Ministerio de Turismo.

Después del desastre climatológico las informaciones oficiales han hablado de devastación para calificar la situación de la zona de los cayos. Pero también de una recuperación en tiempo récord que parece destinada a apaciguar los temores de los viajeros.

Las quejas sobre los servicios deficientes se hacen sentir y llenan las recepciones de los alojamientos y los foros de viajeros en internet

En el noticiero estelar de este miércoles se advirtió de "una campaña internacional contra el turismo cubano" que "pretende magnificar los daños". El ministro del ramo, Manuel Marrero, aseguró que "no hay ningún hotel que haya sufrido problemas estructurales".

Sin embargo, las quejas sobre los servicios deficientes se hacen sentir y llenan las recepciones de los alojamientos y los foros de viajeros en internet. En el hotel Royalton Hicacos unos 40 huéspedes intentan que sus vacaciones de sueño no terminen en pesadilla, pero las condiciones no son las mejores.

Joseph y su esposa no quisieron cancelar la reserva que hicieron desde hace medio año para visitar Varadero y "descansar de tanto trabajo", cuentan a este diario. Provenientes de Alemania, siguieron en ascuas el curso del huracán temiendo que la agencia pospusiera el viaje o los enviara a otra parte de Cuba.

"Estuvimos con miedo al llegar pero fuera de alguna cristalería rota en el hotel no hemos encontrado mayores daños en la infraestructura", cuenta el alemán, aunque reconoce que la comida no es nada buena porque venía buscando sabores locales y hasta la mantequilla es importada.

"Los empleados están como muy nerviosos y todavía el servicio de agua caliente no funciona del todo bien". Entre los problemas que más lamenta el huésped es que "no hay ni hierbabuena para el mojito" y "hay pocas frutas en el desayuno a pesar de estar en el trópico".

Para Andrés, un colombiano que pasó su luna de miel en Cuba durante y después del paso de Irma, lo más difícil fue lidiar con lo que llama "la caída de la calidad"

Para Andrés, un colombiano que pasó su luna de miel en Cuba durante y después del paso de Irma, lo más difícil fue lidiar con lo que llama "la caída de la calidad". Alojado en el hotel Meliá Varadero lamentó que el menú fuera malo. "Aunque dicen que tienen dos restaurantes buffet, no era cierto", se queja, destacando que tampoco funcionan aún los servicios de deportes náuticos.

"Tuvimos que pagar las noches adicionales que nos quedamos en el hotel porque nuestro vuelo estaba cancelado y no nos hicieron ninguna rebaja aunque no funcionaban las piscinas y no cambiaron las sábanas por más de tres días", protesta. Ahora, espera hacer una reclamación para exigir la devolución de parte de lo gastado.

Por el momento, la gerencia del hotel le ha enviado un mensaje en el que manifiesta su "total disposición de favorecerles con las mejores condiciones si regresara al Meliá Varadero".

Algunos hoteles de la zona todavía están cerrados como el Paradisus Varadero, de la cadena Meliá, que sufrió severos daños. Una empleada de la agencia Cubatur explicó vía telefónica a este diario que el área conocida como Family Concierge "quedó devastada" y también hubo desperfectos en el edificio principal y en el restaurante que se construía cerca de la playa.

Un vocero de la cadena mallorquina, que posee un total de 27 hoteles en la Isla, 11 de ellos en los cayos, afirmó a la prensa española que sus alojamientos en el famoso balneario han tenido daños menores y están restableciendo sus servicios. Además, especificó que el cierre del Paradisus Varadero se debe a la acometida de reformas antes de que llegue la temporada alta.

La encargada del departamento de ventas del hotel Sol Palmeras aseguró orgullosa que este miércoles unos 200 turistas estaban hospedados en su instalación. "Para como ha quedado la zona, nosotros nos hemos recuperado rápido", enfatizó.

Dana, una empleada del exclusivo Royalton Hicacos, reconoce que las condiciones todavía no son óptimas

Dana, una empleada del exclusivo Royalton Hicacos, reconoce que las condiciones todavía no son óptimas. Los principales daños están en "el restaurante que ofrece el servicio buffet y en el ranchón de la playa, que está cerrado todavía" tras el paso de Irma.

A pesar de esto, las autoridades hoteleras privadas y las controladas por el Gobierno no han decretado ninguna rebaja especial en los costos por habitación, según una especialista de la agencia de viajes Cubanacán.

Durante el huracán solo "los turistas que llegaron hasta aquí y reservaron directamente en la recepción del hotel recibieron un descuento del 40%", apunta Dana. Esta rebaja se ofreció solo a los clientes que llegaron al alojamiento reubicados desde los cayos del norte de la Isla, y que al constatar que no había electricidad en su nuevo alojamiento fueron compensados de esa manera.

Para evitar angustias, no son pocos los que eligen otro destino dentro de la Isla donde el huracán dejó menos daños. Los mayores beneficiados están siendo el poblado de Viñales, la playa de María la Gorda también en occidente y la ciudad de Trinidad en la parte sur.

"Hay mucha demanda en los hoteles del casco histórico habanero también", asegura una empleada que oferta paquetes turísticos en la oficina de Cubatur en los bajos del hotel Habana Libre. "Lo que sí está cerrado totalmente son las ofertas en los cayos del norte", le explica a una cliente cubana.

El turismo nacional ha ido en aumento desde que en 2008 el Gobierno de Raúl Castro autorizara la entrada a los hoteles de los cubanos residentes en la Isla, una posibilidad que les estuvo vedada durante décadas

El turismo nacional ha ido en aumento desde que en 2008 el Gobierno de Raúl Castro autorizara la entrada a los hoteles de los cubanos residentes en la Isla, una posibilidad que les estuvo vedada durante décadas. En 2014 unos 1,2 millones de nacionales se hospedaron en esas instalaciones y gastaron 147,3 millones de pesos convertibles, según datos oficiales.

La tendencia ha seguido en aumento y "la mayoría de los paquetes que se venden aquí están destinados a cubanos", asegura la empleada de Cubatur. Apunta, sin embargo, que "en estos días se está priorizando al turismo internacional que ya tiene reservas hechas desde hace semanas".

Rebeca Monzó, residente en la barriada de Nuevo Vedado en La Habana y con una habitación en alquiler a través de la plataforma Airbnb, no ha sufrido graves perjuicios en su negocio. Hasta el momento no ha tenido cancelaciones de reservas y está a la espera de un nuevo un cliente que llega esta semana.

Durante el huracán albergó a dos españoles "que salieron huyendo de la provincia de Sancti Spíritus" cuando comenzaron a soplar los primeros vientos. Los huéspedes "vivieron la experiencia ciclónica desde otra perspectiva", cuenta Monzó.

"Nos ayudaron a cargar agua, hicieron la cola para comprar pan y vivieron sus días en La Habana como una gran aventura". La arrendataria reconoce que sobrevivieron "gracias a las pastas que tenía guardadas porque por esos días no había nada que comer". Su vivienda estuvo cinco días sin suministro de agua y electricidad.

El desabastecimiento es uno de los efectos colaterales más negativos que ha dejado el huracán.

En Varadero, la amplia red de mercado informal que nutre buena parte de los negocios privados de la zona también intenta recuperarse

En Varadero, la amplia red de mercado informal que nutre buena parte de los negocios privados de la zona también intenta recuperarse. "En esta zona se compraba el camarón y la langosta con mucha facilidad", cuenta Rigoberto, que saca de unas cajas unos lienzos pintados con motivos de cocoteros y rojizos atardeceres.

"El huracán ha sido un duro golpe para los vendedores de mariscos porque además de que cortó varios caminos de acceso y dejó sin refrigeración a un montón de gente, ahora hay más control policial en toda la zona", advierte.

La venta de estos productos crudos no está permitida en manos privadas y es estrictamente perseguida por las autoridades, al igual que el mercado negro del queso y la leche, con mucho protagonismo en la zona.

En las esquinas de la calle principal, paralela a la playa, se ven policías uniformados y algunas brigadas estatales que limpian la zona. "Hasta que no pase todo esto aquí hay que estarse quieto", recomienda el artesano. "Irma lo ha revuelto todo y va a pasar tiempo hasta que las aguas tomen su nivel", sentencia un español.

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