Jorge Cervantes cumple un mes en huelga de hambre y “está muy débil”

Cervantes fue detenido el pasado 23 de mayo, en lo que su mujer describe como "una represalia" por denunciar varios robos efectuados por las autoridades en su vivienda. (Unpacu)
Jorge Cervantes fue detenido el pasado 23 de mayo, en lo que su mujer describe como "una represalia" por denunciar varios robos efectuados por las autoridades en su vivienda. (Unpacu)
14ymedio

22 de junio 2017 - 23:21

La Habana/El activista de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) Jorge Cervantes, que este jueves cumple 30 días en huelga de hambre, "está muy débil" según informó a 14ymedio su esposa, Grechent Alfonso Torres, tras poder visitarle unos minutos en el hospital Ernesto Guevara de la Tunas, al que fue traslado desde la prisión de Potosí este lunes.

Cervantes fue detenido el pasado 23 de mayo, un día después que el matrimonio acusara al Teniente Coronel Reinaldo Jiménez por lo que Alfonso describió como "varios robos" efectuados por las autoridades de la provincia en su vivienda.

Torres afirma que en ningún momento fue informada del traslado, del que solo tuvo conocimiento cuando fue a la prisión. "Yo fui por la mañana a verlo y me dijeron que desde el lunes lo habían trasladado para el hospital".

En la prisión le explicaron que habían llevado a su marido –padre de un bebé– al hospital para hacerse unos análisis, pero que finalmente decidieron dejarlo allí.

El opositor está solo en un cuarto donde no se acerca ningún guardia, quienes además tienen prohibido hablar con él, una situación que preocupa a su mujer

La esposa de Cervantes cuenta que finalmente pasadas las cinco de la tarde del miércoles pudo ver a su esposo en el hospital "apenas unos 20 minutos". Detalla que Cervantes está "en la sala de penados" y que lo vio "en pésimas condiciones".

Alfonso denuncia que el personal del hospital no le permitió quedarse y afirma que tiene la intención de ir todos los días para recibir el reporte del médico.

"Cervantes me dijo que no va a dejar la huelga hasta que no lo liberen o muera", explica.

El opositor está solo en un cuarto donde no se acerca ningún guardia, quienes además tienen prohibido hablar con él, una situación que preocupa a su mujer.

Narra también que se trata de una habitación aislada, que para llegar a ella "hay que abrir dos puertas de hierro cerradas con candado" y que a él lo tienen en el último cuarto. Además, dice que su marido es observado por dos cámaras de videovigilancia.

"Allí no hay enfermera ni nada, está solo. Van cuando tienen que ir por la rutina del hospital pero él está todo el tiempo solo", denuncia la esposa, quien además señala que el médico que visitó a su marido le informó de que sus riñones ya no funcionan correctamente.

Cervantes recibió tratamiento para ser hidratado a su llegada al hospital, pero desde entonces se ha negado a recibir más cuidados similares y le ha pedido a su esposa que no le de consentimiento a los médicos para que lo intenten.

Tanto José Daniel Ferrer, coordinador nacional de la Unpacu, como Carlos Amel, líder juvenil de la organización, insisten que ellos no promueven "este tipo de estrategia", pero las entienden

Tanto José Daniel Ferrer, coordinador nacional de la Unpacu, como Carlos Amel, líder juvenil de la organización, insisten que ellos no promueven "este tipo de estrategia" pero que "si un activista decide hacerlo" siempre lo apoyan "para evitar un desenlace indeseado", ya que entienden los motivos de esa decisión.

El exprisionero de la Primavera Negra avisa que al cumplirse un mes de huelga, desde la organización "responsabilizan al régimen castrista por lo que pueda pasar con la vida de Cervantes".

Finalmente recuerda que ya han perdido a "dos prisioneros políticos, Zapata Tamayo y Wilmar Villar" y señala que siempre tienen presente el caso de Hamell Santiago, "que falleció en circunstancia extrañas", razón por la que temen que Cervantes pueda perder la vida.

Otros activistas como Taimí García Meriño, Graciela Mena y Holmys Rivas, que intentaron tener noticias de Cervantes en el hospital, fueron expulsados a la calle.

Según explicó García Meriño a 14ymedio, los empleados que cuidan la entrada de la sala donde se encuentra Cervantes le dijeron que ellos no tenían nada que buscar ahí.

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