Kebab a la cubana

Restaurante El Levant (14ymedio)
Restaurante El Levant. (14ymedio)
Lilianne Ruiz

12 de febrero 2015 - 08:32

La Habana/En medio del bullicio de la calle Águila entre Dragones y Reina, los pequeños negocios venden dulces, pan con tortilla, algo de comida china y batidos de fruta. Entre ellos, uno sobresale por su singular oferta. El Levant, propone desde hace dos años una versión cubana del kebab, en un Centro Habana donde la gastronomía tiene como protagonistas al pan con lechón y la pizza de queso.

El propietario del lugar es Alian Reyes, un joven que en el año 2008 visitó Europa y se comió allá su primer kebab. En cuanto lo probó se dijo a sí mismo “esto lo tengo que llevar para Cuba”. De manera que este emprendedor decidió abrir las puertas de El Levant en el que ofrece una versión del gyros kebab, inspirado en la receta griega y que puede llevar incluso carne de cerdo. La competencia es fuerte, pues el local se ubica en una zona con muchas cafeterías de comida rápida.

En los bajos de un edificio semiderruido, a pocos metros de la sede principal de la compañía telefónica, resaltan los colores llamativos de la fachada del negocio de Reyes. Para llegar hasta el lugar hay que pasar frente a talleres de reparación de teléfonos celulares, un portal dedicado a la venta de peces tropicales y un hospedero que ofrece habitaciones a turistas. En ese entramado de timbiriches y servicios, El Levant se destaca por tener una personalidad propia y una oferta única.

El plato que marca el carácter del sitio se hace a partir de una base con pan pita confeccionado en el propio lugar y rellenado con pechuga de pollo cortada en tiras, col y tomates. Todo eso rociado con una salsa blanca a partir de yogurt y mayonesa. A falta de papas fritas, los cocineros le agregan mariquitas de plátano bien crujientes y lo sirven cubierto con papel aluminio para que conserve el calor. Un detalle que reciben con curiosidad los comensales cubanos, poco acostumbrados a ese tipo de envoltorios.

El secreto del sabor está en las especias árabes importadas desde el extranjero, asegura Reyes. A mediodía el local está repleto de gente que atiborran las siete mesas y una pequeña barra. Se ven muchas familias y grupos de amigos atraídos por la comodidad del salón y las singularidades del menú. Sin embargo, la gran mayoría no pide el kebab, sino que se aferra a las ofertas gastronómicas de la cocina tradicional cubana o italiana, también presentes en la carta.

El Levant quizás tendría mejor suerte en otras zonas de la ciudad donde confluyen artistas, escritores, gente esnob o la recién estrenada elite cultural. Todos ellos deseosos de combinaciones de ingredientes y sabores más osados. Centro Habana no ayuda al despegue del kebab. En parte también porque sigue siendo caro, al costar 3,50 pesos convertibles, o su equivalente en moneda nacional. En medio de un barrio de bajos recursos y mucha movilidad, los transeúntes optan por merendar algo más económico y conocido. Una pizza llevada en la mano o el extendido pan con perro caliente le hacen una dura competencia al exotismo culinario.

Pero como todo emprendedor, Alian Reyes no se amilana y sueña con expandir su negocio e inaugurar varios sitios similares por toda la ciudad. Por el momento se abre paso en un barrio que antaño compartieron chinos y árabes.

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