Lavar, planchar, teñir

Tintorerías. Lavandería Autoservicio Ayestarán. (14ymedio)
La lavandería autoservicio Ayestarán. (14ymedio)
Regina Coyula

16 de julio 2015 - 09:42

La Habana/Negocio local por excelencia, la lavandería era la escala superior del tren de lavado de chinos. Las más prósperas, con servicio de urgencia y recogida y entrega a domicilio; las más especializadas: las tintorerías, para prendas especiales y delicadas y para teñir, lo cual es el origen de su nombre; y claro, las súper estrellas: lavanderías-tintorerías, todo en uno, no tan numerosas, pero siempre alguna cerca del trabajo o de la casa para tener lista la ropa de lana o la sobrecama de crochet de la abuelita.

Muy poco queda de esa época. Cuando en 1968 intervinieron los negocios particulares y desapareció la pequeña propiedad privada con toda su red, más de un centenar de estos establecimientos se mantuvo, ahora en manos del Estado. En 1975 se había reducido el número a 80, cuarenta años después quedan apenas 15 lavanderías de autoservicio, muchas de ellas restauradas en 2009 por el Ministerio de Comercio Interior; desde entonces no han parado de deteriorarse. Esto, en una ciudad que ha duplicado su población (somos más de dos millones de habitantes).

Algunas ya han entrado en la modalidad del cooperativismo, forma de organización que de acuerdo con las reformas económicas del "ahora sí", absorberá los servicios a la población. Como en todas las esferas, aquí también el proceso avanza sin prisa y con pausas. El autoservicio de 23 y Paseo ya completó las formalidades y es una "cooperativa no agropecuaria". Allí se observa mayor dinamismo, el personal es atento, con esa nueva forma de cortesía que mezcla la sonrisa con los "dime, mi vida". Además de lavar la ropa por uno mismo, puede dejarse por la mañana y recogerla limpia y planchada por la tarde; hasta hacen arreglos menores como dobladillos o pegar botones.

A El Orbe en Ayestarán y Pedro Pérez, de la que tengo noticias por los percheros de cedro que desafían los años, nadie la conoce por ese nombre, para los vecinos es El Lavatín o Autoservicio de Ayestarán. El amplio local original es compartido con un taller de reparación de electrodomésticos y en los modernos equipos instalados en la restauración de 2009 ya se observan bajas. Todo tarifado en moneda nacional en unos grandes murales, desde 0,50 por una camisa de niño hasta los 8 de un traje completo de etiqueta.

La mayoría de aquellos pequeños locales se convirtió en viviendas

La mayoría de aquellos pequeños locales se convirtió en viviendas. El caso de La Cubana, en 27 y 28 en El Vedado, es impactante. Probablemente la mayor lavandería-tintorería de la ciudad, estuvo abandonada durante años y fue víctima de la depredación de constructores urgidos. Allí funcionó también durante un tiempo, en una pequeña parte del inmueble un "restorán comunitario"; luego el local fue cedido a damnificados del municipio Plaza para construir viviendas con esfuerzo propio. Al pasar por la acera, cuesta reconocer a La Cubana en esta construcción crecida con más improvisación que recursos; con más de ciudadela que de edificio multifamiliar.

Chantres, otrora una tintorería famosa sita en Calzada y Paseo en el Vedado, ha perdido el letrero que la identificaba. Pero no solo el letrero ha perdido. Un local soñoliento con dos empleados también soñolientos que me recomiendan no usar la tintorería de allí pues puedo tener la sorpresa de que mis prendas cambien de talla. Me recomiendan Aster, según ellos, la única tintorería que trabaja bien.

Aster se encuentra en la calle 34, a unos metros de la 5ta Avenida en Miramar. No puedo precisar si es un local adaptado o construido para su función de lavandería y tintorería y los empleados no lo saben. La razón por la que en Chantres me dijeron que trabajaban bien debe ser que su servicio es en moneda convertible. Local climatizado, entregan la ropa protegida en forros de nailon. Aquella camisita de niño por 50 centavos en El Lavatín de Ayestarán, en Aster vale 1 CUC en el ciclo de 72 horas y 2,85 CUC en el ciclo de 8 horas, y un traje de hombre de tres piezas dependiendo del apuro puede ir de 5,50 a 9,90. Allí, también en divisas, funciona una lavandería de autoservicio. Nunca han ofrecido teñido de ropas.

Muchos podrían suponer que la disminución de lavanderías ha estado en proporción directa con el aumento de la venta de lavadoras domésticas, pero no ha sido así

Y como tintorería viene de tinte, indago por Ponds en la Calzada de Buenos Aires, la única con especialidad de tintes en toda la ciudad donde mi mamá mandó a teñir hace años unos sacos de yute para tapizar los muebles. Pero tampoco Ponds escapó del proceso de disolución de ese ramo.

Muchos podrían suponer que la disminución de lavanderías y tintorerías ha estado en proporción directa con el aumento de la venta de lavadoras y planchas domésticas, pero no ha sido así. Entre la desaparición de la "asamblea de méritos" para la entrega de electrodomésticos en los centros de trabajo, con las Aurika que rompían la ropa antes de romperse ellas, y las lavadoras en divisas, hay un largo paréntesis.

Solo los electrodomésticos considerados dentro de la llamada revolución energética obtienen crédito bancario y la lavadora no es el caso. Una semiautomática no baja de los 200 CUC y las automáticas causan escalofríos con el precio casi siempre por encima de 400. Como tarea tradicionalmente femenina, la mayoría de las mujeres cubanas ha visto su emancipación social desde un lavadero o desde la ancestral batea. A pesar del escenario actual, no tengo la menor duda de que las lavanderías, tintorerías y autoservicio de lavado, retomarán su lugar como negocio local por excelencia.

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