Manzanillo a golpe de remo

Unos balseros salen desde una zona cercana a Manzanillo. (Martí Noticias)
Unos balseros salen desde una zona cercana a Manzanillo. (Martí Noticias)
Rosa López

24 de septiembre 2014 - 09:30

La Habana/Manzanillo/En medio de la madrugada, sin hacer ruido y vigilando atentamente el horizonte, parten los balseros desde muchos puntos de las costa cubanas. Juan Eduardo Delgado sabe del sonido que hacen los remos en el agua y de los gritos cuando los guarda fronteras descubren a un grupo que escapa. Este manzanillero, con gran vocación por el periodismo y la investigación, recopila desde hace meses información sobre salidas ilegales.

Por estos días Manzanillo está "revuelto", asegura Delgado, quien vive a pocos metros del principal centro de guarda fronteras de la provincia de Granma. "Hay un entra y sale tremendo, porque todo el tiempo llegan militares y altos oficiales del DTI" (Departamento Técnico de Investigaciones). La tensión se debe a que el número de salidas ilegales ha aumentado en la zona, especialmente entre personas jóvenes.

Desde Manzanillo partió a principios de agosto un grupo con 32 balseros que quedó a la deriva por más de tres semanas. Según los desgarradores testimonios de los sobrevivientes, varios pasajeros murieron deshidratados durante la travesía y sus cadáveres fueron lanzados al mar. Con 17 personas a bordo, la embarcación fue rescatada por la Armada mexicana cerca de las costas de Yucatán. Los medios confirmaron que uno de los pasajeros ya había fallecido cuando ocurrió el salvamento y otro murió durante las maniobras de reanimación.

La trágica historia no ha desanimado, sin embargo, a quienes tienen sus sueños puestos en escapar del país. "Mejor ahogado en el mar que preso en Cuba" es la frase que más repiten en la zona de La Pesquera, uno de los puntos con mayor número de salidas ilegales y que se encuentra fuertemente vigilado en este momento. La noticia de que algún grupo se tiró al mar en medio de la madrugada se ha hecho tan común en la zona que la gente llama "la terminal" a un trozo de costa.

“Mejor ahogado en el mar que preso en Cuba” es la frase que más repiten en la zona de La Pesquera

La incidencia de la emigración ilegal resulta tan elevada en algunos poblados costeros de la región, que hay zonas donde "prácticamente sólo quedan mujeres porque los hombres se han ido", cuenta Migdalia, quien vive en Campechuela, uno de los poblados manzanilleros con mayor índice de salidas en balsas.

A pesar de estar en la costa sur, Manzanillo se ha convertido en un lugar con alta incidencia de salidas ilegales. El Golfo de Guacanayabo ofrece condiciones favorables para quienes quieren construir sus embarcaciones a escondidas de las patrullas de guarda fronteras y la policía. La desembocadura de varios ríos y los extensos manglares permiten que los balseros puedan preparar sus expediciones salvaguardados entre los troncos y las raíces que protegen parte del litoral.

Después de los "sucesos de Yucatán", se ha redoblado la vigilancia y se han recrudecido las penalizaciones contra los balseros que son interceptados en el mar. "Si antes los detenían por unas horas, para ficharlos y posteriormente liberarlos, ahora los están reteniendo más tiempo", asegura Juan Eduardo Delgado. Hace dos días fueron arrestadas 21 personas, entre las que se encontraba una mujer embarazada, cuando intentaban salir en una rústica embarcación. "Todo el grupo fue conducido hacia el Departamento de Instrucción e Investigación del Ministerio del Interior en Bayamo y aún no ha vuelto ninguno", asegura el periodista independiente.

La gravedad de la situación ha llevado a la destitución del oficial Abel Guevara, quien estaba al frente del combate a las salidas ilegales en Manzanillo. En su lugar ha sido designado el oficial Joaquín Marín, conocido por su severidad y por haber dirigido la Seguridad del Estado en el municipio de Media Luna. A pie de calle algunos especulan que la destitución pueda deberse también al destape de una trama de corrupción con sobornos a los guarda fronteras para que se hicieran de la vista gorda ante algunas embarcaciones.

Por el momento el patrullaje marítimo se ha recrudecido y se han instalado puestos de vigilancia también en los cayos y desembocaduras de los ríos. Sin embargo el estricto control no hace desistir a los más audaces. "Ya tengo todo listo, sólo me falta conseguir las sales de hidratación y cualquier madrugada de esta partimos", confirma un joven que no supera los veinte años y ya ha hecho tres intentos de salida ilegal.

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