El futuro se construye con cemento... pero no hay

El Gobierno ha volcado la venta de cemento hacia los rastros en moneda nacional, pero el desabastecimiento lastra a quienes reparan o edifican una vivienda. (14ymedio)
El Gobierno ha volcado la venta de cemento hacia los rastros en moneda nacional, pero el desabastecimiento lastra a quienes reparan o edifican una vivienda. (14ymedio)
Reinaldo Escobar

26 de mayo 2017 - 14:12

La Habana/Las grúas asoman su esbelta anatomía en algunas zonas de La Habana donde se edifican varios hoteles de lujo. Al margen de ese paisaje de progreso, las construcciones o reparaciones particulares se enfrentan a los problemas tecnológicos y al desabastecimiento. Esta semana le ha tocado al cemento gris.

"Es la tercera vez que vengo y me voy con la carretilla vacía", se quejaba este jueves un cliente del rastro de materiales de construcción en la barriada habanera de La Timba. La empleada, detrás del mostrador, confirmó que "están mandando menos cantidad que antes y cada día viene más gente a tratar de comprarlo".

Mandar, llegar y surtir son los verbos para referirse a la distribución estatal de cualquier producto, sean huevos, leche en polvo, o tejas para cubrir un techo. Una enorme estructura de suministro se encarga de repartir en los establecimientos los materiales de construcción en un país donde el 39% del fondo habitacional se encuentra en regulares o malas condiciones.

Desde que comenzó el año, el cemento gris se ha convertido en el mayor dolor de cabeza de quienes emprenden obras constructivas, una situación que se ha agravado en las últimas semanas.

Varios empleados de tiendas especializadas en materiales de construcción que ofertan sus mercancías en pesos convertibles aseguran que en 2017 no han recibido cemento

Varios empleados de tiendas especializadas en materiales de construcción que ofertan sus mercancías en pesos convertibles en la capital, aseguraron a 14ymedio que desde el inicio de 2017 no han recibido cemento.

El Gobierno ha optado por colocar el producto en los rastros que comercializan en moneda nacional, ante las críticas anteriores por los excesivos precios en la red en divisas. Sin embargo, un entramado de corrupción, desvío de recursos y reventa hace casi imposible atrapar uno de esos sacos con el preciado polvo gris.

La industria cementera nacional no acaba de reponerse del golpe que significó la caída del campo socialista y el recorte de los subsidios soviéticos. En la actualidad, en la Isla se mantienen funcionando seis fábricas que el pasado año lograron un poco más de 1,4 millones de toneladas de cemento gris, una cifra muy por debajo de las 5,2 millones que alcanzó en ese mismo período, según un informe de la asociación de productores, la vecina República Dominicana, con una población comparable (cerca de 11 millones de habitantes).

El Gobierno ha designado al Grupo Empresarial de Materiales de la Construcción (GEICON) para producir cemento en cada una de sus variantes, además de otros materiales de construcción como áridos, bloques, elementos de piso, tejas de asbesto, de fibroasfalto y viguetas.

El director de comercialización y ventas del grupo, Rubén Gómez Medina, explicó recientemente en la televisión nacional que a pesar de la recuperación que ha tenido el sector en el último lustro todavía no logra cubrir la demanda.

La situación se vuelve compleja para los albañiles que trabajan por cuenta propia, también para aquellos que forman parte de una cooperativa no agropecuaria

La situación se vuelve compleja para los albañiles que trabajan por cuenta propia, también para aquellos que forman parte de una cooperativa no agropecuaria. "Como no se ha habilitado un mercado mayorista, cuando contratamos una obra tenemos que depositar en el cliente la responsabilidad de conseguir los materiales", afirma Carlos Núñez, quien hace dos años obtuvo una licencia en esa ocupación.

El empresario recuerda que al principio calculaban un presupuesto donde se incluía todo, los planos, los materiales y la mano de obra. ""Desde que empezamos a vender los áridos, los precios cambian de un día para otro y eso no hay quien lo aguante".

Una bolsa de cemento gris costaba el año pasado un poco más de 6 CUC en una tienda oficial. En los rastros, la misma bolsa se vende en moneda nacional al equivalente de 7 CUC. El desabastecimiento ha hecho que en el mercado informal, donde también escasea, el precio se duplique y en algunas zonas alcance los 18 CUC.

El cemento es, junto a la carne de cerdo o el aceite para cocinar, una de esas mercancías que marca el ritmo de la economía cotidiana. Su desaparición o déficit es un golpe directo a la calidad de vida de la población.

De las más de 23.000 viviendas que se construyeron durante 2015, menos de la mitad fueron erigidas por el Estado. El resto corrió a cargo del sector privado.

Ahora, para muchos, la única opción es comprar el cemento gris en el mercado negro, o dormir a las afueras de un rastro toda la madrugada para ver si suministran temprano.

En la periferia del parque Fe del Valle, confundidos con las decenas de personas que se conectan a Internet en esa popular zona wifi, abundan los revendedores. El sitio tiene reputación de que se puede encontrar de todo "hasta cables eléctricos calibre 12 para instalaciones eléctricas", proclama sin recato un joven al que apodan El Chino.

Para no ser confundido con un informante de la policía o un inspector, el comprador debe pronunciar la pregunta de la peor manera posible. "¿A como tá el cemento, socio?" El Chino arquea las cejas y con aire profesional precisa "el P350, que es para fundir placas, sale entre 10 y 12 CUC la bolsa y el P250 para repellar, se consigue a 9".

Hace una pausa, como si le diera pena lo que va a confesar y agrega: "pero ahora no hay".

Varios cooperativistas aseguran que parte de la producción de la zona occidental se ha enviado hacia la provincia de Guantánamo para la reparación de las casas dañadas por el huracán Matthew

En el Ministerio de la Construcción (Micons) los funcionarios interpelados no aclaran las razones para el desabastecimiento, aunque varios cooperativistas vinculados a la construcción aseguran que parte de la producción de la zona occidental se ha enviado hacia la provincia de Guantánamo para la reparación de las casas dañadas por el huracán Matthew.

Un empleado del Micons, que prefirió el anonimato, no coincide con esa explicación y asegura que "desde que se implementaron un grupo de medidas para favorecer las construcciones por esfuerzo propio, se ha producido una explosión constructiva que no estaba prevista en los planes de producción de materiales". "Se están construyendo importantes hoteles y el suministro a esos lugares no puede fallar, así que se ha priorizado", agrega.

La más reciente versión de la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera describe el objetivo de las autoridades de "promover la construcción de obras de infraestructura y mantenimiento industrial, fundamentalmente para las industrias de níquel, petróleo y cemento". Pero hasta el momento los posibles inversionistas se muestran cautos para poner su dinero en la Isla.

"Lo que ha pasado es que la industria cementera está tocando fondo y no aguanta la tensión de la alta demanda", cuenta a este diario un ingeniero con 30 años de experiencia en el sector y que prefiere ser llamado Osvaldo para evitar represalias por sus declaraciones.

En 2016 las fábricas del país han tenido serios problemas por la falta de mantenimiento pero también la transportación ha lastrado los resultados

En 2016 las fábricas del país han tenido serios problemas por la falta de mantenimiento pero también la transportación ha lastrado los resultados. "Dependemos de los Ferrocarriles de Cuba para trasladar parte del material que se usa en la confección del cemento", detalla Osvaldo. "Es una cadena de ineficiencias que termina partiéndose por el eslabón más débil: el cliente".

"No entran al país nuevos equipamientos ni piezas. En muchas fábricas el sistema motriz de los hornos, los acoplamientos mecánicos y los molinos están muy dañados", agrega.

"Esta industria es el motor de la prosperidad, porque es la que permite que se construyan casas, la gente tenga más comodidades y haya progreso", asegura con orgullo Osvaldo. "Pero si no se invierte una buena cantidad de dinero seguiremos como estamos, entre improvisaciones e incumplimientos".

Para ilustrar su comentario, el ingeniero enseña la pared lateral de una casa recién construida que está todavía a la espera de ser repellada. "Es que no he encontrado el cemento en ningún lado", se justifica la propietaria.

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