El keroseno se convierte en el salvavidas de los transportistas

Con el alza de los precios, los conductores recurren a la remotorización y adulteraciones del combustible

Transportistas privados en Artemisa. (14ymedio)
Con el keroseno, dicen los transportistas, a la larga lo que se ahorra en combustible se gasta en chapistería. (14ymedio)
Bertha K. Guillén

11 de julio 2017 - 15:58

Candelaria/El camión avanza dejando tras de sí una humareda oscura y maloliente. El conductor de un vehículo cercano sortea los vapores y se queja de que muchos transportistas privados "mezclan la gasolina o el diésel con keroseno" para abaratar los costos, una práctica muy extendida entre los choferes de la provincia de Artemisa.

Los viejos vehículos dedicados a la transportación de pasajeros se mantienen activos gracias a soluciones como la remotorización. El reemplazo del motor original de combustión interna de gasolina por otro de petróleo es una de las variaciones más comunes encaminadas a economizar gastos de combustible, dado el precio más bajo del diésel. Para realizar este cambio se ha de gestionar una autorización, sin embargo la "gasificación" del motor [agregando aditamento que le permita trabajar con keroseno o gas licuado] está absolutamente prohibido.

La inestabilidad en el suministro petrolero desde Venezuela ha supuesto significativos recortes en la distribución de hidrocarburos dentro del sector estatal. Esa disminución ha disparado el precio del petróleo en el mercado ilegal que se nutre especialmente del desvío de recursos desde empresas y entidades oficiales.

Los viejos vehículos dedicados a la transportación de pasajeros se mantienen activos gracias a soluciones como la 'remotorización'

De 8 CUP por litro, el diésel ascendió a casi el doble de precio en la llamada bolsa negra y en los servicentros estatales se comercializa a 24 CUP el litro.

La distribución del combustible se hace a través de dependencias del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), una entidad con serios problemas de descontrol. El pasado año las auditorías e inspecciones estatales detectaron 41 hechos de corrupción administrativa y 95 hechos delictivos en las dependencias de la entidad.

Los mayores problemas ocurrieron justamente en la entrega de productos normados, en particular los combustibles domésticos, como el keroseno y el alcohol. Las provincias más afectadas fueron Granma, Guantánamo, Pinar del Río y Matanzas.

En medio del alza de los costos, el keroseno se ha erigido como la alternativa más barata y gana terreno entre los transportistas particulares. Esa "luz brillante", como se le conoce popularmente, proviene mayoritariamente de la reventa que hacen aquellos que reciben una cuota subvencionada del producto.

Los principales suministradores de keroseno en Artemisa, cuyo precio en el mercado negro oscila entre los 5 y 8 CUP el litro, son los residentes en las zonas montañosas y los administradores de las bodegas destinadas a la distribución de la canasta básica.

A mediados de 2015 había en Cuba unos 2.600.000 clientes que utilizaban keroseno para cocinar, según datos aportados a la prensa oficial por Lucilo Sánchez Aquino, jefe de Combustibles Domésticos de la Empresa Cuba Petróleo (Cupet). Buena parte del carburante destinado a la cocción va a parar a las redes informales de comercio.

El keroseno que se entrega a través de la libreta va destinado no solo a la cocción de alimentos en las familias que carecen de servicios de gas licuado, sino también al alumbrado de zonas con deficiente electrificación

El keroseno que se entrega a través de la libreta de productos racionados va destinado no solo a la cocción de alimentos en las familias que carecen de servicios de gas licuado, sino también al alumbrado de zonas con deficiente electrificación y a la generación de energía para mantener refrigerados los alimentos.

El acto de transformar los viejos almendrones para que usen keroseno suele ser bastante fácil, según cuenta a este diario Rogelio, un mecánico artemiseño.

"Hay que usar un gasificador, que es una pieza que calienta el combustible hasta convertirlo en gas, así el esfuerzo del motor al trabajar es menor". No obstante, también existe una variante intermedia a la que muchos choferes apelan. "Mezclan la gasolina y el keroseno para no tener que hacer cambios internos y evitar los controles policiales", explica.

La humareda que dejan a su paso los delata, al igual que el olor que impregna el interior de los vehículos que funcionan con esa mezcla, una molestia que tienen que soportar los pasajeros.

Las sanciones para los conductores que circulan con keroseno o con gas licuado van desde abultadas multas, hasta la retirada del documento de circulación, la pérdida de la licencia de conducción o el decomiso del vehículo. Este último es un castigo que se aplica mayoritariamente si el auto está implicado en un accidente.

"La policía busca especialmente los carros que circulan con gas, pero los que usamos una mezcla de gasolina y keroseno tenemos menos presión y circulamos mejor, solo de vez en cuando hay una multa", asegura Miguel González, un botero que hace la ruta entre Artemisa y El Lido.

"Sé que contamina, pero con lo que hay que invertir en estos tarecos para que caminen, más los pagos de licencias, multas y regalitos a la policía, no da la cuenta"

"Para conseguir petróleo tienes que jugártela y la gasolina es un lujo que la mayoría de los choferes no podemos darnos", asegura González. El chofer ha optado por "santiguar" con keroseno al combustible, aunque reconoce que no es lo ideal y que causa problemas a los otros conductores.

"Cuando vas detrás de un carro que se mueve con luz brillante, tienes que adelantarlo o te ahoga el humo y la peste que sale del tubo de escape", comenta Alejandro, propietario de un almendrón que inicia su recorrido en la piquera en San Cristóbal.

"Sé que contamina, pero con lo que hay que invertir en estos tarecos para que caminen, más los pagos de licencias, multas y regalitos a la policía, no da la cuenta", agrega el conductor.

Sin embargo, no todos los números "son redondos" con el uso del keroseno. "Lo que se ahorra por un lado, se gasta por otro, la luz brillante desgasta los metales del carro porque reseca mucho y necesitan ser lubricados todo el tiempo, a la larga lo que se ahorra en combustible se gasta en chapistería", sentencia Alejandro.

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