"Ya pasó el tornado pero ahora cuánto va a demorar arreglar esto"

En el año en que se conmemoran los 500 años de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana los daños del tornado son considerables en Regla, Guanabacoa, Luyanó, Lawton y en otras zonas

El barrio de Luyanó, uno de los más afectados por el tornado. (14ymedio)
El barrio de Luyanó, uno de los más afectados por el tornado. (14ymedio)
14ymedio

28 de enero 2019 - 20:21

La Habana/Nada más salir los primeros rayos de sol, los habaneros comenzaron a comprender la envergadura del daño dejado por un tornado que recorrió varios zonas de la capital y ha dejado hasta el momento tres víctimas mortales y más de 170 heridos. La Habana está paralizada y sin electricidad. Barriadas completas se encuentran incomunicadas por el corte de calles.

En el año en que se conmemoran los 500 años de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana, las rachas de viento del tornado han provocado daños considerables en las viviendas de Regla, Guanabacoa, Luyanó, Lawton y en otras zonas del municipio 10 de Octubre. Todos estos barrios destacan por el deterioro de sus inmuebles, algunos del siglo XIX o principios del XX.

Evelio, vecino de la calle Maía Rodríguez, en La Víbora, se despertó en medio de la madrugada por el ruido que hacía el viento. "Cuando miré afuera todo era un caos y mi carro estaba muy deteriorado por una rama que le cayó encima y otros objetos que volaron y le rompieron el parabrisas y varios cristales laterales", comenta a este diario.

Teme que el seguro del vehículo no pueda cubrir el daño ocasionado. "Es un seguro que se paga en moneda nacional y todo el mundo aquí sabe que para reparar un carro hay que usar moneda convertible", apunta. El auto está valorado en el mercado informal en 25.000 CUC, pero Evelio teme que, si el seguro le da algo, "no alcanza ni para comprar una goma nueva".

En las redes sociales varios cubanos residentes en el extranjero han pedido a la Aduana General de la República que flexibilice las importaciones personales para poder hacer llegar la ayuda a familiares y amigos afectados en la Isla. Otros han exigido a la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) que baje el precio de las llamadas para que los habaneros puedan hablar con sus familiares en el extranjero.

Sin embargo, hasta el momento las autoridades no se han pronunciado sobre estas demandas y aún no se ha convocado, desde el Gobierno, a una recogida de ayuda para los damnificados.

Luyanó, en el municipio 10 de Octubre, se ha llevado una de las peores partes del destrozo que dejó el tornado. Un helicóptero sobrevolaba al mediodía de este lunes la barriada donde los vecinos intentaban recoger los escombros dentro de las casas, en las azoteas y las vías.

Numerosas fachadas de madera, típicas de la zona, habían quedado reducidas a pedazos y en las calles mucha gente aguarda por la llegada de ayuda, especialmente agua y alimentos. Según el Instituto de Meteorología, la baja extratropical que llegó esta domingo a la región occidental de la Isla tuvo rachas de vientos superiores a los 100 kilómetros por hora y también trajo granizo.

"Esto es lo más aterrador que he vivido en mis 82 años", cuenta a este diario Lidia, cuya vivienda fue dañada por la caída de una rama que rompió el tanque de agua sobre la azotea y desprendió una ventana. Ahora la preocupación principal de la jubilada es "tener agua y comida, porque todas las panaderías amanecieron cerradas y no he podido siquiera desayunar".

La capital cubana ha vivido en las últimas semanas un fuerte desabastecimiento de productos básicos como harina, aceite y huevos que ha complicado la economía doméstica. Ahora, con los destrozos dejados por la intensa tormenta, se extiende entre los habitantes de la capital el temor de que la situación pueda empeorar.

Leonor, otra vecina de Luyanó, recuerda la noche de este domingo como una de las peores de su vida. “Estábamos viendo el noticiero, justamente el parte meteorológico, cuando sentimos un ruido como de un avión y unas luces amarillas”, cuenta a este diario. La mujer intentó cerrar las puertas y las ventanas pero la fuerza del viento se lo impedía.

"Ya pasó el tornado pero ahora cuánto va a demorar arreglar esto", se pregunta, aliviada y preocupada a la vez.

Doris, residente en la calle San José, entre Remedios y Quiroga, describe el ruido que produjo el tornado “como un choque de tren”. En su casa “todo tembló y las puertas del escaparate se cerraron solas", recuerda ahora en uno de los puntos más castigados por las ráfagas.

En la cuadra de Doris varios vecinos rescataron a un hombre cuya casa se derrumbó. "Lo sacamos de abajo de los escombros con el respaldo de la silla en la cabeza" y, aunque está herido, sus lesiones no han sido de gravedad. La mujer explica que la tubería que suministra gas “se partió pero que no han quitado el servicio” y, a pesar de varias llamadas a la empresa estatal, nadie ha llegado para reparar el problema.

En Regla, al final de la bahía de La Habana, los vecinos se agolpaban esta mañana en el policlínico de la zona para aprovechar el suministro eléctrico del lugar, proveniente de un grupo electrógeno, para cargar sus móviles y poder comunicarse. Varios locales estatales despachaban sus últimas mercancías por temor a que la falta de refrigeración dañe los productos.

Los daños principales están en los barrios periféricos de Regla, con muchos árboles y postes eléctricos caídos. Todos los testimonios recogidos por este diario aseguran que el tornado duró menos de un minuto y que no dio tiempo para reaccionar.

A lo largo del día los vecinos han dado muestras de solidaridad con los damnificados, ayudando a reparar los daños sin que nadie los convoque o movilice.

Las colas para comprar alimentos se extienden frente a los pocos comercios que están abiertos en el poblado, especialmente para comprar pan, galletas y huevos. En las calles hay una gran presencia de policías, junto a un frenético movimiento de camiones y equipos motorizados para retirar los escombros.

Matilde, una vecina del barrio La Colonia, cuenta a 14ymedio que ya estaba acostada cuando escuchó un ruido "como el aullido de un monstruo". Salió a mirar y de inmediato oyó un estruendo a sus espaldas porque su casa se había venido abajo con el viento. Ahora está en la calle y algunos vecinos la han ayudado con un poco de café y palabras de ánimo.

Este es uno de los desastres naturales más agresivos que ha sufrido La Habana en los últimos años.

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