Elecciones como las anteriores ¿para qué?

La democratización de Cuba es una demanda nacional pendiente desde 1952

Pedro Campos

01 de abril 2015 - 14:54

La Habana/El próximo 19 de abril se celebrarán elecciones municipales del Poder Popular. Se trata, como todas las anteriores, de elegir a un delegado que "ni pinta, ni da color" y cuya única función será pretender otorgar legitimidad al resto del proceso con el argumento de que fueron elegidos directamente por el pueblo en cada circunscripción.

La comisión electoral designada en cada circunscripción garantizará que sea propuesto y electo "el más indicado" y estará muy al tanto de cualquier movida a favor de una propuesta que no responda "a los intereses de la revolución". Las biografías de los candidatos, demostrando su "lealtad a la revolución", será la única información que tendrán los ciudadanos para elegir a los delegados a las asambleas municipales.

A su vez, esas asambleas elegirán a sus respectivos presidentes a partir de las candidaturas propuestas por las comisiones municipales del Partido Comunista de Cuba (PCC) y sus organizaciones dependientes.

Después, tendremos las elecciones a delegados provinciales y diputados nacionales, con candidaturas preseleccionadas por comisiones dirigidas por el PCC y sus "correas de transmisión", como llama el marxismo-leninismo a las organizaciones de masas de la sociedad civil subordinada y financiada por el Partido-Gobierno-Estado.

Los delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional serán votados directamente por los ciudadanos, es verdad; pero la gente votara por candidaturas prefabricadas por el sistema del partido único a todos los niveles. No habrá espacios en blanco, habrá una sola boleta. Nadie sabrá, de nuevo, qué planes tiene el candidato para resolver los problemas de la provincia o la nación, solo estaremos seguros de que van a seguir las políticas de la dirección del partido.

Las Asambleas Provinciales elegirán a los gobernadores, jefes provinciales del Poder Popular, a propuesta de una comisión de candidatura controlada por el partido a ese nivel.

La Asamblea Nacional de diputados elegirá al presidente y vicepresidente de la República a propuesta del Buró Político del PCC.

Todos los que piensan en cambiar las cosas desisten de usar los mismos medios y métodos. Los que no quieren cambiar nada, aunque digan lo contrario, siguen haciendo lo mismo

Ni alcaldes, ni gobernadores, ni el presidente de la República serán electos para esos cargos por el voto directo y secreto de la población.

Ninguno de los elegidos a los distintos niveles defenderá ningún programa político económico y social, pues se supone que todos van a trabajar para aplicar los Lineamientos aprobados por el PCC, que es el que dirige la nación por encima de toda soberanía popular, según el articulo 5º de la Constitución vigente.

Cualquier cambio en la actual ley electoral que no implique la previa libertad de expresión, asociación y elección y que mantenga vigentes el unipartidismo, la elección indirecta, las comisiones de candidaturas y la ausencia de divulgación de los programas de los candidatos, no garantizará un proceso verdaderamente democrático e independiente.

Entonces, elecciones como las anteriores, ¿para qué? ¿Para seguir teniendo los mismos resultados?

Todos los que piensan en cambiar las cosas desisten de usar los mismos medios y métodos. Los que no quieren cambiar nada, aunque digan lo contrario, siguen haciendo lo mismo. No es que unos sean más sabios que otros, es que unos quieren cambiar y otros no. Porque, sin duda, también hay sabiduría en cómo hacer las cosas para que no cambie nada.

Raúl Castro ha pretendido que la austeridad caracterice su gobierno. Esta sería una buena oportunidad para ejercerla y, en vez de convocar a las mismas elecciones de siempre y si realmente hay voluntad de cambio en el Gobierno, ahorrar los gastos de ese proceso eleccionario al estilo soviético y dar un vuelco a la situación.

El camino podría ser la creación, primero, de un ambiente político de confianza nacional con libertad de expresión, asociación y elección, que permita un diálogo real inclusivo. Además, se debería convocar una nueva Constituyente hacia un Estado de derecho y aprobar una nueva ley electoral que garantice a las diferentes corrientes políticas la posibilidad de defender sus programas y presentar a sus candidatos a unas elecciones verdaderamente democráticas, pluripartidistas y libres de toda imposición. La Constitución y la ley electoral deberán ser debatidas en forma amplia, horizontal y libre y aprobadas en referendo nacional.

El Partido Comunista, convencido de contar con amplio respaldo popular, no tendría por qué temer a perder el apoyo mayoritario en unas elecciones democráticas y libres

Ese proceso, hasta las nuevas elecciones, podría llevar más o menos un año o el tiempo que le quede a Raúl Castro de presidente. Sería una salida democrática que gran parte del pueblo siempre agradecería, aunque la vieja mentalidad que el mismo General-presidente ha llamado a superar no parece capaz de generar iniciativas en esta dirección.

El Partido Comunista, convencido de haber hecho lo mejor por el pueblo cubano en medio siglo y de contar con amplio respaldo popular, no tendría por qué temer a perder el apoyo mayoritario en unas elecciones verdaderamente democráticas y libres.

De esta manera se estaría haciendo justicia a la demanda del pueblo cubano que se levantó en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista, que rompió la constitucionalidad con el golpe de Estado de marzo de 1952. El Gobierno que asumió el poder tras la Revolución de 1959 echó a un lado aquella demanda nacional de democratización porque sus dirigentes decidieron priorizar su programa social y el rumbo "socialista", que generaron "la contrarrevolución", las agresiones imperialistas y el bloqueo-embargo, justificantes para su postergación indefinida.

Ese proceso, unido a la liberación de todas las trabas, monopolios y regulaciones que frenan el despliegue de las fuerzas productivas, que impiden un Internet libre de amplio acceso popular, que no permiten a los médicos, dentistas, arquitectos, abogados y otros profesionales ejercer por cuenta propia, que obstaculizan el desarrollo del cooperativismo independiente y demás formas de producción libres-asociadas, que mantienen el estatalismo asalariado como eje de la economía y entorpecen el desarrollo de otras formas de producción e inversión necesarias, es el único camino expedito hacia la sociedad con todos y para el bien de todos.

Los partidarios de la democratización de la sociedad cubana de todas las tendencias, sin perder nuestra particular identidad ni renunciar a nuestros programas a mediano y largo plazos, podríamos ponernos de acuerdo en el programa mínimo siguiente: 1-Dialogo nacional con libertad de expresión, asociación y elección, 2-Nueva Constitución 3- Estado de derecho y 4-Nueva ley electoral.

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