Reparación de viales: otro desafío de la "continuidad"

La experiencia de los últimos 60 años demuestra que cumplir planes no constituye una prioridad: solo el plan es un fin en sí mismo

La red de carreteras cubanas abarca 71 138 kilómetros, de los que 10 997 son de “interés nacional” y 2 303 caminos provinciales. (CC)
La red de carreteras cubanas abarca 71 138 kilómetros, de los que 10 997 son de “interés nacional” y 2 303 caminos provinciales. (CC)
Miriam Celaya

07 de agosto 2019 - 15:45

West Palm Beach/El Ministerio de Transporte ha vuelto a anunciar un programa de viales para mantenimiento y supervisión de las vías. Lejos de ser novedad, éste sería el más reciente de los numerosos planes mejora de las carreteras que –al igual que los de construcción de viviendas- se han anunciado cíclicamente en diferentes períodos después de 1959 y que, por razones desconocidas, después de un aparatoso programa de inversiones cuyo costo real nunca se revela y un aluvión de reportajes de prensa cubriendo el desarrollo de las obras in situ, en la práctica no se han cumplido, han quedado truncos o sencillamente han desaparecido en el silencio, sin más explicaciones.

Años de desidia socialista han provocado el deterioro y hasta la destrucción de numerosos viales bajo los embates de los fenómenos naturales sumados a la ineficiencia propia del sistema sociopolítico del país. Las carreteras y caminos de la Isla están viviendo su peor crisis desde su construcción y el deterioro actual impone mayor urgencia y más recursos en medio de una nueva crisis económica.

Las carreteras y caminos de la Isla están viviendo su peor crisis desde su construcción y el deterioro actual impone mayor urgencia y más recursos en medio de una nueva crisis económica

Ahora toca el turno del presidente asignado cuya estrategia de "continuidad" no permite margen para el optimismo. Pero en Cuba de lo que se trata no es exactamente de impulsar el desarrollo en ninguna materia, sino de "tener un plan de desarrollo". La experiencia de los últimos 60 años demuestra que cumplir planes no constituye una prioridad: solo el plan es un fin en sí mismo.

Por eso, aunque no ha trascendido el mencionado Programa de Viales –que no aparece siquiera en la página oficial del Mitrans, entidad encargada de su ejecución- ni se conocen los plazos trazados para sus diferentes etapas de desarrollo hasta finalizar en 2030, al menos en la prensa gubernamental las obras marchan a todo tren.

Los datos aportados por fuentes del Ministerio de Transporte al periódico Granma refieren que la red vial en Cuba abarca un total de 71.138,5 km, de los cuales 17.167,9 km clasifican como vías urbanas y alrededor de 24.000 km corresponden a caminos, en su mayoría considerados "de interés específico" por ser propiedad del Ministerio de Agricultura y del grupo Azcuba. Añade la misma fuente que "de manera general" el 24% de esas vías se evalúa como "en buen estado", el 37 % "se encuentra en condiciones regulares" y el 39 % "en mal estado".

Las cifras citadas no reflejan claramente los rangos de importancia de los viales incluidos en este plan fantasma, no obstante, el director del Centro Nacional de Vialidad sí informó que para el período 2019-2030 "se mantienen como inversiones priorizadas las asociadas al desarrollo del cayerío norte del país y de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, así como obras de interés turístico y otras en el ámbito económico-social". Aseguró, además, que "se pone énfasis en el mejoramiento de la señalización en las vías y continúan las actividades relacionadas con el sellado de grietas, pavimentación, fresado y reparación de puentes y alcantarillas, fundamentalmente en la Autopista Nacional y la Carretera Central.

Vale aclarar en este punto que la llamada Autopista Nacional no lo es en realidad, puesto que no cumple siquiera requisitos básicos para ello

Vale aclarar en este punto que la llamada Autopista Nacional no lo es en realidad, puesto que no cumple siquiera requisitos tan básicos como la inexistencia de intersecciones o cruces a nivel, su trazado permite el acceso a inmuebles colindantes directamente desde la vía, no cumple la obligatoriedad de poseer carriles de desaceleración destinados a entradas y salidas, los arcenes laterales no existen o son difusos y extremadamente estrechos, la señalización es escasa y deficiente y no se corresponde con una vía de circulación a altas velocidades, la vía carece de cercas o vallados que garanticen la seguridad e impidan el acceso de peatones o reses (u otros animales), entre otras infinitas deficiencias relacionadas con la mala calidad de la construcción y no pocos errores ingenieros del proyecto original.

La flamante "autopista" ni siquiera clasifica como autovía ni podría compararse con la maravilla de ingeniería que fue en su momento la Carretera Central, construida entre 1927 y 1931 bajo el Gobierno de Gerardo Machado, y todavía considerada como la más importante vía de circulación, que se extiende a lo largo de 1.139 km a través de 14 de las actuales provincias de Cuba.

Tampoco la mal llamada autopista posee rango "nacional" ya que, si bien el proyecto –originalmente ideado por el ahora finado Fidel Castro en su inútil empeño de emular y superar todos los avances del período republicano- pretendía construir una moderna vía de alta velocidad que atravesara la Isla en toda su longitud, lo cierto es que ésta solo cubre un total de apenas 597 km: desde la capital hacia el oeste, hasta la ciudad de Pinar del Río, y hacia el este hasta la ciudad de Sancti Spíritus, en la región central de Cuba. La desaparición de la Unión Soviética y con ella de los subsidios que recibía el castrismo marcó el destino de una vía que hasta hoy permanece trunca.

Pero, volviendo al tema de las actuales obras de mantenimiento y reparación cuya ejecución dizque supervisa el mismo presidente no electo, Miguel Díaz-Canel, huelga decir que también esta vez brilla por su ausencia la información acerca del monto del presupuesto que se dedicará a tan encomiable propósito. Encomiable y urgente, si fuera cierto, especialmente teniendo en cuenta los elevados índices de siniestralidad que cada año se cobra la vida de decenas de personas y ocasiona lesiones temporales o permanentes en miles.

Por no mencionar la corruptela mediante sobornos a los funcionarios encargados de velar por la seguridad de todos, tanto en el proceso de obtención de licencias de conducción como en la evasión de controles técnicos

El pasado mes de junio la emisora oficial Radio Rebelde informó de que entre enero y mayo de 2019 se habían producido en Cuba 4.134 accidentes del tránsito, con un saldo de 269 fallecidos y 3.063 lesionados, "un discreto decrecimiento" en comparación con igual período del año anterior. Sin embargo, la versión oficial continúa considerando las violaciones del Código de Seguridad Vial por parte de los conductores de vehículos como las causas principales de la alta siniestralidad, lo cual es una verdad a medias porque enmascara la responsabilidad del Gobierno en el pésimo estado de las vías, la precaria y defectuosa señalización y el mal estado técnico (también) de los vehículos de propiedad estatal, incluido el que funciona para el transporte de pasajeros.

Todo esto por no mencionar la corruptela mediante sobornos a los funcionarios encargados de velar por la seguridad de todos, que se hace presente tanto en el proceso de obtención de licencias de conducción como en la evasión de controles técnicos –realizados por inspectores estatales- o de multas que deberían imponer los agentes de tránsito de la policía a los transgresores.

Por el momento, el escenario actual de la Isla ofrece más dudas que certezas y, pese a todo, la reparación de carreteras –aunque también necesaria- es quizás la menor de las prioridades de una población donde cuestiones tan esenciales como alimentarse y tener una vivienda siguen siendo asignaturas pendientes a contrapelo de planes inútiles y consignas vacías.

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