La filosofía del despojo del totalitarismo cubano

Cuba fue el único país de América Latina que votó en contra de la creación de un Estado judío, en 1947

Con Raúl Castro y su amague de una tímida e infructuosa apertura, parecía que se calmarían las aguas con Israel, pero el general solo buscaba la inversión isa
Con Raúl Castro y su amague de una tímida e infructuosa apertura, parecía que se calmarían las aguas, pero el general solo buscaba la inversión israelí. (Cubadebate)
Yunior García Aguilera

01 de noviembre 2023 - 18:17

Madrid/El impopular gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, ha hecho un llamado para una "acción global" que frene a Israel. Está claro que el conflicto en Medio Oriente es mucho más complejo de lo que puedan mostrar titulares sensacionalistas o sesgados, pero Cuba está lejos de ser un país neutral en esta historia.

Cuba fue el único país de América Latina que votó en contra de la creación de un Estado judío, en 1947. Gobernaba por entonces Ramón Grau San Martín y su decisión de oponerse a la Resolución 181 respondía a múltiples razones. El intelectual cubano Carlos Alberto Montaner conoció a Dominique Lapierre, uno de los autores del célebre libro ¡Oh, Jerusalén! Cuando hablaron de la decisión de Grau, se refirieron a tres motivos fundamentales: la necesidad de mostrarse soberanos ante los dictados de Washington; la convicción de que aquello traería inestabilidad permanente en la región; y la corrupción que sufría la Isla, donde muchos estaban dispuestos a aceptar coimas de países como Arabia Saudí.

Tanto los partidos políticos como las organizaciones de la sociedad civil abogaban por el reconocimiento de Israel

No obstante, la postura de Grau no gozaba de grandes apoyos internos. Tanto los partidos políticos como las organizaciones de la sociedad civil, incluidas la Federación Estudiantil Universitaria y la Central de Trabajadores de Cuba, abogaban por el reconocimiento de Israel. De modo que, en 1949, se reconoció finalmente al Estado judío y se votó a favor de su ingreso como miembro pleno de Naciones Unidas.

El ala izquierdista del sionismo simpatizó desde 1959 con Fidel Castro y sus barbudos. Estos, por su parte, decidieron tener una relación amistosa con Israel hasta mediados de los años sesenta. Los socialistas cubanos estaban fascinados con los kibutz, y los colectivistas hebreos ayudaron a la Isla en la producción de cítricos. Pero la sumisión de la joven revolución a los intereses de la URSS, así como las presiones árabes dentro del movimiento de países no alineados, llevaron a Castro a romper relaciones con Israel en 1973.

La decisión nada tenía que ver con el expansionismo sionista y sí con las alianzas de la Guerra Fría. Mientras más se acercaba Israel a Estados Unidos, más se involucraba el régimen cubano con los enemigos del Estado judío. Fidel Castro envió asesores militares e instructores a las bases palestinas en Jordania para entrenar a los fedayines. Cuba se convirtió en el país no árabe más beligerante contra Israel en la ONU, mientras que estos apoyaron firmemente a Estados Unidos en su política de sanciones contra la Isla. El castrismo le dio todo su apoyo político y diplomático a la Organización para la Liberación de Palestina y Yasir Arafat fue recibido con vítores en La Habana de 1974.

Con Raúl Castro y su amague de una tímida e infructuosa apertura, parecía que se calmarían las aguas. El general lució una kipá durante su visita a la sinagoga de Shalom en La Habana, en 2010. Fue invitado a encender la primera de las cinco velas de la quinta noche del hanuka, o Fiesta de las Luminarias. También habló de la "fabulosa historia" del pueblo hebreo y se llevó la torá a su casa. Pero a Raúl lo que de verdad le interesaba era la inversión israelí en la desastrosa agricultura cubana. Si aquella gente era capaz de sembrar en el desierto, ¿qué no podrían lograr en nuestras tierras tropicales?

Con Díaz-Canel se han dado diez pasos hacia atrás y ahora el innombrable juega a ser líder de los no alineados

Por gusto. Ni el hermanito de Fidel se leyó la torá ni nuestros suelos se llenaron de leche y miel. Con Díaz-Canel se han dado diez pasos hacia atrás y ahora el innombrable juega a ser líder de los no alineados, a asumir la más férrea retórica anti Israel y a justificar los ataques terroristas de Hamás, grupo con el que mantiene fecundas relaciones.

Con su dislexia habitual, Díaz-Canel ha leído frente a cámaras un comunicado oficial para una "acción global" contra Israel. Huérfano de ideas propias, ha acudido nuevamente a citar a Fidel Castro y su "filosofía del despojo" como causa fundamental de las guerras. ¡Y esto lo dice el mismo régimen que apoya incondicionalmente a la Rusia de Putin en su invasión a Ucrania!

La misma dictadura que despojó a los cubanos de sus propiedades, sus derechos y sus libertades, ahora habla de filosofía. El mismo régimen que nos ha arrancado nuestro suelo natal, empujándonos a un éxodo masivo, ahora habla de despojo. Hay que tener la cara muy dura para hablar de paz, cuando a los manifestantes más pacíficos nos amenazaron con sacar los tanques y nos aplastaron, con órdenes de combate, nuestras rosas blancas.

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