Un fin de año diferente

A pesar de todo lo que queda por cambiar, Pinar del Río ha recibido el año con algo nuevo: esperanza

La quema del muñeco que simboliza el año viejo se recuperó en Pinar del Río. (Juan Carlos Fernández)
La quema del muñeco que simboliza el año viejo se recuperó en Pinar del Río. (Juan Carlos Fernández)
Juan Carlos Fernández

02 de enero 2015 - 10:43

Pinar del Río/El nuevo año fue recibido en la ciudad de Pinar del Río de forma muy diferente al anterior. Durante mucho tiempo, parecía que vivíamos más de luto que de celebración. Los bolsillos estaban magros, los ánimos, caldeados; la violencia social era noticia casi diaria, el sentimiento de asfixia predominaba y el ansia de muchos pinareños era irse a cualquier país, con tal de salir de este atolladero llamado Cuba.

Sin embargo, algo cambió este año. No se ha notado una mejora sustancial en la canasta básica, ni disfrutamos de libertades fundamentales. La economía sigue tocando fondo, la situación habitacional es pésima y la corrupción lastra todos los niveles de la sociedad. Y, sin embargo, ¿qué motivó la alegría repentina y los signos de esperanza de este fin de año en un pueblo al que no le queda casi nada a lo que aferrarse?

Muchos, dentro de los que me cuento, apuntan al día 17 de diciembre como punto de inflexión para comenzar la cuenta regresiva que abrirá los espacios del progreso y el bienestar. No se trata de una varita mágica pero, sin dudas, la noticia le ha alegrado la vida y le ha insuflado nuevas esperanzas a una gran parte de los cubanos.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos ha puesto a sonar el claxon de los pocos vehículos que circulaban por nuestra ciudad durante los festejos del 31 de diciembre. La sirena del Cuerpo de Bomberos de Pinar del Río hacia muchos años que no se escuchaba con tanto énfasis como este primero de enero. Hasta la tradición popular de quemar muñecos –hechos con trapo y paja– que simbolizan el viejo año, se rescató de manera masiva. A los deseos de prosperidad, paz, tranquilidad y salud, se les sumaron los augurios de desenvolvimiento en los negocios e inversiones.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos ha puesto a sonar el claxon de los pocos vehículos que circulaban por nuestra ciudad

La despedida del viejo año y la bienvenida del nuevo han tenido una gran intensidad en la ciudad y alegra ver que su gente tiene ganas de que las cosas cambien para bien.

Aún queda un gran desafío por delante. No todo está en el lugar que debería. Continúan las detenciones injustificadas, el acoso, la falta de libertad de expresión y asociación. Urge la liberación inmediata y sin condiciones de todos los presos políticos, la ratificación de los Pactos de Derechos sociales, culturales, políticos y económicos, además de quedar muchas otras asignaturas pendientes en la nación. Tenemos que ser capaces de exigirlas hasta que sean cumplidas.

No sabemos si esto se hará realidad con mayor o menor celeridad pero, aunque no satisfechos, debemos estar contentos de que este fin de año haya sido en el que comenzó la cuenta regresiva.

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