¿Están listos los cubanos para romper las cadenas?

El 11 de julio, a pesar de haber sido frustrado por una represión brutal, despertó a mucha gente que hasta entonces pensaba que era imposible romper esas cadenas

Integrantes del Grupo de Resistencia Solidaridad durante un encuentro el 3 de diciembre de 2022 en Varsovia. (Gobierno de Polonia)
Integrantes del Grupo de Resistencia Solidaridad durante un encuentro el 3 de diciembre de 2022 en Varsovia. (Gobierno de Polonia)
Ariel Hidalgo

17 de septiembre 2023 - 16:05

Miami/Cuando en Polonia millones de trabajadores se lanzaron pacíficamente a las calles en 1981, el secretario general del Partido Comunista renunció, y su sucesor pactó con el movimiento Solidaridad en términos más bien propios de una rendición. El régimen comunista se había derrumbado.

Pero en ese momento a Solidaridad no le convenía tomar el poder porque las tropas rusas estaban en las fronteras dispuestas a repetir el escenario sangriento de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968. Por la misma razón, un general polaco dio el golpe de Estado y llevó a la cárcel a sus dirigentes, y tanto uno como los otros tuvieron que esperar unos años hasta que Gorbachov declaró el fin de la política intervencionista.

¿Por qué Solidaridad pudo movilizar a tanta gente?

Principalmente por dos factores:

  • La gran influencia del catolicismo en la población, unido al respaldo de un Papa polaco.
  • Y la influencia de las luchas de una disidencia que ya había preparado durante años las condiciones para un movimiento sindical de masas, en particular, la lucha del Comité de Defensa de los Trabajadores (COS-COR) fundado por un luchador conocido luego como "el padrino de la oposición polaca", Jacek Kurón.
Cuando en Polonia millones de trabajadores se lanzaron pacíficamente a las calles en 1981, el secretario general del Partido Comunista renunció, y su sucesor pactó con el movimiento Solidaridad en términos más bien propios de una rendición

(A veces la providencia urde sus hilos de forma extraña. Ese general, Wojciech Jaruzelski en su infancia había tenido que huir de los comunistas con toda su familia a Lituania, cuando la Unión Soviética se apoderó de parte de Polonia, por temor a ser deportado a Siberia donde su padre había muerto en un campo de trabajo forzado. Y ese líder disidente había sido un destacado militante de la juventud comunista polaca).

Las condiciones de Cuba, hoy, no son las mismas con que contaba Polonia en 1981.

Hace 132 años José Martí, con la clarividencia que lo caracterizaba, escribía estas palabras: "Cuando surge un problema en Cojímar, no se va a buscar la solución a Danzig". Danzig es la actual ciudad de Gdansk, donde casi cien años después surgió el sindicato Solidaridad, con lo cual daba a entender que nuestros problemas debían ser resueltos a partir de nuestras propias condiciones.

Los cubanos no tenemos esa fuerte influencia católica, ni un Papa que nos respalde, ni contamos con un amplio movimiento sindicalista. Sin embargo, Cuba cuenta hoy con otras ventajas:

  • Ningún país del campo socialista europeo llegó a tener una disidencia con tan larga experiencia de lucha como la de Cuba, a partir de un amplio movimiento, no sindicalista, pero sí de derechos humanos, que contribuyó a la formación de una conciencia cívica. Justamente el hecho de que, de todas las explosiones sociales que se registraron en Latinoamérica por esos años, la única realizada pacíficamente fuera la de Cuba tiene mucho que ver con un movimiento disidente que desde su inicio se declaró pacífico, el único movimiento de oposición que el régimen no ha podido exterminar.
  • El pueblo cubano cuenta hoy con un recurso que los polacos no pudieron utilizar porque para entonces no existía: los grandes avances de la tecnología de la telecomunicación, que permitieron la existencia de las redes sociales, los blogs, los teléfonos móviles y publicaciones periódicas digitales.
  • Y algo no menos importante: la ausencia de tropas rusas en las fronteras que evitaron o aplazaron la liberación de países como Hungría, Checoslovaquia y Polonia. La dirigencia cubana cuenta solo con tropas cubanas, cuyas familias son parte de ese pueblo sufriendo las mismas calamidades, por lo que la dirigencia no confía al cien por ciento de esos oficiales, sobre todo de los más jóvenes.
  • A todo lo anterior habría que añadir las condiciones objetivas, o sea la crisis económica estructural y permanente de un sistema económico fallido, disfuncional, que obliga a la dirigencia a buscar periódicamente, para sostenerse, de aliados poderosos externos que lo subvencionen. Los duros períodos calificados con nombres eufemísticos como "especial" o "coyuntural" ocurren cuando falta ese aliado poderoso. Polonia no llegó a los extremos calamitosos de la Cuba del presente porque contaba por entonces con los beneficios del Came y de la Unión Soviética.

¿Existían ya todas estas condiciones cuando se produjo, en 2021, el estallido del 11 de julio?

Justamente, gracias a que casi todas esas condiciones habían madurado fue que tuvo lugar ese estallido de miles de personas en las calles. ¿Por qué hemos agregado en la oración anterior la palabra "casi"? Porque no pueden compararse los miles del 11 de julio con los millones de Polonia en las calles. Eso nos dice que ese despertar de la conciencia de libertad, a pesar de que ya se había desarrollado en gran parte del pueblo, no se había generalizado suficientemente como para alcanzar la victoria final. Sin embargo, aquel hecho, por sí mismo, a pesar de haber sido frustrado por una represión brutal, despertó a mucha gente que hasta entonces pensaba que era imposible romper esas cadenas.

Los duros períodos calificados con nombres eufemísticos como "especial" o "coyuntural" ocurren cuando falta ese aliado poderoso. Polonia no llegó a los extremos calamitosos de la Cuba del presente porque contaba por entonces con los beneficios del Came y de la Unión Soviética

Eso mismo ocurrió en todas las grandes gestas de nuestra historia: la primera batalla de los gloriosos 30 años de contiendas independentistas de nuestro país había resultado un rotundo fracaso desde el punto de vista militar. En el intento de Carlos Manuel de Céspedes de tomar el fuerte de Yara habían sobrevivido solo doce hombres. Pero ese simple hecho, conocido en nuestra historia como Grito de Yara, impactó de tal manera en la población que mucha gente comenzó a unirse a aquel pequeño grupo y poco después lograban su primer gran triunfo, la toma de la ciudad de Bayamo.

Algo semejante ocurrió con el asalto al cuartel Moncada que diera inicio a la lucha contra la dictadura de Batista con gran número de muertos y casi todos los demás, encarcelados.

¿Debemos lamentar que aquel 11 de julio no se hubiese alcanzado esa liberación? Todo tiene una razón de ser. Era indispensable que esa toma de conciencia se generalizara, si no en toda la población, al menos en la inmensa mayoría de ella, si realmente queremos una victoria segura y definitiva para todos los tiempos.

¿Qué quiere decir esto último? Los cubanos venimos repitiendo desde la colonia el mismo ciclo como el mito de Sísifo: la dictadura nos lleva a la insurrección y la insurrección a otra dictadura, que nos lleva, a su vez, a otra insurrección, y esto nos ocurre, precisamente, por la falta de una verdadera conciencia cívica. Primero, no debemos darle a nadie todo el poder, debido al fanatismo y culto a la personalidad, y segundo, es necesario tener la conciencia de que nacemos con el derecho a la libertad y, por tanto, podemos practicar ese derecho independientemente de los obstáculos que encontremos a nuestro alrededor, aunque se trate de los muros y barrotes de una cárcel.

Esa gestación se ha ido desarrollando en Cuba por más de 40 años y está ya a punto de madurar. Cuando esto ocurra, nadie podrá detener a ese pueblo en el camino de su destino, porque cuando el faro de la libertad se enciende, no se apaga jamás

Tanto los activistas de derechos humanos como los presos políticos plantados practicábamos esa libertad sin temor a decir lo que pensábamos, por lo que éramos más libres que los carceleros que nos custodiaban. La verdadera libertad no necesita ser decretada por ningún gobierno, ni es una meta a alcanzar, sino un camino. Cuando la inmensa mayoría de la población se decida a actuar libremente, ni el ejército más poderoso del mundo podrá detenerla. Un gobierno solo gobierna cuando los gobernados obedecen. Si estos no obedecen, los que gobiernan dejan de gobernar.

Pero para esto se requiere la toma de conciencia de esa gran mayoría. A esto se refería Martí en su famosa crítica a Carlos Marx: "pero anduvo de prisa y un tanto en las sombras sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido una gestación natural y laboriosa".

Esa gestación se ha ido desarrollando en Cuba por más de 40 años y está ya a punto de madurar. Cuando esto ocurra, nadie podrá detener a ese pueblo en el camino de su destino, porque cuando el faro de la libertad se enciende, no se apaga jamás.

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