Los números de la derrota electoral en Cuba

Puesto que la Constitución impide un plebiscito que permita decir sí o no a un cambio de régimen, los electores podrían optar por abstenerse este marzo

En los más recientes ejercicios electorales la abstención ha crecido: de más de 8 millones de electores registrados, no asistió a las urnas el 25% en el referendo por el Código de las Familias y el 31% en las elecciones municipales. (EFE)
En los más recientes ejercicios electorales la abstención ha crecido: de más de 8 millones de electores registrados, no asistió a las urnas el 25% en el referendo por el Código de las Familias y el 31% en las elecciones municipales. (EFE)
Reinaldo Escobar

22 de febrero 2023 - 23:59

La Habana/El próximo 26 de marzo los cubanos que se preocupan por su país, con independencia de su posición política, estarán atentos a un número que puede ponerlo todo patas arriba.

Los números no mienten.

Ese domingo los más de 8 millones de cubanos residentes en la Isla mayores de 16 años van a otorgar un número decisivo que se reflejará en el porciento de electores que decidieron no asistir a la votación (que no elección) para aprobar la candidatura de diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), también llamada Parlamento.

Puesto que la Constitución impide cuestionar al "Estado socialista" y por tanto un plebiscito que permita decir sí o no a un cambio de régimen, los electores podrían optar por abstenerse este marzo. Eso no quiere decir que todos los que asistan prefieran continuar con el sistema.

Entonces, surge otra cuestión: ¿cuál es el número de abstencionistas que haría comprender a los que mandan en Cuba que la ciudadanía no los soporta? ¿Hasta dónde debe elevarse ese número de descontentos para que los que mandan en Cuba no puedan ni ocultarlo ni actuar como si contaran con el apoyo masivo de la población?

Si se supera o se aproxima al 50%, no solo sería un récord histórico, sino además un rotundo desmentido al supuesto apoyo del pueblo a sus gobernantes.

En el discurso de riposta a esta incontestable negación ellos podrán echarle la culpa a las campañas del enemigo y a las dificultades por las que atraviesa el pueblo "a causa del bloqueo"

Si en el municipio de Santa Clara, por ejemplo, donde aparece como candidato Miguel Díaz-Canel, se abstuvieran, digamos que 90.000 electores (un cálculo aproximado de lo que serían más de la mitad porque el dato exacto no se encuentra publicado al momento de escribir este artículo), ¿cómo podría luego el Parlamento justificar moralmente su reelección como presidente de la República? Digo "moralmente" porque la ley electoral tiene un fusible para esa eventualidad en su artículo 208, donde se establece que para ser elegido como diputado a un candidato le basta tener la aprobación de "más de la mitad del número de votos válidos" aunque hayan ido a votar solo el 10% del padrón electoral (esto último no aparece así en la ley, pero queda implícito).

En los más recientes ejercicios electorales la abstención ha crecido: de más de 8 millones de electores registrados, no asistió a las urnas el 25% en el referendo por el Código de las Familias y el 31% en las elecciones municipales. Esto ha servido de entrenamiento y aprendizaje: "No sufro represalias si me abstengo", y, lo más importante, ellos pueden "embarajar" las cifras, pero hasta un límite, y el resultado se sabe y se difunde.

En el discurso de riposta a esta incontestable negación ellos podrán echarle la culpa a las campañas del enemigo y a las dificultades por las que atraviesa el pueblo "a causa del bloqueo". En último caso, si el porciento de abstención rozara el 70 o el 80, podrían llegar a decir algo así como "si la revolución fuera apoyada por un solo ciudadano habrá que seguir adelante sin claudicar".

Pero ese solo ciudadano sería el que pronuncie el discurso, y ese sería el fin.

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