Una patria libre para vivir

Un documental repasa la rebelión popular de Nicaragua en 2018

El cineasta enfrentó mil peligros para dejar memoria de la rebelión popular que sacudió a ese país en 2018. (fotograma)
El cineasta enfrentó mil peligros para dejar memoria de la rebelión popular que sacudió a ese país en 2018. (fotograma)
Yunior García Aguilera

02 de febrero 2023 - 11:22

Madrid/Tres veces he visto el documental Nicaragua, patria libre para vivir, y las tres veces me ha estremecido hasta la médula. Su realizador, el poeta y filólogo andaluz Daniel Rodríguez Moya, afirma que se puede nacer en cualquier sitio del mundo y quererlo, pero también se puede escoger una tierra a la que amar, sin necesariamente haber nacido allí. Y él decidió, hace 20 años, enamorarse de Nicaragua.

Daniel vendió su editorial de poesía en Granada para financiar su película. Entró con su cámara a la tierra de los volcanes y enfrentó mil peligros para dejar memoria de la rebelión popular que sacudió a ese país en 2018. Más allá del premio en el Festival de Cine Invisible de Bilbao, lo que emociona al poeta es que los nicaragüenses hayan encontrado en sus imágenes un bastión contra el olvido.

Porque son tiempos convulsos. A veces el mundo prefiere apartar la vista e ignorar que hay dictaduras en nuestra América, iguales o peores que aquellas que mancharon de sangre el siglo XX. A veces las sanciones no bastan para detener a quienes violan impunemente los derechos humanos, pisoteando la democracia. A veces hay una "izquierda idiota", como la llama en el documental la socióloga Sofía Montenegro, que continúa apoyando a estos tiranos en nombre de un romanticismo enfermo.

Sobrecoge el testimonio de alguien como Sergio Ramírez, premio Cervantes y ex vicepresidente de Nicaragua. Sergio tuvo la altura moral de apartarse de una revolución que ya había perdido el rumbo

Sobrecoge el testimonio de alguien como Sergio Ramírez, premio Cervantes y ex vicepresidente de Nicaragua. Sergio tuvo la altura moral de apartarse de una revolución que ya había perdido el rumbo. Y tras las protestas de 2018, Ortega ordenó su captura. Ya el novelista había sufrido persecución bajo Somoza. Ahora le tocaría ser perseguido por sus propios compañeros de lucha. El fundador de Centroamérica cuenta, el festival literario más importante de la región, prefirió ser considerado un traidor para las bestias, antes que convertirse en una de ellas.

Estremece escuchar los versos de Gioconda Belli, multipremiada escritora que también ha tenido que exiliarse. La autora de La mujer habitada, jamás aceptaría ser cómplice de alguien que derrocó a Anastasio Somoza para acabar convertido en otro dictador. Los mejores hijos de Nicaragua han tenido que marcharse o están atrapados en sus mazmorras.

Le he dicho a Moya que me encantaría que los cubanos pudiesen ver su película. Es obvio que el régimen de la Isla nunca programaría un filme así en sus festivales, muchísimo menos se atreverían a pasarlo por televisión. Pero sería fabuloso que pudiera colarse en el paquete y que los cubanos nos mirásemos en ese espejo. Son demasiadas las similitudes con nuestra propia historia.

Cada vez que Rosario Murillo, actual vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, menciona la palabra "amor", uno siente nauseas. Pero en Cuba también se esconden tras palabras como "solidaridad" o "humanismo", mientras los esbirros golpean en las calles a nuestros jóvenes, vigilan a nuestros poetas y condenan a todo un país a la miseria más abyecta.

Pocas veces he visto llorar a todo un auditorio frente a un documental. Y con este me ha ocurrido tres veces. Cuando el padre de uno de los muchachos asesinados relata el último encuentro con su hijo, nadie puede evitar romperse. Hay demasiada verdad en sus palabras y demasiada impotencia en sus ojos, pero ni un solo rastro de odio. Y yo pienso en todas las madres de nuestros muchachos en Cuba. Pienso en todo lo que pasó por sus cabezas cuando vieron a las Madres de Plaza de Mayo reunirse en Argentina con el dictador cubano que dio la orden de combate contra nuestros hijos.

¿Cómo esas ilustres señoras pudieron olvidar el origen de sus causas? ¿Cómo pueden anteponer intereses ideológicos al más elemental sentido de justicia?

¿Cómo esas ilustres señoras pudieron olvidar el origen de sus causas? ¿Cómo pueden anteponer intereses ideológicos al más elemental sentido de justicia? Prefiero creer que están muy aturdidas con el lobby y la propaganda que despliega un régimen adicto a las mentiras. Prefiero decirles a nuestras madres: perdónenlas, porque no saben lo que hacen.

Incluso el título de este documental tiene una relación estrecha con nuestra realidad. La revolución sandinista ha usado como lema una frase que Augusto César Sandino usara como grito de guerra en 1927: "Patria libre o morir". Y en Cuba, desde 1960, Fidel Castro culminaría todos sus interminables discursos con la consigna: "Patria o Muerte". No es coincidencia que, tanto cubanos como nicaragüenses, hayamos desarrollado ese rechazo por la palabra "muerte".

Es tiempo de que, en Nicaragua, Venezuela, Cuba, y en todos los rincones donde quede alguna estúpida e hipócrita dictadura, cerremos filas. Es tiempo de sustituir la muerte por la vida, y no solo en canciones.

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